SAN PABLO, Brasil.– Desde fuera del hospitality llegaba a colarse el entrometido ruido de los motores de la Fórmula 4 brasileña. Más de una docena de grabadores registraban las respuestas de Franco Colapinto, que ya había anunciado su condición de piloto titular de Alpine para 2026.
La conferencia había avanzado más allá de las declaraciones obvias y lógicas. Paradas, observando en silencio, estaban su madre, Andrea, y su hermana menor, Martina. Al muchacho le preguntaron los cronistas.
–Hablás de sueños, hablás del pasado de ese chico de 14 años que se fue, y hoy –años después– están Andrea y Martina acompañándote. ¿Qué significa tenerlas hoy, en este anuncio histórico para el deporte argentino?
–Sí. La verdad es que es increíble. Creo que el apoyo que estoy teniendo de ellas últimamente es único. Y tenerlas acá… vinieron de Argentina y llegaron ayer. Es muy lindo…
Pausó su respuesta justo cuando su mirada se desvió hacia el rostro de Martina. Unas lágrimas se escapaban de los ojos claros de ella. Franco lo notó, y se le cortó la respiración.
Había un nuevo brillo en sus ojos, el de la emoción que intentaba contener. Frunció los labios, con las comisuras hacia abajo.
Recordó el día en que le dijeron que todo estaba hecho, el del “sí” definitivo —quizás unas jornadas antes del Gran Premio de Ciudad de México—. En ese momento, un cosquilleo feroz recorrió su cuerpo. Se había abrazado con María Catarineu y con Jamie Campbell-Walter, sus managers. Casi gritaron de alegría mientras reían y querían hablar los tres al mismo tiempo.
Pero esto, hoy, rodeado por una quincena de periodistas argentinos, era distinto.
Iba a resultarle difícil mantener la compostura. Los motores de la F. 4 brasileña, que al principio habían interferido con su comparecencia, se acallaron. Los periodistas, por un momento, también.
Franco no pudo seguir. Se levantó, rodeó la mesa y, allí atrás, se fundió en un abrazo con su madre y con Martina. Posaron para la foto, se besaron, y el piloto se dirigió a las oficinas cerradas en la zona trasera del hospitality. Llevaba consigo una alegría serena, profunda, que jamás había sentido.
La alegría del entorno que suele acompañar a Colapinto era evidente en Interlagos. Había desaparecido la opresora ansiedad que lógicamente se puede sentir cuando hay negociaciones que se prolongan y hay factores que no dependen del piloto que quiere conservar su plaza o ascender en el escalafón.
María y Jamie le comunicaron al muchacho argentino que todos los planetas se habían alineado unas dos semanas antes de viajar hacia Brasil, en los días correspondientes al Gran Premio de Ciudad de México.
–¡Claro que nos abrazamos y gritamos “¡vamos, vamos!“! Estábamos los tres juntos y fue un momento emocionante.
Con una botella de hidratación entre sus manos, María accedió a atender al enviado por LA NACION y contó: “Fue un momento especial en nuestras vidas, por Franco y todos los esfuerzos realizados. Antes del anuncio de hoy ya sabíamos, obviamente, que estaba todo listo. Pero fue como el casamiento: uno sabe la fecha de la boda y hace los preparativos y sabe que eso llegará, pero cuando ocurre… ¡Qué emoción! Sentí algo parecido a cuando me casé“, aludió a su enlace con Jamie, celebrado el año pasado.
Se comentaba en “radio paddock” que incluso Paul Aron, que participó con el coche de Pierre Gasly en la FP1 del Hermanos Rodríguez dos semanas atrás, ensayó sabiendo que su posibilidad de ser titular se había esfumado.
–Franco tiene asegurado el 2026. ¿Y qué dice el contrato para después?
–Tenemos el 2026, que no es poco, y Franco ha llegado para quedarse. Tenemos Franco para rato.
Catarineu lo dijo con total firmeza y confianza. Y añadió que cuando Colapinto recibió en torno a la fecha mexicana el “sí” del asesor Flavio Briatore fue evidente su alivio, en la forma de hablar, la de caminar, la de moverse cotidianamente. “Otro mundo”, sonreía al recordarlo María.
Sean Summers, el vicepresidente ejecutivo de marketing de Mercado Libre, es un entusiasta del automovilismo y de Colapinto. Había aprobado él un sustancial respaldo al argentino pintando de amarillo la parte posterior de la tapa del motor del A525 por tres fechas, las de Estados Unidos, México y Brasil. Con una facturación de más de 21.000 millones de dólares en 2024 y beneficios en torno al 10% de esa cifra, más 100 millones de clientes ese año sobre un mercado potencial de 650 millones en América Latina, la compañía persigue una expansión susentable en la que encaja perfectamente la operación Colapinto. El escenario del automovilismo de alto nivel complementa lo invertido en fútbol mediante Conmebol y, desde 2026, vía la Liga Profesional argentina. En ese agresivo plan de expansión, se acrecienta el esfuerzo en la Fórmula 1.
Para iniciar las cuestiones comerciales y no solapar el patrocinio del 2025 con el anuncio del 2026, entre otros motivos, se decidió anunciar la confirmación a Franco en Brasil, país en el que Mercado Libre factura unos 12.000 millones de dólares por año.
Por el momento, el dinero que se mueve a raíz de su magnetismo mediático y sus capacidades de piloto tiene sin cuidado a Colapinto.
–Franco, ¿podés contarnos cómo se dieron las negociaciones?
–Yo no negocié. Pregúntenles a María y a Jamie.
Para él, la realidad de todos los días no cambia, al menos hasta fin de año y hasta que pueda sentarse en el nuevo auto, más eficaz que este limitado A525. Sobre el cual tiene una lapidaria opinión.
–Imagino que si tuvieras la máquina del tiempo querrías ya estar en el 2026 y dejar el A525 en el museo. Y comenzar en cero.
–Sí. Pero en el museo… u otro lado.
Dejó librado a la imaginación de los escribas dónde pondría él ese coche.
Cuando llegó la hora señalada, las 10.43 de este viernes, para el levantamiento del “embargo” para comunicar la noticia, Briatore decía lo suyo desde Europa: “He seguido el progreso de Franco… y siempre he creído que tiene las cualidades y el potencial necesarios para ser un piloto de primer nivel… Nuestra decisión de continuar juntos en 2026 es una clara muestra de nuestro compromiso y del fuerte respaldo que brindamos a Franco en su desarrollo como piloto de carreras».
Acompañó al comunicado la foto de rigor, diferente a la que se había hecho Flavio en septiembre al renovar su alianza con Pierre Gasly. En aquella ocasión estaban ambos sentados frente a una mesa de caoba en un entorno corporativo, con dos copias del contrato y una lapicera. Con Franco, el italiano aparecía en un gesto de colega, apoyados mutuamente por los hombros, y juntando sus puños, “chocando los cinco”.
Empezó Flavio el comunicado con un “vamos @francocolapinto”, a tono con el “vamos Nene” con que lo hizo Alpine al dar la noticia, también en Instagram. Un gesto de fraternidad.
Terminada la ceremonia, calmadas las emociones, había que prestar atención a lo que iba a suceder en la pista.
Por la mañana ambos Alpine tenían puestas a punto diferentes. Con una única sesión de práctica había que probar dos soluciones. Franco comenzó con menos carga alar y en la mitad de la recta tenía 3 kilómetros por hora más que su compañero. No le servía para nada porque Pierre, con más carga y otra definición de amortiguación, lo superaba claramente saliendo de la ese de Senna y fabricaba hasta la salida de la curva del Sol, la cuarta del dibujo paulista, una ventaja de más de dos décimas.
Al cabo, eran 511 las milésimas que separaban a ambos al final de esa tanda. Gasly quedó 7º, y Franco, 16º, a 1s185/1000 de Lando Norris, el más rápido en ese momento, con McLaren.
En el entretiempo, ambos coches se reajustaron para la prueba de clasificación para la carrera sprint.
Franco iba a reducir la diferencia respecto a Gasly a 344/1000, pero mientras el francés avanzó a la SQ2, él resultó 16º y eliminado en la SQ1. No se lo veía muy preocupado. Un sorprendido Pierre había dicho por radio que el A525 estaba funcionando de maravillas. Y Franco reconocía que había mejoras.
Dijo ante la cámara de ESPN: “La prueba de clasificación fue complicada. Los viernes me cuestan últimamente. Por lo general, a la noche encontramos varias cosas que al final nos solucionan varios de los problemas. Estaba competitivo, pero dejé yo algunas décimas y da bronca. Pero hay más performance que en carreras anteriores. Tuve a Yuki Tsunoda delante en mi vuelta. Perdí mucho en el primer sector, el resto de la vuelta fue bueno. En la última curva hay un piano que me complica. La sprint será una práctica para trabajar más para la qualy”, aludió a la prueba de clasificación para la carrera principal.
Este sábado desde las 11 se verá si este nuevo Colapinto titular es aun más resiliente y fuerte que aquél que aguantó todas las tormentas para sobrevivir y salvar su trayectoria en la Fórmula 1. Para seguir soñando.


