Una de las claves del éxito del proceso que lidera Felipe Contepomi en los Pumas es la gestión de los jugadores. En ello, los acuerdos con los clubes a los que pertenecen han sido determinantes para conjugar descansos y rotación afectando lo menos posible la competitividad del equipo. “Con casi todos los clubes”, aclaró el head coach, algo contrariado. Ocurre que para el trascendental partido de este domingo contra Escocia, la Argentina no podrá contar con Marcos Kremer, una pieza clave, ya que prefirió darle descanso por la seguidilla de partidos que acarrea el entrerriano.
La baja de Kremer obligó a uno de los cinco cambios que dispuso el entrenador para el segundo test match de la ventana de noviembre, el de este domingo a las 12.10 (hora de Buenos Aires) en Murrayfield ante el sólido seleccionado local. En Edimburgo, el paranaense será reemplazado por Pedro Rubiolo, que actuará en la segunda línea. Además, Juan Cruz Mallía ingresará por Santiago Carreras, Santiago Grondona lo hará por Pablo Matera, Matías Moroni actuará por Justo Piccardo y Rodrigo Isgró será titular en lugar de Bautista Delguy.
“Es un desafío jugar tres partidos internacionales de ese calibre, con la demanda física que ello conlleva”, justificó Felipe en la conferencia de prensa en que anunció la formación. No se lo notó enojado como cuando reclamó por la sucesión de fallos en contra de los Pumas tras la victoria en Sídney sobre Australia, pero se hizo evidente que quería dejar sentada su postura. “Hay decisiones que son más tácticas, pero en el caso de Marcos hubo algún golpe. No estaba imposibilitado para jugar, pero viene de siete partidos seguidos. Venimos hablando mucho de cuidar al jugador en la parte física y la mental. Si uno habla y piensa de esa manera tiene que actuar acorde. Es una situación complicada. Es el partido número 12 [de los Pumas] este año, Marcos tuvo que quedar fuera en cinco por descanso. Es la realidad, no es una excusa. Ponemos al jugador por encima de cualquier circunstancia. Marcos terminó los dos partidos con Sudáfrica y jugó cuatro fines de semana seguidos por Clermont. Puede jugar uno más, seguro, pero empiezan esos golpecitos y dolores. Queremos tener a Marcos Kremer todos los partidos, pero hay que cuidarlo”.
Kremer es la piedra angular de la defensa argentina. No hay muchos jugadores en el mundo que tengan su capacidad de tacklear agresivamente y hacer retroceder al rival. De allí que, más allá de que el puesto de tercera línea esté bien cubierto en los Pumas, se trate de una baja sensible para este partido. La temporada de Clermont se cerró el 31 de mayo, cuando el ala sufrió un esguince de tobillo. No se recuperó a tiempo para los playoffs y no fue convocado para el encuentro con British & Irish Lions en Dublín ni para la ventana de julio. Regresó para el Rugby Championship, en el que afrontó los seis compromisos (cinco como titular), y siete días después del cruce con Springboks en Twickenham estaba nuevamente vistiendo la camiseta de su club. En él protagonizó cuatro partidos seguidos como titular (en tres estuvo los 80 minutos; en el restante, 73), el último, una semana antes del duelo con Gales en Cardiff.
Además de ser un estratega táctico y un especialista en manejo de grupos humanos, desempeñarse como entrenador de los Pumas requiere dotes de negociador. Ocurre que en el rugby profesional la cantidad de encuentros que debe afrontar cada jugador, entre club su (torneo local y copas europeas) y su selección, excede el límite que indican el reglamento de World Rugby y el sentido común. El eterno dilema es quién cede. La regla 9 ampara a las selecciones nacionales y obliga a los clubes a liberar a los rugbiers en las ventanas internacionales (julio, Championship y noviembre). Pero ellos son los que pagan los sueldos y, fuera de esas ventanas, tienen la potestad de hacerlos jugar en detrimento de su longevidad deportiva. Recientemente, World Rugby emitió una disposición por la que los profesionales no pueden jugar más de 30 veces por temporada ni en seis semanas consecutivas y deben gozar de cinco semanas de descanso.
Estos acuerdos con los clubes, o más específicamente con sus entrenadores, varían según el jugador. Por ejemplo, alguien que estuvo inactivo por una lesión quizá no necesite descansar. Hay otros casos, como el de Pedro Delgado, que se sumó a mitad de año a Harlequins, tuvo que viajar a Londres y se perdió los últimos cuatro compromisos del Rugby Championship. Contepomi podría haber forzado el cumplimiento de la regla 9, pero eligió un beneficio a largo plazo.
Al priorizar el bienestar del jugador, Contepomi toma riesgos. En julio, por ejemplo, encaró dos veces a Inglaterra con una mayoría de habitualmente suplentes. Si bien eso sirvió para darles rodaje a jugadores de poca experiencia y ampliar la base, sufrió dos derrotas que pueden ser costosas con miras al 3 de diciembre, día en que se realizará el sorteo de la conformación de las zonas para el Mundial Australia 2027.
A cambio, Contepomi consiguió, por ejemplo, que los clubes cedieran a los jugadores para dos concentraciones en Londres a lo largo del año, en marzo y en octubre, importantes para fortalecer el espíritu del grupo y trabajar en cuestiones tácticas. Los Pumas dan ventaja a las otras potencias, que, al tener mayor control sobre sus jugadores, pueden disponer de ellos en muchas más semanas.
Se trata de un enfoque distinto al que empleó, por ejemplo, Mario Ledesma, que sostenía que la prioridad era la selección, hacía cumplir a rajatabla la regla 9 y aspiraba a que todos estuvieran disponibles para los 12 partidos que suelen tener los Pumas cada año. “No vamos a negociar con los clubes”, dijo en una entrevista para LA NACION. “Si nosotros llamamos a un jugador y el tipo quiere seguir jugando en los Pumas, tiene que venir. Si renuncia, renuncia para toda la vida. Y si los presidentes de los clubes les pagaron un millón de dólares para que jueguen allá y el tipo no juega durante cinco meses, problema de ellos. No vamos a negociar con la camiseta de los Pumas”, aseveró el entonces entrenador de la selección.
Contepomi aplica una flexibilidad mayor, pero también dejó en claro que las conversaciones no son igual de productivas con todos los clubes y que se sintió perjudicado en el caso de Kremer y Clermont.
La vuelta de Moroni
Entre los demás cambios, el más saliente es el de Matías Moroni, que no fue tenido en cuenta en el Rugby Championship ni había sido convocado originalmente para esta ventana, pero que se ganó un lugar tras la lesión de Lucio Cinti. Ocupará el puesto de segundo centro en lugar de Piccardo, que irá al banco (había ocupado ese lugar en los últimos dos compromisos, pese a jugar mayormente como número 12).
“Sabemos lo que aporta Tute [Moroni], sabemos lo que puede darnos. Siempre fue muy claro el diálogo con él. Es alguien de quien confiamos en que podemos llamarlo de un día a otro y va a estar preparado”, dijo Contepomi en la rueda de prensa. “Aporta energía. Hay cuestiones tácticas y estratégicas por las que su presencia nos parece la más adecuada para este partido. No es que Piqui [Justo Piccardo] haya jugado mal. Son combinaciones para cada partido”.
En la selección de Escocia se confirmó la presencia de Finn Russell, que estaba en duda tras salir lesionado el sábado frente a All Blacks. El entrenador Greg Townsend dispuso un solo cambio respecto del equipo titular que cayó sobre el final contra los neozelandeses: el regreso de Rory Darge en lugar de Matt Fagerson.


