Inter Miami y Chicago Fire se citan en un partido decisivo en la Major League Soccer, siempre con Lionel Messi en el centro de la escena. El encuentro se desarrolla este martes, desde las 20.30, en el Chase Stadium, de Fort Lauderdale, y representa una oportunidad de que el conjunto dirigido por Javier Mascherano empiece a brillar.
Juegan todos los importantes, literalmente: Oscar Ustari; Axel Weigandt, Tomás Avilés, Gonzalo Luján y Jordi Alba; Rodrigo De Paul, Sergio Busquets, Yannick Bright y Telasco Segovia; Leo Messi y Luis Suárez.
Inter Miami ya aseguró su clasificación para los playoffs de la liga estadounidense, un logro que le permite al equipo enfocarse en otros objetivos inmediatos, como la conquista del Supporters Shield, el trofeo que premia al mejor equipo de la temporada regular y que Las Garzas lograron en 2024.
A los 38 años, Leo acumula 24 goles en 24 partidos en la temporada.
Desde el arranque, con De Paul en la conducción, Inter Miami toma los hilos del encuentros. Un par de buenas intenciones, un par de buenas destrezas muestra el elenco local, durante los primeros minutos, aunque sin provocar peligro en el área rival.
Sin embargo, la primera acción seria de peligro fue para el conjunto visitante: Ustari salvó a Inter Miami. Pero en la siguiente jugada, de pelota parada, sorprendió a todos, a los 10 minutos: el córner encontró la cabeza de Dje Davilla, de pique al piso. Chicago dio la nota rápidamente, contra todos los pronósticos.
Inter Miami acusó el impacto, más allá de que una conexión entre Leo y Suárez casi acaba en la red. Más tarde, Leo dispuso de dos tiros libres: el primero, terminó en las manos de Christopher Brady y el segundo, chocó con la barrera.
Los contraataques de Chicago fueron un dolor de cabeza mayúsculo para el equipo de Mascherano. Tanto, que en la siguiente jugada profunda, marcó el segundo. Jonathan Dean convirtió con la complicidad de Ustari, luego de una corrida eléctrica.
Una buena noticia tuvo Inter Miami en el cierre del primer capítulo: Tomás Avilés estableció el descuento, a la salida de un córner. Justo, en ese momento, los hinchas empezaban a cantar canciones críticas contra el equipo, típicamente sudamericanas.
Sin embargo, le duró poco la alegría: un golazo de Romenigue Kouame selló el 3-1 al cabo del primer tiempo. Fue una deslucida tarea del equipo local, desgastado en la alta competencia. Y se notó: Leo estaba agotado física y mentalmente.
Lo más preocupante, de todos modos, fue el nivel de De Paul, un indispensable en la selección argentina. Mal en los pases, en los controles, con disparos al arco totalmente desviados. Como en otra sintonía.
Tres cambios dispuso Mascherano para el tramo final: los ingresos de Tadeo Allende, Ian Fray y Baltasar Rodríguez. La idea fue encontrar una recuperación rápida, esencial.
Y se notó en una doble jugada de locura: a los 5 minutos, Messi chocó contra un palo, la pelota siguió viva y Allende dispuso un disparo, que chocó contra el travesaño. ¡Habían pasado cuatro segundos, entre los dos remates!
No tenía fortuna: Bright también tuvo el descuento en sus pies. Hasta que Suárez encontró un hueco y definió, casi cayéndose.
A 20 del final, otra vez el uruguayo: llegó a nueve goles en el campeonato, después de una jugada maestra. Y, cómo venía la mano, Inter Miami podía remontar la historia. ¿Quién lo iba a impedir?
Pero la MLS es una locura: cuando el equipo rosa estuvo a punto de desnivelar y quedarse con el triunfo, sufrió otro golpazo. Justin Reynolds lo gritó con alma y vida. Y hubo más: un bombazo al ángulo, de un juvenil. Brian Gutiérrez, para encuadrar.
Y terminó el partido, con una pésima actuación de Inter Miami. Un 5-3 que será difícil de olvidar y con Leo Messi, desgastado, perdido en la intrascendencia general.