Detrás de cada atajada de Alejo Barbi, de cada anticipo de Tobías Ramírez, de cada quite de Milton Delgado y de cada gol de Alejo Sarco, hay un trabajo invisible: un grupo de profesionales con historia en la selección, que desde la docencia, la preparación física y el análisis busca sacar lo mejor de cada chico. Ellos también son finalistas y buscarán la medalla dorada este domingo, cuando la selección argentina Sub 20 se enfrente a Marruecos en busca de la séptima estrella de la categoría. Irán por su primer título al frente del equipo, conscientes de que, más allá del resultado, el camino recorrido es el adecuado. No es solo un conjunto de personas: es una estructura que va del coordinador Bernardo Romeo hasta Marcos Gallo, el editor de videos, con Diego Placente como director técnico y Ariel Garcé y Facundo Quiroga como colaboradores más cercanos. Todos, con su experiencia vistiendo la celeste y blanca, buscan seguir haciendo escuela con un plantel de futbolistas que respondió a la altura del legado que dejaron las juveniles de AFA.
El lazo que los une se llama José Pekerman. Romeo, Placente y Quiroga formaron parte del histórico proceso de juveniles que incluyó cinco títulos Sub 20 sobre siete Mundiales disputados. Hoy, después de años alejados, volvieron a reunirse para devolver a la Argentina a los primeros planos. Todo comenzó en Malasia 1997, el segundo de aquella seguidilla de títulos que catapultó al país a lo más alto de la categoría. Romeo, que ya sumaba 18 goles en Estudiantes de La Plata, y Placente, que peleaba el ascenso con Argentinos Juniors, habían sido campeones del Sudamericano Sub 20 en Chile y eran fijas para la lista mundialista. Pero 11 días antes del debut ante Hungría, Placente jugaba la última fecha de la B Nacional y, de acuerdo a ese resultado, se definiría si ascendía directamente o debía disputar un Reducido por el segundo ascenso, opción que lo marginaba automáticamente del Mundial. Entonces, Pekerman convocó a Quiroga como jugador “número 19”, es decir, como pieza de recambio en caso de que Placente no dijera presente. Finalmente, llegó, y Argentina se coronó campeona.
Aunque compartieron poco en las juveniles, Placente y Quiroga se reencontraron en 2002 durante una gira previa al Mundial de Corea-Japón, con Marcelo Bielsa como entrenador. Luego coincidieron en siete amistosos en 2003, en la Copa América de Perú 2004, y en dos encuentros clasificatorios para Alemania 2006, el último con Pekerman al mando.
En 2019, Quiroga se sumó al cuerpo técnico de Aldo Duscher, otro Pekerman boy, y juntos asumieron la conducción de la Reserva de Newell’s. Más adelante retomó ese rol sin Duscher, esta vez con Gabriel Heinze al frente de la Primera. En 2022 fue colaborador de Bruno Marioni en la Liga de Expansión de México, la segunda categoría del país, y, desde entonces, mantuvo vínculos con sus exclubes europeos, Sporting Lisboa y Wolfsburgo, para seguir acumulando conocimiento, tanto en el campo técnico como en la gestión deportiva.
En diciembre de 2024, la Sub 20 se preparaba para el Sudamericano y necesitaba más colaboradores para optimizar la preparación del equipo. Hasta ese momento, Placente, también DT de la Sub 17, trabajaba junto a Adrián Gallará -exRenato Cesarini, CAI, Tiro Federal y Aldosivi- como ayudante de campo y Enrique Cesana como preparador físico. Gallará y Cesana, al igual que Placente, habían llegado en 2017 de la mano de Hermes Desio, quien asumió como coordinador de juveniles al mismo tiempo que Jorge Sampaoli se hacía cargo de la selección mayor, acompañado por su hermano Jorge, responsable del área física.
Placente y Romeo, además de compartir la Sub 20 con Pekerman, también jugaron juntos en San Lorenzo y mantienen una gran relación. Juntos eligieron a Quiroga y Garcé, quienes integraron el cuerpo técnico que terminó segundo en Venezuela y logró clasificar al equipo para este Mundial. Los tres -Placente, Quiroga y Garcé- fueron defensores versátiles: podían jugar de laterales, zagueros o incluso volantes, aunque hoy coordinan las tareas en todos los sectores del campo.
El Chino tiene una historia particular. Fue compañero de Placente en River entre 1999, cuando subió a Primera, y 2001, cuando el Cabezón emigró a Europa. Juntos ganaron el Apertura 99 y el Clausura 2000. En 2003 integró un combinado local de la selección, por lo que no llegó a coincidir con Placente, entonces figura del Bayer Leverkusen. Años más tarde, bajo la conducción de Leonardo Astrada, un viejo conocido, volvieron a cruzarse en Argentinos Juniors, a mediados de 2012. Pero la historia terminó mal: en 2013, con el equipo comprometido en la lucha por la permanencia, la dirigencia los separó del plantel. Placente se retiró y Garcé continuó un año más en All Boys, antes de sumarse al cuerpo técnico de Eduardo Coudet en Rosario Central. Allí trabajó durante dos temporadas, hasta que decidió cambiar de rumbo: dejó todo para lanzarse como técnico, pero no de fútbol, sino de motos. En 2022, incluso, se animó a competir como piloto en distintas categorías del automovilismo. Eso, tal vez, es lo que más lo identifica con Placente: el modo de vivir y sentir el fútbol, entendiendo la responsabilidad que conlleva pero también que es parte de un todo o, como dijo Jorge Valdano, lo más importante de lo menos importante.
El preparador físico es Juan Martín Tassi, hombre de confianza de Bernardo Romeo y pieza clave en el éxito de la Sub 20, y no solo por el despliegue del equipo. Tassi fue colaborador de Leonardo Madelón en Quilmes y San Lorenzo, cuando Romeo aún era jugador. Licenciado en Educación Física por la Universidad de La Plata, con un máster en Alto Rendimiento Deportivo en la Universidad de Sevilla y un doctorado en Ciencias del Deporte en la de Extremadura, conoce el fútbol juvenil de cerca, ya que trabajó varios años en las inferiores de Estudiantes. Cuando Berni asumió, lo convocó para crear el área de scouting en Europa, con el objetivo de detectar talentos con raíces argentinas. Alejandro Garnacho fue su hallazgo más resonante, aunque no el único: Alain Gómez, arquero suplente del plantel, también forma parte de esa lista. Nacido en Tenerife, es hijo de padre venezolano y madre argentina, ataja en el Valencia y debutó en la selección en el torneo de L’Alcudia.
Santino Barbi, Álvaro Busso y él se entrenan bajo las órdenes de Fernando Escobar, tal vez el menos conocido para el público, pero con un amplio recorrido como entrenador de arqueros. Se formó en las inferiores de Vélez, subió a Primera con 16 años con Carlos Ischia y llegó a integrar el banco de suplentes, además de ser citado a la Sub 15 y Sub 17, con Ubaldo Fillol como coordinador. En 2006, Ricardo La Volpe no lo tuvo en cuenta, y Escobar inició un largo recorrido por clubes del ascenso: Sarmiento de Junín, Huracán de Tres Arroyos, Colegiales, Alumni de Villa María y Jorge Newbery de Comodoro Rivadavia. En Chubut, la mayor parte de sus compañeros trabajaba por las mañanas en los yacimientos de petróleo, por lo que las prácticas se realizaban de noche. Lejos de su familia, Escobar aprovechó ese tiempo libre para comenzar a entrenar a los arqueros del club. Más tarde, Fillol volvió a convocarlo, esta vez para trabajar con los arqueros de River: comenzó en infantiles, siguió en inferiores y, en octubre de 2023, se incorporó al departamento de arqueros de AFA, donde participó en las selecciones Sub 15, Sub 17 y Sub 20, además de colaborar con la mayor. Para él, dice, lo importante no es saber, sino enseñar. Argentina es, en este Mundial, el segundo equipo con menor promedio de goles recibidos (0,33). Santino Barbi, además, mantuvo su arco en cero en los últimos cuatro partidos: Italia, Nigeria, México y Colombia.
El staff de Placente se completa con Marcos Gallo, el videoanalista del plantel. Gallo no fue jugador: lo intentó, pero su sueño se frustró. Comenzó editando resúmenes de futbolistas para redes, hasta que un día le ofreció a un técnico un compilado de jugadas del rival. Así empezó en Almirante Brown, continuó en Acassuso, Midland y volvió a la Fragata. La AFA lo incorporó como videoanalista de la Sub 20 del ascenso, luego pasó a la Sub 15 con Aimar, y más tarde trabajó con las Sub 17 y Sub 20.
El cuerpo técnico tiene su oficina en el Complejo 1 de Ezeiza y otra “móvil” en cada hotel de concentración donde se hospeda la selección. Allí conversan, debaten, analizan y planifican los trabajos grupales e individuales, además de preparar los próximos encuentros. Ante Marruecos, será el más esperado: la final que todos quieren ganar, aunque el reconocimiento y el resultado no vayan siempre de la mano.