El Papa León XIV celebró anoche su primera misa de Nochebuena como pontífice, en la que deseó que “Jesucristo nos traiga la paz y el amor de Dios”, proclamando que “Dios se hace niño para revelar la dignidad humana de cada persona”. En su homilía también denunció “una economía distorsionada que induce a tratar a los hombres como mercancía”.
Agregó que “en la tierra no hay espacio para Dios sino hay espacio para el hombre», y reclamó una acogida para “los niños, los pobres, los extranjeros”.
Ante seis mil fieles que llenaban la basílica de San Pedro y otros cinco mil que siguieron la misa a la intemperie, bajo una persistente lluvia y frío en la plaza frente a unas pantallas gigantes que trasmitían la ceremonia, el Papa Prebost salió a la plaza antes de comenzar la ceremonia para expresar su “admiración y respeto” por los que resistían el mal tiempo.
En su homilía, el Papa destacó que la encarnación divina en la fragilidad de un recién nacido es “la máxima expresión .de humildad y liberación”.
“Mientras una economía distorsionada induce a tratar a los hombres como mercancía, Dios se hace semejante a nosotros revelando la dignidad infinita de cada persona”, explicó.
León XIV puso de relieve el contraste la aspiración humana de “convertirse en Dios para dominar al prójimo”, con la voluntad divina de “convertirse en hombre para liberarnos de la esclavitud”.
Esta mañana, el Papa presidió la misa del natalicio de Jesús reanudando una tradición que se remonta al pontificado de Juan Pablo II, que gobernó la Iglesia entre 1972 y 2005.
Durante la ceremonia de este jueves el Santo Padre condenó «las guerras en curso o las que terminaron y dejaron heridas abiertas», en clara referencia a los conflictos en Ucrania y la Franja de Gaza.

