con bombas para remover el agua buscan más víctimas de la DANA en Valencia

Suena a lamento el ruido de las bombas que, desde temprano, chupan agua de los subsuelos. Este sábado, cuatro días después de que la cifra de vecinos muertos por el temporal en la provincia de Valencia -también de zonas de de Castilla La Mancha y de Andalucía- creciera hasta 214, sólo se escuchan los motores de agua que aspiran ese líquido verdoso amarronado que lo tiñó todo. Rugen, como si el grito les saliera de las entrañas. Son la banda de sonido de esta tragedia climática, la peor catástrofe natural que sufrió España.

El 112 -número de emergencias- relevó 1.900 denuncias de desaparecidos que ahora son la prioridad.

Por eso este sábado, tercer día de luto nacional, la búsqueda, tensa e intensa, se realizó, cuando se pudo ingresar, bajo tierra, allí donde el agua estancada en algunos sótanos persiste a más de dos metros y empieza a dar olor.

Los vecinos les apuntan a los estacionamientos subterráneos de los supermercados, que se convirtieron en trampas mortales. “Hay cuerpos”, confirma un bombero que acaba de volver a la superficie en la puerta de una sucursal de la cadena Hiperber de Paiporta. “Hay un olor específico. Hay cuerpos”.

En Aldaia, un municipio a diez kilómetros de la ciudad de Valencia de 31 mil vecinos, la gente mira con espanto al Bonaire, el centro comercial que era la joya de la zona y cuyo parking subterráneo, capaz de alojar a 1.800 vehículos, es probable que se haya convertido en una morgue monumental.

Hasta este sábado a las dos de la tarde, los bomberos no habían logrado entrar. Según el personal del shopping, unas 650 personas estaban allí cuando se desató el temporal.

Varios empleados que quedaron varados pasaron la noche en uno de los cines del Bonaire.

Uno de ellos fue Eduardo Martínez, empleado de Primark. Martínez contó que cuando el aluvión comenzó a crecer, el personal de seguridad del complejo le pidió a los clientes que no bajaran al estacionamiento a buscar a sus autos. “Pero muchos de ellos no le hicieron caso -contó el empleado-. No se sabe cuánta gente puede haber, está todo el parking anegado y aún no han ido a achicar agua.”

Cuatro días después, los empleados de la seguridad privada del shopping ni siquiera permiten el acceso a los dueños de los cientos de comercios que amenizaban el centro comercial.

Había de todo: 16 salas de cine, las marcas de moda, gastronomía étnica -una parrilla argentina, El Reino Asador-, hipermercado, negocios de telefonía y dos cadenas hoteleras, inclusive.

El fango tapó hasta a los cinco puntos Tesla que la marca había instalado en el estacionamiento al aire libre del Bonaire para cargar autos eléctricos.

Ahora sólo hay autobombas rojos con tentáculos amarillos a través de los cuales los bomberos dirigen el operativo para “chupar” agua del subsuelo. Una camioneta de la policía científica presagia el hallazgo de desaparecidos en el parking del shopping.

“Es la segunda inundación que más víctimas se ha cobrado en Europa en lo que va del siglo”, dijo el presidente Pedro Sánchez este sábado, en la declaración institucional durante la que anunció refuerzos de cinco mil efectivos más para duplicar así el personal militar y de emergencias que está participando en la recuperación de lo que se pueda.

“Es el mayor despliegue que se haya hecho jamás en nuestro país en tiempos de paz -dijo Sánchez-. Un despliegue que ha procedido a 4.800 rescates y que ha auxiliado a más de 30 mil personas.”

Sánchez habló de “recuperar e identificar los cuerpos de los fallecidos”. “Y tenemos que hacerlo con agilidad y también con las garantías que las víctimas y sus familias merecen”, agregó.

En Aldaia nadie escuchó el mensaje del presidente que emitió la televisión pública pasadas las once de la mañana.

Estaban todos en la calle, empujando a la fuerza y con secadores de goma toneladas de fango por las alcantarillas. O estupefectados contemplando las maniobras aparatosas de las palas mecánicas que levantaban del lecho del barranco de la Saletta una combi celeste primero, un Seat azul marino después.

La imagen, que desde hace dos días se vuelve recurrente, no deja de atraer a los celulares de los que están cerca: siguen, con sus cámaras, los movimientos de las grúas con la chatarra de los autos destrozados entre sus garras, como si se tratara de un alunizaje.

Con el correr de los días, el fango empieza a soltar un vaho agrio. Las autoridades recomiendan a los vecinos que vuelvan a los barbijos, como en los días de pandemia, otra calamidad tan inimaginable como la que están viviendo.

El rey Felipe VI y la reina Letizia prometieron que este fin de semana visitarán la zona afectada por lo que los meteorólogos llaman DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos). Aún no se sabe por qué pueblo pasarán pero es probable que lo hagan este domingo, acompañados por el jefe del gobierno Pedro Sánchez y por el presidente regional valenciano, Carlos Mazón.

Mazón convocó este sábado, a las siete de la mañana en la Ciudad de la Ciencia y de las Artes de la ciudad de Valencia, a los miles de voluntarios que en los días posteriores a la tragedia se ofrecieron a colaborar. El gobierno regional se propuso organizar la solidaridad ciudadana que hasta ahora fue espontánea y sin instrucciones.

Unos siete mil voluntarios recibieron este sábado pautas y equipamiento adecuado para ayudar en las tareas de limpieza de las calles y remoción de escombros. Los dividieron en grupos, guiados por un coordinador, y fueron trasladados en micros hasta las zonas más necesitadas.

El gobierno regional de Valencia, además, prohibió la movilidad entre los vecinos de los distintos pueblos afectados por las inundaciones. El objetivo es despejar los caminos de acceso para los camiones cisterna y de destapaciones que están colaborando en la tarea de “achicar agua” para poder ingresar a los subsuelos y recuperar desaparecidos.

En el 2000, cuando el Bonaire estaba por ser inaugurado, la prensa española contaba que iba a ser el complejo comercial más grande de España y que esperaba recibir 25 millones de visitas por año.

“Bonaire siempre es un buen plan”, era el eslogan del shopping. Desde el martes 29 de noviembre, ya no.