Carlos Alcaraz, el mejor tenista del mundo, alarmó a todos el jueves cuando se le dibujó el dolor en el rostro mientras se jugaba el quinto game del debut en el ATP 500 de Tokio, ante Sebastián Báez, y se quedó en el piso durante varios minutos, hasta que fue asistido y le colocaron un vendaje compresor en el tobillo izquierdo. Desde entonces, midió sus movimientos para vencer al argentino; dos noches más tarde, también exhibió cierta inseguridad para derrotar a su segundo rival en Asia, el belga Zizou Bergs. Sin embargo, cualquier sensación de incertidumbre quedó en el olvido en su tercer desafío en la capital japonesa.
En el Ariake Colosseum, uno de los estadios más emblemáticos de la gira asiática, el español de 22 años brindó una exhibición de recursos, un tenis artístico. El número 1 del ranking alcanzó, en el Japan Open, su novena semifinal consecutiva al superar al estadounidense Brandon Nakashima (33°, entrenado por el argentino Mariano Puerta) por 6-2 y 6-4, en 1h20m. Alcaraz demostró una confianza total en sus movimientos para quedar a dos pasos del octavo trofeo de la temporada. El murciano marcó el ritmo desde el inicio, ganando puntos fantásticos y logrando 25 tiros ganadores de drive, la mayoría ejecutados en forma fulminante, a la carrera y cruzados. No mostró secuelas de la torcedura de tobillo y cubrió el court (de superficie dura) con confianza y velocidad.
El circuito observa cómo los éxitos de Alcaraz se acumulan, uno detrás del otro, sin pausa. El jugador nacido en El Palmar, entrenado por Juan Carlos Mosquito Ferrero (en Tokio lo acompaña Samuel López, su segundo coach), sumó su victoria número 65 de la temporada, igualando el mejor registro de su carrera (2023), con casi dos meses de competición por delante, así que ampliará la marca. La energía, la creatividad y el entusiasmo son el combustible de Alcaraz.
Carlitos pudo haber cerrado el partido en el noveno game del segundo set, con Nakashima al saque, pero se le fueron tres match points. Le tocó servir a él y ganó, en forma contundente, cuatro puntos seguidos, para instalarse en las semifinales, donde se medirá con el noruego Casper Ruud (12°), que derrotó 6-3 y 6-2 al australiano Aleksandar Vukic (95°). La otra semifinal la disputarán dos estadounidenses: Taylor Fritz (5°, segundo cabeza de serie en Tokio) y Jenson Brooksby (86°, que batió al danés Holger Rune por un doble 6-3).
Alcaraz, esta temporada campeón en Roland Garros y el US Open, acumula un registro de 50-3 desde abril pasado. “Probablemente [sea el mejor momento de mi carrera]. Me estoy sintiendo bien siempre que salgo a la cancha. Me creo capaz de hacer cualquier cosa. Estoy afrontando el final de la temporada con mucha confianza y ese tipo de partidos, ese tipo de nivel, ayuda a mantenerla alta”, dijo el español. Y amplió: “Intento marcarme objetivos antes de los partidos, antes de los torneos y ceñirme a esas metas. Creo que eso me ayuda a jugar un buen tenis y mantener la concentración durante el partido”.
Si bien restan dos meses para el final de la temporada, todavía quedan objetivos grandes para Alcaraz: los Masters 1000 de Shanghai (1 a 12 de octubre) y París (27 de octubre a 2 de noviembre), el torneo de Maestros en Turín (9 a 16 de noviembre) y el Final 8 de la Copa Davis en Bolonia (18 a 23 de noviembre). Antes y después, Alcaraz participará de algunas exhibiciones: está claro que todos lo buscan, todos lo quieren ver. Es, sin dudas, el mayor atractivo del circuito de tenis.
Alex Barrena y Román Burruchaga protagonizarán este domingo la final de la décima edición del Challenger de Buenos Aires, en el Racket Club de Palermo. El torneo volverá a tener un campeón argentino, como ocurrió en las últimas cuatro realizaciones. El duelo por el trofeo comenzará a las 14 y será el primer enfrentamiento entre ambos jugadores en el circuito profesional.
Barrena, de 22 años, 188° en el ranking ATP (170° en las posiciones en vivo), alcanzó la definición gracias a una actuación contundente frente al ecuatoriano Álvaro Guillén Meza, al que venció por un 6-1 y 6-1 en apenas 71 minutos. Burruchaga, de 23 años, 144° del mundo e hijo de Jorge Burruchaga, derrotó a Nicolás Kicker por 6-2 y 6-4.