Apenas unas semanas después de que una violenta ofensiva rebelde tomara el control de su país natal el año pasado, un expatriado sirio en Moscú se dio el lujo de comer en el rascacielos más alto de la ciudad.
Con vistas desde el piso 62, anfitriones elegantes y cócteles elaborados, el restaurante “Sixty” recibe regularmente a miembros de la élite política rusa y celebridades extranjeras.
El comensal sirio, que habló bajo condición de anonimato, dijo que no le sorprendió que los camareros le pidieran que no tomara fotografías.
Pero se sorprendió al descubrir quién era uno de los personajes VIP que cenaban con él: el dictador derrocado de su país, Bashar Assad.
Durante más de cinco décadas, el apellido Assad ha sido sinónimo de brutal autocracia.
Ahora, los Assad son fugitivos y viven en Moscú.
Tanto el presidente depuesto como su hermano Maher Assad, uno de los líderes militares más poderosos del régimen, han traicionado poco acerca de cómo pasan sus días en el país que los apoyó cuando estaban en el poder y los acogió cuando cayeron.
La vista desde Sixty en Moscú, que se anuncia como uno de los restaurantes más altos de Europa. Es un lugar frecuentado por el derrocado dictador sirio Bashar al-Assad. Foto Restaurante Sixty.Pero a partir de testigos y amigos de la familia, y de pistas digitales dejadas en cuentas de redes sociales difíciles de rastrear, los periodistas de The New York Times han descubierto destellos de una vida de lujo e impunidad.
Los detalles de la vida de la familia Assad surgieron de una investigación del Times sobre el paradero de 55 de los funcionarios de más alto rango del régimen.
Las personas que hablaron con el Times —incluyendo amigos de la familia, parientes y ex funcionarios— insistieron en el anonimato por temor a su seguridad.
El lujoso exilio de los Assad comenzó desde el momento en que huyeron a Moscú en aviones privados y caravanas de coches, según un familiar, dos amigos de la familia y dos exoficiales militares de la 4.ª División, dirigida por Maher Assad.
Todos ellos han hablado, se han alojado o se han reunido con miembros de la familia Assad.
Bajo la estrecha vigilancia de los servicios de seguridad rusos, primero se alojaron en opulentos departamentos gestionados por el hotel Four Seasons, que pueden costar hasta 13.000 dólares por semana.
Imagen promocional de un apartamento privado de lujo en el Hotel Four Seasons de Moscú.Foto Hotel Four Seasons Moscú
Desde allí, el presidente depuesto y su familia se mudaron a un penthouse de dos plantas en la Torre Federación, el mismo rascacielos donde se ubica el restaurante Sixty.
Posteriormente, Bashar al-Assad fue trasladado a una villa en el apartado suburbio de Rublyovka, al oeste de Moscú, según informaron a funcionarios rusos un ex funcionario sirio en contacto con la familia, otro conocido y un diplomático regional.
El enclave es popular entre la élite rusa y cuenta con un complejo comercial de lujo.
Los servicios de seguridad rusos siguen vigilando a Asad y sus movimientos, según afirmaron los ex funcionarios y el diplomático regional, y han ordenado a la familia que no haga declaraciones públicas.
En febrero, las autoridades rusas actuaron con rapidez, según informaron otros tres exfuncionarios, cuando Hafez, el hijo de Assad, de 24 años, escribió sobre la huida de la familia en redes sociales y compartió un video suyo paseando por Moscú.
Desde entonces, no ha vuelto a publicar nada online.
Vidas
Dos conocidos dijeron haber visto a Maher Assad, con una gorra de béisbol calada hasta los ojos, varias veces en un reluciente rascacielos del distrito financiero de Moscú, donde creían que vivía.
Un amigo de la familia dijo que vivía en los edificios Capital Towers de ese distrito.
En junio, fue visto en un video en las redes sociales en el moderno bar de hookah Myata Platinum en Afimall, un complejo comercial y de entretenimiento cercano.
Mientras estuvo en el poder, Maher Assad y las fuerzas que él dirigía fueron acusados de disparar contra manifestantes desarmados, imponer asedios de “rendirse o morir de hambre” y dirigir una operación regional de tráfico de drogas que se estima les ha hecho ganar miles de millones de dólares.
A juzgar por las actividades de las hijas de Assad, la familia ha conservado una riqueza considerable.
En noviembre, el dictador derrocado invitó a amigos y funcionarios rusos a una villa en los suburbios para una opulenta fiesta para celebrar el 22º cumpleaños de su hija Zein, según un pariente, un ex oficial del régimen y un amigo de la familia cuyos hijos o amigos cercanos asistieron a la fiesta.
Barvikha Luxury Village, cerca de Moscú, en diciembre de 2012. Barvikha Luxury Village se encuentra en la opulenta zona donde, según se dice, se aloja actualmente Bashar Assad. (Olga Kravets/The New York Times)La prima de Bashar Assad e hija de Maher Assad, Sham Assad, también pareció celebrar su cumpleaños número 22 con un espectáculo extravagante que tuvo lugar durante dos noches a mediados de septiembre en un restaurante francés con azulejos dorados llamado Bagatelle en Dubai, Emiratos Árabes Unidos, y luego en un yate privado.
Las cuentas de redes sociales de ambas mujeres son privadas, con nombres de usuario que no revelan claramente sus identidades.
Sin embargo, el Times encontró y confirmó la autenticidad de las cuentas gracias a información de familiares y amigos de la familia, y luego examinó imágenes y videos de publicaciones públicas de Instagram de sus amigos.
Una publicación del cumpleaños de Sham Assad mostraba globos dorados en forma de 22 rodeados de regalos en bolsas de marcas de lujo como Hermès, Chanel y Dior.
Otra foto capta a los juerguistas en Bagatelle rodeados de espumosos de champán.
Se ve a la propia Sham Assad agitando una botella de Cristal entre una multitud que la vitorea.
Otra foto etiqueta el Instagram de su primo Zein, aunque no aparece en la imagen.
Fiestas
La fiesta continuó al día siguiente en un yate adornado con el nombre “Stealth Yacht” iluminado, con un DJ y luces estroboscópicas destellantes, según las publicaciones.
Una cuenta en redes sociales de un yate privado de alquiler con ese nombre, con sede en Dubái, también publicó fotos de la fiesta.
El barco está equipado con máquinas de humo, varios bares y un jacuzzi, y cuesta varios miles de dólares por varias horas, además de miles adicionales para DJs, bármanes y artistas, según el material publicitario.
Ambas hijas han estado viviendo en los Emiratos Árabes Unidos y también de fiesta allí.
Según dos amigos de la familia y dos ex oficiales militares que siguen en contacto con Maher Assad o su séquito, los Assad padre llegaron a un acuerdo especial con funcionarios emiratíes que permite a sus hijos permanecer en el país.
Los funcionarios emiratíes no respondieron a las preguntas del Times.
Apenas unas semanas después de la caída del régimen, Zein Assad regresó a sus estudios en los Emiratos Árabes Unidos, en la sede de Abu Dabi de la Sorbona, una reconocida universidad francesa, según amigos de la familia y una compañera de clase.
En el campus, según la compañera, la acompañaban guardaespaldas corpulentos e imponentes.
No todos los estudiantes sirios recibieron con agrado su regreso.
En un chat grupal, una estudiante le dijo a Zein Assad que «no era bienvenida», según dos personas que afirmaron haber presenciado el intercambio.
Poco después, según informaron, el chat fue interrumpido por completo y el estudiante ya no fue visto en el campus.
Un familiar del estudiante afirmó que las autoridades emiratíes lo habían interrogado y que posteriormente abandonó la universidad, en parte debido a este incidente.
La Sorbona de Abu Dabi declaró que la expulsión del estudiante fue un «asunto puramente académico» y citó tres infracciones, incluyendo el fraude.
La acritud en el grupo de chat con Zein Assad no tuvo «ninguna relación» con la expulsión, afirmó la universidad.
La compañera de clase dijo que Zein Assad no había asistido a clases durante parte de su último trimestre.
Pero sí obtuvo su diploma en junio en el Instituto Estatal de Relaciones Internacionales de Moscú, donde también estaba matriculada.
En las fotos de la graduación se veían a sus hermanos y a su madre presentes.
Se dice que en el exilio, Bashar Assad y su hermano han adoptado diferentes enfoques en cuanto al trato que dan a quienes alguna vez les sirvieron.
Maher Assad ha sido relativamente generoso con sus oficiales más cercanos, según dos ex comandantes y un amigo de la familia que lo contacta.
Envía dinero para ayudar a antiguos aliados a encontrar vivienda o a emprender pequeños negocios en sus nuevas vidas, dijeron.
Pero el asistente personal de Bashar Assad fue abandonado en Moscú por su ex jefe, según dos amigos del hombre y un compañero asistente que dijeron haber hablado con el asistente.
El asistente, cuyas funciones incluían llevar el equipaje del presidente y abrirle las puertas, estaba entre las pocas personas que Assad llevó en su vuelo furtivo a Moscú en diciembre de 2024.
La orden del asistente de unirse fue tan repentina, dijeron los amigos y el compañero, que no pudo agarrar su pasaporte ni empacar dinero y ropa.
El asistente acompañó a Assad a los lujosos departamentos del Four Seasons, donde le indicaron que compartiera una suite separada con otros dos ayudantes de Assad.
A la mañana siguiente, un empleado del hotel les entregó una factura desorbitada, según contaron los amigos y el compañero.
Presas del pánico, los tres asesores intentaron repetidamente llamar a Assad.
El presidente depuesto nunca respondió.
Finalmente, los funcionarios rusos intervinieron y ofrecieron trasladar a los ayudantes a un puesto militar de la era soviética junto con otros oficiales de menor rango del régimen.
En lugar de ello, el asistente personal, sin un céntimo, decidió regresar a Siria.
Ahora vive tranquilamente con su familia en un pueblo de montaña, con la esperanza de pasar desapercibido, según dijeron las tres personas que lo contactaron.
Se negó a hablar con el Times cuando un intermediario se puso en contacto con él.
Un año después, el asistente tiene dificultades y a veces acepta dinero de otro exfuncionario del régimen para llegar a fin de mes.
Los Assad, dijo su compañero, nunca le ofrecieron nada.
“Bashar vive su vida al máximo, como si nada hubiera pasado”, dijo el excolega.
“Nos humilló cuando estuvo aquí y nos jodió cuando se fue”.
c.2025 The New York Times Company
