UCRANIA ORIENTAL — Perseguidos por drones, acechados por francotiradores y rodeados de campos minados, los soldados que combaten en Ucrania no pueden arriesgarse ni a una mínima distracción.
Por eso, el coronel Dmytro Palisa, comandante de la 33.ª Brigada Mecanizada de Ucrania, instruye a sus soldados a ignorar las especulaciones sobre un posible alto el fuego.
“Se relajan, empiezan a darle vueltas, a ver las cosas de color de rosa, pensando que mañana será más fácil. No”, declaró en una entrevista en un puesto de mando en el frente oriental.
“Disparamos hasta que nos dan la orden de parar”.
Mientras diplomáticos a miles de kilómetros de distancia hablan de una posible tregua, Rusia y Ucrania se encuentran enfrascados en sangrientas batallas, tan intensas como cualquier otro episodio de la guerra.
Los furiosos combates que desgarran el frente ucraniano son, en parte, una estrategia tardía para ganar terreno y ventaja en las conversaciones, que, según la administración Trump, están avanzando.
En esta foto tomada de un vídeo difundido por el Ministerio de Defensa ruso el jueves 24 de octubre de 2024, soldados rusos patrullan un pueblo en la zona fronteriza entre Rusia y Ucrania en la región rusa de Kursk. (Foto del Servicio de Prensa del Ministerio de Defensa ruso vía AP)Pero también evidencia un profundo escepticismo sobre las negociaciones: incluso si se consolidan medidas graduales, como una pausa en la violencia en el Mar Negro, pocos soldados o civiles ucranianos creen que esto conduzca a una paz duradera.
Ambas partes siguen luchando por establecer mejores posiciones para futuros combates.
El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, afirma creer que Rusia tiene la intención de lanzar nuevas operaciones ofensivas «para ejercer la máxima presión sobre Ucrania y luego emitir ultimátums desde una posición de fuerza», como lo expresó la semana pasada.
Ucrania quiere negarle a Rusia esa ventaja.
Contraataques
Las fuerzas ucranianas siguen siendo superadas en número y armamento, como lo han sido desde que Rusia lanzó su invasión a gran escala hace más de tres años.
Sin embargo, este año han frenado en gran medida los avances rusos y ahora están involucrados en contraataques localizados para recuperar territorio.
Los analistas militares que siguen los acontecimientos en el campo de batalla confirman que el ya lento ritmo de los avances rusos se ha estancado en gran medida, a pesar de que las fuerzas de Moscú continúan lanzando asaltos en puntos clave del frente.
“Esta guerra cambia las reglas constantemente”
En entrevistas desde el frente, soldados y líderes militares ucranianos atribuyeron su resiliencia a varios factores:
nuevas estrategias defensivas que integran drones de forma más completa, rápida adaptación a amenazas cambiantes, indicios de fatiga rusa y una mejor moral bajo el mando del nuevo comandante de las fuerzas terrestres, el general Mykhailo Drapatyi.
“Esta guerra cambia las reglas constantemente”, declaró Palisa.
“Eso significa que tenemos que adaptarnos constantemente. Cada noche, antes de dormir, ya tenemos que planificar una estrategia alternativa para el día siguiente”.
La retirada ucraniana de la mayor parte de la región rusa de Kursk este mes promete redefinir los contornos de la lucha.
Decenas de miles de soldados dedicados a la campaña de siete meses de Moscú para recuperar territorio ruso allí ahora pueden ser reubicados.
El coronel Oleh Hrudzevych, de 35 años, subcomandante de la 43.ª Brigada Mecanizada de Ucrania, afirmó que la campaña de Kursk “realmente retiró una parte significativa de las fuerzas enemigas” y la potencia de fuego de otras partes del frente.
Por ejemplo, dijo, mientras se libraban intensos combates en Kursk, se observó una reducción del 50% en el número de bombas aéreas —una de las armas más efectivas de Rusia— en la zona de Kupiansk, en el extremo norte del frente oriental, donde se encuentra desplegado.
Las fuerzas rusas, añadió, se han limitado a tácticas de «picaduras de mosquito»:
pequeños asaltos que generalmente fracasan.
Sin embargo, prevé que Rusia ahora pueda redirigir algunas fuerzas a su zona.
El capitán Yurii Fedorenko, comandante del 429.º Regimiento de Sistemas No Tripulados Achilles, explicó que la principal tarea en la parte noreste del frente era impedir que las tropas rusas expandieran su pequeña posición en el río Oskil.
Al no poder erigir puentes de pontones debido a la amenaza de los drones y la artillería ucranianos, las fuerzas rusas han estado utilizando pequeñas embarcaciones para transportar hombres y equipos a través del río, amparándose en el mal tiempo.
Fedorenko afirmó que, durante casi un mes, las unidades rusas no habían logrado expandir su posición y seguían pagando un alto precio por mantener el territorio que poseen.
“Realizamos un sobrevuelo con drones sobre una pequeña línea de árboles de unos 200 metros de largo y bastante estrecha”, declaró.
“Solo en esa línea de árboles, contabilizamos alrededor de 190 cuerpos enemigos”.
Las imágenes de drones compartidas por el ejército ucraniano con The New York Times generalmente respaldan su relato.
Sin embargo, no fue posible verificar de forma independiente el número exacto de soldados rusos muertos o heridos, ni medir las pérdidas ucranianas durante ese mismo período.
A cientos de kilómetros de distancia, a orillas del río Dniéper, en el frente sur, las fuerzas rusas buscan puntos débiles en la línea ucraniana.
Hace dos meses, las tropas rusas lanzaron una serie de asaltos a través del río —utilizando entre 15 y 20 embarcaciones en cada ataque, según informaron los soldados—, pero el esfuerzo fracasó.
Ataques
Ahora, el ejército ruso está lanzando ataques de prueba, intentando avanzar hacia el norte a lo largo del río, rumbo a la ciudad de Zaporiyia, que está bajo control ucraniano.
El presidente Vladimir Putin y otros funcionarios rusos han declarado públicamente…
Pero sus planes de intentar cercar Zaporiyia se suspendieron cuando las tropas rusas fueron redirigidas a Kursk, según el sargento mayor Andrii Klymenko, quien ha estado combatiendo en la zona durante muchos meses.
Su afirmación fue respaldada por analistas que siguen los movimientos militares rusos.
«Ahora simplemente van a reactivarlo», dijo.
Una estética de ‘Mad Max’
Gran parte de los combates más feroces continúan concentrándose en las ondulantes colinas y las ciudades industriales en ruinas de la región oriental del Donbás, donde después de tres años Rusia no ha logrado tomar el control de dos objetivos codiciados:
las provincias de Donetsk y Luhansk.
Palisa supervisa un tramo de las defensas ucranianas al sur de Pokrovsk, ciudad de Donetsk, donde las operaciones ofensivas rusas alcanzaron la mayor parte de su progreso el año pasado.
Sin embargo, Palisa afirmó que la agresiva guerra con drones y las tácticas defensivas inteligentes habían, por ahora, mermado la ventaja rusa.
«El enemigo no ha avanzado ni un metro en este sector en las últimas tres o cuatro semanas», señaló.
«Por ahora, podemos decir que hemos estabilizado la situación».
Al mismo tiempo, añadió, sus fuerzas han tenido que adaptarse a una amenaza creciente:
la proliferación de drones rusos conectados a cables ultrafinos de fibra óptica que los hacen inmunes a las interferencias electrónicas.
«Cuando no tenían fibra óptica, aún podíamos desplazarnos», dijo.
Tras la aparición de los drones de fibra óptica, comentó, su brigada perdió unos 10 vehículos en tan solo siete días.
«Eso me hizo darme cuenta de que teníamos que cambiar por completo nuestro enfoque y abandonar los vehículos por completo», concluyó.
Al igual que sus homólogos rusos, los soldados ucranianos ahora utilizan con frecuencia quads y buggies, o se desplazan a pie.
Suelen llevar capas que ocultan la señal térmica de los soldados, transmitida por drones equipados con cámaras de visión térmica.
Se han tendido redes sobre carreteras de suministro críticas, una defensa simple pero eficaz que, según Palisa, ha reducido los ataques enemigos exitosos a más de la mitad.
Y los soldados ahora llevan habitualmente escopetas junto con sus fusiles de asalto.
Esto crea una especie de estética de «Mad Max», ya que los tanques y vehículos blindados se mezclan con coches, motocicletas y quads civiles equipados con jaulas e inhibidores de interferencias.
Las adaptaciones de baja tecnología, junto con una amplia reestructuración del ejército, son estrategias que Ucrania espera le permitan seguir luchando, incluso cuando su principal aliado militar, Estados Unidos, retira su apoyo, repite cada vez más la narrativa del Kremlin y presiona a Ucrania para que negocie un alto el fuego.
En el frente, cualquier conversación sobre una paz duradera todavía parece una fantasía peligrosa.
Los soldados afirman creer que la lucha continuará hasta que el precio de la guerra sea demasiado alto para el Kremlin y Ucrania se fortalezca lo suficiente como para disuadir cualquier agresión futura.
«Luchamos por el derecho a la vida», declaró Fedorenko.
«Los estadounidenses deben entender que no se trata de presionar a Ucrania para que acepte una paz abstracta. Esa paz no es posible, porque Ucrania no inició esta guerra».
c.2025 The New York Times Company
