El propio Eben Upton, creador de las Raspberry Pi, lo comentaba hace unos días en el blog oficial del proyecto. Él pensaba que cuando lanzaron las RPi 5 hace un año la gente estaría especialmente emocionada por el aumento de potencia, pero no: tanto el botón de encendido como el puerto PCIe generaron muchas más expectativas.
En el segundo caso la explicación era especialmente sencilla: son muchos los usuarios que querían poder conectar una unidad SSD a estos pequeños miniPCs, y aunque hace tiempo que era posible hacerlo de forma indirecta, la Raspberry Pi Foundation acaba de ofrecer esa opción de forma mucho más cómoda y accesible.
Hac eunos meses la empresa lanzó una pequeña placa en formato HAT (se acopla y sitúa justo encima de la placa princial) con la ranura para la unidad SSD. Dicha placa, llamada M.2 HAT+, se podía utilizar con unidades M.2 «M» en formato 2230 o 2242. Con dicho accesorio era posible contar con transferencias de hasta 500 MB/s.
Ahora lo que han hecho los responsables del proyecto es ofrecer dos unidades SSD distintas para usar con ese «sombrero». Las variantes cuentan con capacidades de 256 GB y 512 GB, y ofrecen mucho mejores transferencias que las tradicionales tarjetas micro SD, incluidas las A2 oficiales que también ofrecen en la tienda de Raspberry Pi.
La unidad 256 GB cuesta 30 dólares o 40 dólares con el kit con el M.2 HAT+, mientras que la de 512 GB cuesta 45 dólares por sí sola o 55 dólares con el kit.
En ambos casos estamos ante una opción especialmente llamativa si queremos disfrutar de este tipo de almacenamiento, mucho más atractivo para todo tipo de aplicaciones que la tradicional dependencia de tarjetas microSD. Si necesitamos buenas velocidades de transferencia, este tipo de accesorio es ciertamente un sueño hecho realidad.