Alejandro “Papu” Gómez volverá a jugar al fútbol en octubre. Lo hará en Pádova, de la Serie B italiana, tras cumplir la sanción por dóping. Mientras tanto, conserva un raro privilegio: es el único futbolista campeón en Qatar 2022 que compartió equipo con el actual entrenador del equipo, Lionel Scaloni. Fue en la temporada 2014. El ex Arsenal y San Lorenzo venía del fútbol de Ucrania, mientras que el actual DT quemaba sus últimos cartuchos como futbolista profesional.
En una entrevista con el periodista Julián Polo para el ciclo “De visitante”, el Papu contó todo lo que el actual DT de la Scaloneta lo ayudó en sus primeros tiempos en Bérgamo -ciudad en la que todavía reside a la espera de su regreso a las canchas- y detalló cuál fue la principal virtud del entrenador a la hora de asumir las riendas de la selección.
“En la parte de gestión fue muy vivo e inteligente. Hizo una renovación muy buena en la Selección después de Rusia 2018, con chicos que tenían mucho hambre. Rodeó bien a Leo [Messi] con jugadores talentosos que se iban a matar por él”, recordó el Papu. Y añadió, sobre el día a día de la Scaloneta: “Es muy cercano al jugador, y eso al futbolista le gusta: te va de frente y no dice boludeces. Los resultados empezaron a llegar y eso generó un ambiente de armonía”.
Gómez recordó cómo fueron sus primeros partidos en la selección de la mano de Scaloni: “A mí, cuando me llama, venía de ser el jugador del mes de la liga italiana en septiembre y en octubre. Fui convocado y no jugué un minuto. Era difícil, porque comparto puesto con los mejores del mundo. Pero jamás una cara de culo, jamás nada. Me entrenaba a morir”, evocó el Papu.
Y continuó: “Entendía mi rol y quería estar ahí. Leo [Scaloni] me conocía como persona y sabía lo que le podía dar afuera y dentro del vestuario. Me hubiera gustado jugar más. Terminé jugando la Copa América y siendo importante, demostrando que podía jugar”, expresó.
Luego, el Papu contó cómo fue la historia de la primera convocatoria de Cristian “Cuti” Romero a la selección: “Me acuerdo que en ese momento que Scaloni estaba buscando un central izquierdo. Yo todavía no era convocado. Estaban buscando un central zurdo y lo vino a ver a Palomino al Atalanta. Viene, me lo comenta, y le digo ‘llevate a Cuti porque es un crack’. A mí no me dijo nada. Yo decía ‘vení, convocame a mí’. Al final, primero me convoca a mí y una o dos convocatorias después lo llama a Cuti, que ya lo venían siguiendo Samuel y Ayala. Extraordinario, nunca vi una cosa igual“.
Y contó cómo incentivaba al Cuti, quien por entonces jugaba en Atalanta: “Yo lo picaba siempre. Jugábamos contra la Roma y le decía: ‘Mirá que hoy jugás contra Dzeko, hoy no tocás una pelota’. Me decía: ‘Ah, sí. Vas a ver’. Y Dzeko no tocaba una pelota. Jugábamos contra Inter, con Lukaku y Lautaro. Le decía: ‘¡Sabés el baile que te van a dar!’. Y él me decía: ‘Hoy los rompo a los dos’. Y no la tocaban. Tiene carácter, personalidad. Obviamente mejoró mucho la salida de balón de abajo. Mejoró en varios aspectos, pero ya lo tenía adentro. Lo demás era pulir. Tiempista, agresivo, impresionante”.
“Cuando llegué al Atalanta estaban el Tanque Denis, Maxi Moralez y Scaloni, que estaba medio pintado”, relató el Papu sobre aquellos días de septiembre de 2014. “Leo tenía 36 [años], venía de la Lazio, y ya en el Atalanta había tenido quilombos: lo habían separado, lo querían limpiar… pero se entrenaba con nosotros”, detalló Gómez, formado en Arsenal de Sarandí y de recordado paso por San Lorenzo, pero que no volvió a ser convocado por Scaloni a la selección tras el mundial de Qatar 2022.
Sobre aquellos días del hoy entrenador de la selección argentina, el Papu añadió: “No jugó mucho, pero se entrenaba a morir. Un profesional extraordinario. Y cuando llego al Atalanta, me mudo al mismo barrio que él. Vivíamos al lado e íbamos todos los días juntos. Fue la persona que me ayudó desde el primer día con todo: a comprar auto, a buscar casa”, evocó Gómez.
¿Y cómo era Scaloni como futbolista? “Insoportable, en el buen sentido. Estaba activo todo el tiempo, con mucha energía. Tirando chistes, entrenando, todo el tiempo a mil. Era muy querido en el vestuario”. También contó que Scaloni “en ese momento ya buscaba ser técnico. El primer curso que hizo, el UEFA C, lo hizo en Bérgamo con tres o cuatro compañeros grandes que estábamos en ese momento”.
En la entrevista de más de una hora, el Papu también se refirió al dóping. A esos instantes en los que su mundo deportivo tembló: ““Los primeros meses fueron duros porque no entendía por qué me pasaba a mí, por qué justo en mi mejor momento. Era el más top de mi carrera después de haber ganado un Mundial. Nunca me había pasado algo así en mi carrera y decís: ‘¿Por qué?’. La vida a veces te da estos golpes y sorpresas.
En aquel tiempo -fines de 2023-, el Papu Gómez estaba enojado: “Tenía bronca con todos: con el fútbol y con el sistema. Yo no me hago la víctima, la responsabilidad fue absolutamente mía. El boludo fui yo por haber tomado un jarabe para la tos que no tenía que tomar, pero bueno, me comí dos años de suspensión. Tomás cocaína o te fumás un porro y te dan seis meses. Yo por haberme tomado un jarabe para la tos de mi hijo me comí dos años. ¿A quién le entra en la cabeza?“, protestó.
Y continuó: “Me la comí y acá estoy, peleándola. Sí tuve mucha bronca y mucho enojo. Me costó ver fútbol al principio. No podía ver un partido de fútbol, apagaba la televisión. Para mí el fútbol había muerto y las redes sociales, nada. Me aislé y trabajé con un psicólogo. Era un bucle del que no podía salir. Trabajando, trabajando y trabajando pude liberarme”, sentenció. Sin buscar ser un ejemplo para nadie y contando, simplemente, su propia historia. En primera persona.
El Papu siguió, como si fuera una gran catarsis. Necesaria. “Cuando las cosas van bien están todos y cuando las cosas no están bien, no está nadie. Hay de todo. Sí quedé sorprendido con mucha gente que desapareció y no la culpo. Cada uno hace lo que puede y reacciona a ciertas cosas como puede. También me sorprendió gente para bien porque decís: ‘Mirá, loco. Esta persona jamás nada y ahora está’. Para las dos hay de todo. Tuve sorpresas buenas y sorpresas malas”.