Lo que prometía ser un fin de semana de recuperación para Ferrari en el Gran Premio de Hungría 2025 terminó por profundizar la crisis. La escudería italiana, que había ilusionado con la pole position de Charles Leclerc, se marchó de Hungaroring sin podios, sin respuestas y con un clima cada vez más tenso entre sus principales figuras. A las frustraciones deportivas se sumaron declaraciones explosivas: Hamilton sugirió que Ferrari debería buscar otro piloto, mientras que Leclerc estalló en plena carrera acusando al equipo de no escucharlo.
La llegada del británico en 2025 generó una expectativa inmensa en el Cavallino Rampante: después de más de una década en Mercedes, el siete veces campeón del mundo desembarcaba en Maranello con la promesa de devolverle competitividad a la escudería más emblemática de la Fórmula 1. Sin embargo, el sueño se convirtió en una pesadilla: el auto no está a la altura de los McLaren ni de los Red Bull, y los errores estratégicos continúan costando caro.
Hamilton finalizó 12º en Hungría, la misma posición en la que largó, sin poder sumar un solo punto. Su compañero, Leclerc, que partió desde la pole, se fue diluyendo vuelta a vuelta hasta terminar fuera del podio, con una penalización de por medio y una frase que ya quedó registrada en los momentos más tensos del año: “Esto es increíblemente frustrante. Hemos perdido toda competitividad. Sólo tienen que escucharme…”.
El momento más incómodo del fin de semana llegó el sábado, tras la clasificación. Hamilton quedó eliminado en la Q2, mientras Leclerc conseguía el mejor tiempo. Visiblemente golpeado, Lewis habló con la prensa y dejó una de las frases más duras desde su desembarco en Ferrari: “Ahí está el problema: el otro auto está en la pole, así que probablemente deban cambiar de piloto”, lanzó, frustrado.
La frase generó estupor en el paddock. Por su experiencia y su historial, nadie esperaba una declaración de ese calibre, menos en una temporada donde todavía resta la mitad del calendario. Cuando la prensa le consultó si se sentía capaz de revertir el mal momento tras el receso de verano, Hamilton respondió sin convicción: “Vamos a ver”.
Seco, ambiguo y sin entusiasmo, el piloto británico parece desganado y expuso que el vínculo entre el piloto y el equipo está lejos de ser armónico.
Ante el escándalo, el director del equipo, Fred Vasseur, salió a calmar las aguas. En declaraciones posteriores, reconoció que el estado de ánimo de Hamilton no es el mejor, pero negó una ruptura.
“Está frustrado, pero no desmotivado. Sabemos lo que puede dar y confiamos en que el receso servirá para resetear y volver más fuertes. Fue un fin de semana duro, pero no significa que todo esté perdido”, resumió.
Con Leclerc al borde del colapso emocional y Hamilton lanzando frases incendiarias, Ferrari llega al parate de mitad de temporada en medio de un clima enrarecido. Los errores de estrategia, la falta de evolución del monoplaza y las crecientes diferencias internas amenazan con desmoronar el proyecto antes de tiempo.
El equipo tiene cuatro semanas para enfriar las tensiones y encontrar soluciones. Porque si algo quedó claro en Hungría es que ni Hamilton ni Leclerc están dispuestos a seguir soportando otro año de frustraciones.