A veces sí hay dos sin tres. Puede dar fe Racing, que en Rosario, ante Newell’s, tuvo un guiño del destino para no volver a tropezar por tercera vez con la misma piedra. Con un triunfo 1 a 0 más apretado de lo que demostró el trámite del partido, la Academia consiguió lo que no había podido ante Huracán y Gimnasia, en las fechas anteriores: trepar a la cima del campeonato, compartida con el Globo, aunque sea por unas horas, porque este sábado tanto Vélez como Instituto lo pueden superar.
Por tercera vez consecutiva, la Academia salió a jugar con un incentivo grande por delante: en caso de sumar de a tres, sabía que lo esperaba la punta de la tabla de posiciones de la Liga Profesional de Fútbol. Hizo los méritos. Pero igual sufrió hasta el último instante. Luego de un zonzo penal de Santiago Solari, que metió la mano en un tiro de esquina, Juan Ignacio Ramírez tuvo la oportunidad de igualar el resultado sobre el final, con un penal. Su remate se fue por encima del travesaño.
En el banco visitante se festejó con un gran suspiro. Un poco de alivio por no reincidir en los antecedentes inmediatos, pero sobre todo por los recientes: Agustín Urzi y el propio Solari habían desperdiciado la chance de estirar la ventaja y liquidar el juego.
“Que se vayan todos, que no quede ni uno solo”, se escuchaba en el Coloso Marcelo Bielsa segundos antes de que Darío Herrera marcara el inicio. El partido se jugó en el clima caliente que quedó en el Parque de la Independencia después de la derrota en el clásico ante Rosario Central, el sábado pasado. En estos días hubo amenazas -esas que también parecen haberse vuelto un clásico en el fútbol rosarino- y renuncias en la comisión directiva. Sebastián Méndez no pudo contar con el capitán Ever Banega, con molestias musculares. Aparecieron juveniles, como Giovani Chiaverano (19 años) y Lucas Besozzi (21). Hasta el arquero cambió el entrenador Méndez: esta vez Ramiro Macagno estuvo en el banco y Lucas Hoyos fue titular.
Por el lado visitante también hubo variantes de nombres. Después de la excursión a Chile, con dos partidos claves en el horizonte inmediato, como la vuelta del partido de Copa Sudamericana ante Huachipato y el clásico de Avellaneda, Costas decidió otra vez apostar por el recambio, como lo había hecho el viernes pasado ante Gimnasia La Plata. Bruno Zuculini y Roger Martínez, dos nombres que parecían clave en el inicio de este ciclo pero que se fueron desdibujando, tuvieron su chance desde el inicio.
Cuando el reloj marcaba media hora de juego, esos dos futbolistas surgidos del Predio Tita hace ya más de una década fueron los nombres claves del momento que rompió el partido. La jugada se inició con una buena recuperación de Zuculini en la mitad de la cancha. Y terminó con un sablazo del número 10, al que Hoyos respondió de manera deficiente. En el medio, Augustín Almendra se lució con un caño delicioso. En esas intervenciones quedó en evidencia la jerarquía del plantel que tiene la Academia, lo que lo distancia de otros rivales en el fútbol argentino. Así se explica su lugar en la tabla de posiciones.
A partir de ahí, la balanza del partido se empezó a inclinar en la noche rosarina. De un lado, los nervios, la necesidad y el apuro de la Lepra, un equipo que apenas consiguió tres triunfos en las 11 fechas que ya lleva esta Liga Profesional de Fútbol. Del otro, el cuadro de Costas y su capacidad para jugar directo, con sus delanteros que necesitan de dos chispazos para provocar un incendio.
Sin Adrián “Maravilla” Martínez, suspendido solo por una fecha por la roja directa que vio ante Gimnasia, el que apareció fue el otro Martínez. Roger, el colombiano. Había avisado con un cabezazo al palo a los 19 minutos del primer tiempo. Un ratito después, buscó el espacio en el balcón del área y sacó un derechazo que se clavó casi en el mismo lugar, pero esta vez del lado de adentro del arco. Golazo.
Pudo evitar los nervios, Racing, pero no estuvo fino. El único grito estuvo en el pie derecho de Roger, la figura del encuentro. Se divirtió el colombiano que lleva nueve gritos en este 2024, apenas con 950 minutos en cancha. Quedó a la sombra de su tocayo Martínez. A veces cuestionado por su actitud, el de Cartagena de Indias tiene una clase envidiable. La expuso a en una jugada puntual: mató un pelotazo que bajaba del cielo como si fuera una bombita de agua, luego la pisó, tiró un caño y recibió una falta. Fue lo mejor del partido, aunque no haya valido un gol. De eso ya se había ocupado el propio 10 en el primer tiempo.
Compacto de Newell’s 0 vs. Racing 1
En el final, dos incidentes. Primero, Rodrigo Fernández Cedres, de Newell’s, fue a buscar una pelota y chocó con una cámara de TV. Fue tan duro el golpe, que no pudo volver a jugar. Luego del pitazo final, un botellazo impactó en la cabeza de un asistente de Gustavo Costas, pero rápidamente se recuperó y se fue rumbo al vestuario caminando. En ese mismo instante, Maxi Salas les hizo un gesto impropio a los plateístas de Newell’s, enfurecidos por la derrota.