Murrayfield es el primer templo que profanaron los Pumas. En el verano de 1999, en plena turbulencia dirigencial y estructural, los argentinos viajaron al Viejo Continente para jugar dos partidos como preparación para el inminente Mundial de Gales. El éxito en Edimburgo en el estreno, 31-22 sobre Escocia, vigente campeón del Cinco Naciones, resultó el primero en la historia de la selección en Gran Bretaña. El Millennium de Cardiff en 2001, Twickenham en 2006 y Lansdowne Road este año (no ante Irlanda sino contra British & Irish Lions) fueron rindiéndose paulatinamente. A las 12.10 del mediodía de Buenos Aires de este domingo, los Pumas volverán a presentarse en el icónico Murrayfield, no ya para sortear una crisis sino para confirmar una evolución que los acerca a las potencias.
Para los locales se trata de un duelo igualmente trascendente. La actual generación de jugadores escoceses es considerada la mejor de los últimos 25 años, y si bien consiguió algunos éxitos resonantes todavía no logra consolidarse como equipo dominante ni consiguió ningún título de campeón. Este sábado dejó pasar una gran oportunidad de dar un golpe sobre la mesa al no aprovechar una buena chance de vencer a los All Blacks por primera vez en su historia. Ahora está sedienta de revancha.
Los festejos por el centenario de la construcción del estadio de Murrayfield son otro incentivo para el apasionado equipo escocés y sus fieles seguidores. Hasta este jueves ya habían sido vendidas 63.000 de las 67.144 entradas disponibles, según informó la Scottish Rugby Union (SRU). Desde su inauguración, sucedida el 21 de marzo de 1925, se erigió en la casa del rugby escocés. Ese día Escocia venció a Inglaterra y consiguió su primer Grand Slam en el Cinco Naciones.
Con una combinación de sobriedad tradicional británica y una estructura concebida bajo principios funcionalistas que priorizara visibilidad, circulación y capacidad por sobre ornamentación, Murrayfield permite una visión casi total del campo desde cualquier punto, un adelanto para la época. Las reformas de los años 1980 y 1990 le otorgaron un perfil más contemporáneo, pero a diferencia de otros estadios europeos que se reinventaron completamente, conservó su carácter abierto y monumental, fiel a la estética escocesa de piedra y acero. “Una caldera estructuralmente expresiva que encapsula el alma y el espíritu de una nación”, según la descripción de la publicación Scottish Architecture.
Uno de los momentos de mayor épica ocurrió en 1975, durante el partido con Gales por el Cinco Naciones. Oficialmente, la afluencia fue calculada en 104.000 espectadores, pero hay reportes de la época que indican que había 130.000. De cualquier forma, constituye el partido de rugby de mayor asistencia en el Viejo Continente.
Para conmemorar su centenario, la SRU lanzó la campaña Murrayfield is 100, una serie de eventos y acciones que se repartieron durante el año. Para esta ventana, Escocia utiliza una camiseta especial que incluye detalles dorados y la leyenda “Murrayfield Stadium 1925-2025” en las mangas.
La lluvia que recibió a los Pumas toda esta semana, según los pronósticos, amainará el domingo. No así el frío ni la humedad, factores condicionantes para un óptimo desarrollo del rugby, o al menos el que pregona Felipe Contepomi, el entrenador argentino. Habrá que adaptarse.
La mayor dificultad, no obstante, proviene del rival. Escocia es, sobre todo, un equipo sólido, que sabe a qué juega y tiene individualidades rutilantes. La lesión que marginó al apertura Finn Russell de los últimos 15 minutos del partido ante All Blacks no sería inconveniente para que esté el domingo. Así y todo, esta generación de jugadores a los que conduce Steve Townsend no termina de concretar todo lo que insinúa y está en deuda con su público. Australia 2027 puede ser su última oportunidad, y con escoceses y argentinos luchando por el preciado sexto lugar, este encuentro adquiere un condimento adicional.
Ser cabeza de serie no es determinante, pero definitivamente allana el camino. Para eso, el Cardo debe escalar desde la octava ubicación hasta la sexta, que hoy ocupan los Pumas. En Francia 2023 cayó en el “grupo de la muerte”, no pudo con los favoritos Irlanda y Sudáfrica y quedó fuera de los cuartos de final por segundo mundial consecutivo, y por tercera vez en los últimos cuatro certámenes.
La preclasificación de la Argentina en el sorteo de la configuración de las zonas del Mundial se resolverá recién después del último compromiso, el del domingo 23 ante Inglaterra en Twickenham. Sin embargo, lo que ocurra en este fin de semana plagado de partidos imperdibles, con Inglaterra vs. Nueva Zelanda como atractivo máximo, marcará una tendencia. Escocia está en posición de sobrepasar a los Pumas. Para ello debe imponerse por más de 15 puntos. Australia, 7º, que parece haber entrado en declive tras la victoria sobre los argentinos en Townsville, también puede adelantársele; sucederá en el improbable caso de que venza a Irlanda por más de 15 (independientemente del resultado en Murrayfield), y si lo hace por 15 tantos o menos y los Pumas pierden. La Argentina incluso puede trepar al 5º puesto; lo hará si gana por más de 15 y, sorpresivamente, Francia pierde contra Fiji también por más de 15.
La victoria de 1999 ocurrió poco después de que la UAR destituyera a José Luis Imhoff como entrenador y lo reemplazara por Héctor Méndez y el neozelandés Alex Wyllie, apenas un mes y medio antes del Mundial de Gales. Por el contexto y la valía del rival, entonces campeón del Cinco Naciones, se trató de uno de los éxitos más relucientes en la historia de los Pumas. El wing rosarino Octavio Bartolucci se destacó con dos tries (Diego Albanese anotó el restante) y Gonzalo Quesada sumó 13 puntos con el pie. Felipe Contepomi, que el día anterior había cumplido 22 años, fue partícipe al ingresar desde el banco.
A esa victoria la siguieron otras tres consecutivas en Murrayfield. Sin embargo, desde el éxito de 2009 los Pumas no vencen a Escocia como visitantes, y acumulan cuatro derrotas sucesivas en esa condición. La última fue un apabullante 52-29, en noviembre de 2022, ante una actuación soberbia de Russell. El público local venía de presenciar, una semana antes, cómo se le escapaba a su selección el primer triunfo contra los All Blacks. Como el sábado pasado, el Cardo cayó por ocho puntos (31-23). Los Pumas deben descorrer una vez más el velo místico de este templo del rugby mundial.


