Néstor Grindetti, presidente de Independiente, ya está en suelo paraguayo con una misión clara: defender la posición del club ante la Conmebol, tras los gravísimos incidentes que derivaron en la suspensión, y posterior cancelación, del partido frente a Universidad de Chile por la Copa Sudamericana.
“Venimos a contar los hechos. El partido fue cancelado por la actitud de los hinchas chilenos. Tenemos derecho a los puntos”, aseguró el dirigente apenas llegado a Asunción, en declaraciones a TyC Sports. El viaje, que se gestó de urgencia en las últimas horas, tiene un objetivo político-deportivo evidente: evitar que el Rojo reciba una sanción disciplinaria y, en cambio, lograr que los puntos en juego queden en Avellaneda.
“Está claro que los hechos de vandalismo lo hicieron los simpatizantes chilenos desde el inicio del partido, el cual se cancela por esos hechos”, insistió Grindetti, quien se trasladó directamente a la sede de la Conmebol en Luque para presentar el descargo.
La noche en el estadio Libertadores de América – Ricardo Bochini terminó de la peor manera. Lo que debía ser una fiesta copera se convirtió en un bochorno. Desde la tribuna visitante, un grupo de hinchas de Universidad de Chile arrancó inodoros en los baños y recolectó restos de mampostería e incluso elementos de limpieza y los arrojó hacia la parcialidad local. A partir de allí, el caos se desató: corridas, una barra local que fue en busca de justicia por mano propia, batalla campal en la Sívori Alta, enfrentamientos, heridos y, finalmente, la suspensión del encuentro por decisión arbitral.
El segundo tiempo del partido estaba apenas en sus primeros minutos. Y la imagen recorrió el continente: pedazos de sanitarios volando por el aire, mientras jugadores y árbitros miraban con incredulidad. La secuencia puso en cuestión no solo el comportamiento de los hinchas chilenos, sino también los protocolos de seguridad en un encuentro internacional.
Independiente, que desde el inicio buscó despegarse de cualquier responsabilidad, se apoya en lo que pueda hacer Grindetti en Luque. “Nosotros pusimos a disposición una tribuna completa para los visitantes. Fue consensuado con la Conmebol y entre los dos clubes. ¿Qué se puede hacer para prevenir que alguien vaya al baño, saque los inodoros y los tire?”, se defendió el presidente.
El propio dirigente reconoció que no tendrá una reunión formal con Alejandro Domínguez, presidente de la Conmebol, pero sí con funcionarios del área disciplinaria. Allí llevará pruebas, testimonios y descargos con un único objetivo: que el ente continental determine que la responsabilidad fue exclusiva de los hinchas de Universidad de Chile.
“Queremos dejar en claro que Independiente no puede ser sancionado por hechos que no generó. Venimos a ponernos a disposición y suministrar toda la información necesaria”, señaló el directivo, que viajó acompañado por parte de la dirigencia. La estrategia es simple: demostrar que el club argentino cumplió con las exigencias de seguridad, cedió un sector adecuado a la parcialidad visitante y que los incidentes fueron consecuencia directa del accionar violento de los hinchas rivales.
Para reforzar su posición, Grindetti apeló a una comparación que, según su punto de vista, es irrefutable. “En Chile solo nos dieron media tribuna y una pequeña reja de dos metros separaba a ambas hinchadas. Sin embargo, no hubo ningún problema”, recordó. El mensaje intenta ser claro: si con condiciones de seguridad más precarias Independiente garantizó el orden, lo ocurrido en Avellaneda fue responsabilidad exclusiva del otro club.
La dirigencia roja entiende que esta analogía puede tener peso en la evaluación del Tribunal de Disciplina. El contraste entre lo sucedido en Santiago y en Avellaneda puede funcionar como argumento adicional para reclamar los puntos y despejar el fantasma de una sanción.
El escenario es delicado. En los escritorios de la Conmebol se definirá el futuro inmediato de Independiente en la Copa Sudamericana. Una sanción podría incluir pérdida de puntos, suspensión de estadio o, en el peor de los casos, la eliminación del certamen.
La presencia de Grindetti puede leerse en clave política. El presidente del Rojo asumió en abril de 2023 tras una gestión marcada por la crisis económica y deportiva, y necesita mostrar firmeza en la defensa de los intereses del club. El viaje a Paraguay funciona, en ese sentido, como un gesto hacia los socios y hacia la opinión pública. Aunque también puede ser un boomerang. Porque no son pocos los que le cuestionan al dirigente por qué no previó los riesgos que tenía dejar sin control policial o de personal de seguridad toda la Sívori Alta.
La Conmebol recibirá el descargo formal de Independiente. El Tribunal de Disciplina deberá analizar pruebas, testimonios y reportes arbitrales antes de emitir un fallo.
Por lo pronto, vale apuntar algo. La entidad presidida por el paraguayo Alejandro Domínguez no está urgida por expedirse. ¿Por qué? Porque el plazo que tomará en cuenta para realizar una sentencia irá de la mano con la próxima instancia deportiva. En este caso, el primer partido por los cuartos de final de la Copa Sudamericana está programado para el 17 de septiembre (Alianza Lima esperaba por el vencedor de la llave entre Independiente y la U. de Chile). Entonces, no se espera que el castigo sea comunicado en los próximos días.