Pasó hace menos de un mes. Estaba frustrado tras la eliminación en las semifinales de la Copa Argentina con Vélez. Juan Román Riquelme, el presidente de Boca, se descargó contra la prensa que, según su mirada, presiona a su club de un modo distinto. Con esa derrota se le iba otra chance de clasificación directa para la Copa. “Yo no escucho que hablen de todos los equipos que tienen la obligación de jugar la Libertadores. Vos no escuchás lo mismo de todos –le dijo al cronista-. Vos sabés cómo manejan la información, cómo comunican. Fuimos semifinalistas de la Copa de la Liga y de la Copa Argentina, pero dicen que el año no fue bueno”.
A horas del sorteo en el que se conocerá el rival xeneize en la Fase 2 de la etapa eliminatoria de la Copa Libertadores, y más allá de las declaraciones de su presidente, Boca sabe que su 2025 dependerá mucho de su participación en ese torneo.
Pero esta situación parece ubicarse un poco más allá del más elemental significado del espíritu deportivo, en el que participar y competir arrojan, como posibilidad el triunfo o la derrota. Y, claro está, nadie está obligado a ganarlo todo.
Boca, como todos los grandes equipos del continente, incorpora en la proyección de sus presupuestos anuales un estimativo de ingresos por premios vinculados con los éxitos deportivos. Si proyectan un resultado optimista, se imaginan en semifinales o final de la Copa Libertadores. Si quieren ser más conservadores, eligen presuponer que llegarán a los cuartos de final.
Más allá de los premios concretos de la competencia, los sponsors y patrocinantes también fijan cláusulas con bonificaciones especiales por participar en los grandes torneos o por conquistar títulos.
Pero alcanza, por ahora, revisar lo que paga la Conmebol, para que sirva como un ejemplo en escala de lo que se pone en valor. La entidad con sede en Asunción hace pública su lista de recompensas por rendimiento todos los años. Tanto para la Libertadores como para la Sudamericana. Aún no se informaron los valores de 2025. Pero, por ejemplo, Boca cobró 14.150.000 dólares en 2023 por llegar a la final del máximo torneo continental.
Haber quedado fuera de la edición de 2024 fue un golpe muy duro. Porque ese flujo de dinero, en la Sudamericana (eliminación en los octavos de final), bajó a 1.745.000 dólares.
Se puede hacer una comparación con cuatro casos testigo para entender la importancia que el rendimiento internacional puede tener en el presupuesto de un equipo, tomando al campeón y a los mejores argentinos en las dos competencias principales.
* Si llegaba a la final, hubiera sumado otros 7 millones (en caso de perderla), y 23 millones si la ganaba.
La conclusión que esos números arrojan es que el ingreso de Boca en el rubro premios significó apenas el 5,2% de lo que recibió Botafogo, y el 17% de lo que consiguió River.
Claro que esa no es la única manera de generar ingresos. Por ejemplo, en el rubro transferencias e incorporaciones, Boca ha comunicado con cierto orgullo que vendió jugadores por 121.000.000 de dólares y compró por 54.700.000.
La diferencia de 66.275.000 en la balanza de egresos e ingresos permitió cerrar un balance superavitario en 14.000.000 de dólares.
En ese contexto Boca ya planea un mercado de pases mucho más agresivo que el último, que no dejó conforme ni a los propios dirigentes. Y la apuesta deberá hacerla sin saber si estará clasificado para jugar por los premios fuertes. Cuatro partidos lo separan de ese objetivo.
También se puede decir que está el Mundial de clubes, una competencia que necesita encararse con grandes jugadores. Pero faltan seis meses y se trata de un torneo que puede durar una semana o un mes. Y en eso tiene mucha razón Riquelme respecto del exitismo: la impaciencia en el club que preside es mucho más grande cuando está cerca de cumplir dos años sin títulos.
Si en este mes que tiene por delante logra conformar un plantel que supere en categoría al actual, necesitará generar los recursos para sostenerlo.
Riquelme, en su nuevo rol como presidente, entiende que nada es sencillo. Hace nueve años, el 1° de octubre de 2015, había comentado: “Una Libertadores vale como 10 campeonatos argentinos. Ganar un torneo local con Boca es importante, pero ganar la Copa Libertadores es ser bueno. Si querés demostrar que sos bueno, tenés que ganar la Copa. Estás tres o cuatro años en Boca, algún campeonato vas a ganar. O alguna Copa Argentina. Siempre”. Era otro contexto, con Daniel Angelici de presidente y él planeaba su ingreso en la política del club.
La valoración de Boca y la jerarquización de su plantel está directamente vinculada con la importancia de los torneos que juega y los éxitos que alcance. Aunque Riquelme se enoje. Porque no significa que esté obligado, pero…