La final de la Copa Argentina ya la ganaba Independiente Rivadavia por 2-1. Argentinos Juniors buscaba el empate, cuando se produjo un incidente que sacó de ritmo el encuentro.
¿Qué sucedió? En uno de los tantos centros, un defensor del equipo mendocino sacó el balón por el costado. Hernán López Muñoz salió corriendo hacia el lateral para sacar rápido, y se encontró con Alfredo Berti, el entrenador de la Lepra, con el que hubo un roce. En una de las repeticiones se vio que el DT le lanzó una especie de zancadilla; después de tomar la pelota, el jugador de Argentinos empujó al DT con el pecho y le recriminó esa actitud.
De inmediato, el encuentro levantó temperatura: todos los suplentes de Independiente Rivadavia se fueron encima de López Muñoz. Los efectivos de la seguridad privada se metieron en el campo a separar, mientras Costa se trenzó en una discusión con Viveros. Después que todo se calmó, Ramírez le sacó la tarjeta roja a Berti.
Lejos de irse tranquilo del campo, el entrenador entró en la cancha y le dijo de todo a Ramírez. “Ladrón, la c… de tu madre, sos un botón, te cagaría a trompadas”, le gritó en la cara. No conforme, Berti también encaró al juez asistente y al cuarto árbitro. “Son unos hijos de p…, ladrones de m…”, se descargó con furia el DT mientras era escoltado hacia la salida. Berti, claro, no se quedó en el vestuario: siguió lo que faltaba del partido desde la platea.
No se jugó casi nada por un largo rato. Ramírez, con criterio, ante cada interrupción, hacía el gesto de añadir más tiempo. Anunció 13 minutos de descuento, que al final fueron 15, con un agregado tras el empate de Argentinos. El árbitro amonestó a medio equipo mendocino (seis amarillas), y echó por doble amonestación a Maximiliano Amarfil, a los 41 del primer tiempo, y a Alejo Osella, a los 46 de la segunda mitad.
“Me echa, pero no hubo nada. El chico de Argentinos me pisa y yo no le hago nada. Si lo revisan, lo van a ver. Se tropieza con mi pie y cae, pero acá hay muy poco espacio entre la cancha y el banco, no pasó nada. Ya pasó, es historia, a veces las pulsaciones son altas para todos, para mí, para el árbitro. es algo que tengo que corregir, no extralimitarme”, dijo Berti después de la final.
Argentinos terminó de inclinar la cancha en el agregado y empató a los 97 minutos con un rebote que Erik Godoy mandó a la red con un zapatazo seco. La Lepra resistió en lo que quedaba del partido, con dos menos, y llegaron a los penales.
Ya en el desempate, aparecieron dos figuras. Una, de manera inesperada. A los 44 minutos del segundo tiempo, Ezequiel Centurión salió a despejar, no cayó bien y se lastimó la muñeca: a la cancha Gonzalo Marinelli, arquero surgido en River, pero que encontró la gloria a los 36 años y en un ratito: ingresó, ocho minutos después le convirtieron el gol del empate -un fusilamiento dentro del área-, y tuvo su revancha y su momento inolvidable en los penales.
No pudo en ninguno de los tres primeros remates, pero en el cuarto tiro, se arrojó para tapar el tiro de Tomás Molina. Tras la revisión en video, Ramírez ordenó patear el penal de nuevo, lo que acentuó la indignación en el banco mendocino. “Cuando me anularon ese penal me quería morir”, aceptó el héroe inesperado. Pero Marinelli ganó el duelo de nuevo: Molina cambió de lado, y también lo hizo el arquero, que atajó el segundo tiro. “Estos momentos llegan y son un premio”, destacó el arquero. Independiente Rivadavia quedaba match-point.
A continuación, Villa, que ya venía de ser el verdugo contra River en la semifinal, tenía otra vez la oportunidad de ser el dueño del festejo. Y no dudó: carrera y bombazo seco, inatajable para Chiquito Romero, y carrera desenfrenada. El colombiano fue capitán, figura y goleador de la Lepra mendocina, con un gol y 4 asistencias en la Copa Argentina, además de anotar los penales decisivos ante River y Argentinos Juniors.
“Le quiero dedicar este título al profe Miguel Russo, que en paz descanse, él siempre me dio esos consejos de seguir adelante y tener perseverancia a pesar de los problemas, creo que soy un resiliente de la vida”, señaló Villa, que tuvo al recordado DT en su paso por Boca. A su modo, el colombiano encontró su lugar en Mendoza.


