La imagen de Luca Scarlato besando el escudo de la camiseta de River después de hacer un gol envejeció en pocos meses. A partir de 2026, el chico no formará parte de la categoría 2009, dirigida durante este año por Damián Castellanos. Y no se trata de una elección del director técnico luego de que el delantero anotara 16 tantos oficiales en la séptima, el doble de los que hizo en 2024 para la octava, sino de una determinación de Diego Scarlato y Lorena Cuervo, sus progenitores, que decidieron ampararse en la figura legal de responsabilidad parental, conocida popularmente como patria potestad, para definir su salida del club, por ser menor de edad.
Aunque hubo varias ofertas con diversas variantes y “muchas reuniones”, según confirmaron para LA NACION desde el Departamento de Fútbol Formativo de River, para que el atacante firmara el primer contrato profesional después de que el 19 de abril cumpliera 16 años, la edad mínima requerida en la Argentina para celebrar un vínculo laboral, cada propuesta fue rechazada. El último intento fue realizado el jueves 18 de diciembre.
“No nos mueve la plata”, aseguró Lorena Cuervo, la madre del juvenil, en diálogo con DSports Radio el lunes. Y amplió su versión: “Hasta hace un mes ni el nombre sabían. Lo tuvieron dos meses con pubalgia, amenazándolo para que no se hiciera estudios médicos porque tenían que ganar el campeonato de séptima para salvarle la cabeza al director técnico. Y nos avisaron que iban a sacar todas estas noticias… ¿Sigo dejándolo en el club?”.
Consciente de que se produjo un gran revuelo en las redes sociales, en las que no sólo hubo críticas a Scarlato sino también a su representante, Martín Guastadisegno, Cuervo profundizó su descargo: “Detrás de cada chico hay una familia, un sacrificio. Duele todo lo que se está publicando, los comentarios. El sueño de Luca es jugar en la primera de River y en la selección. Está desde hace 10 años en el club. El representante se crio conmigo; jamás le haría daño a mi hijo. Quiere a Luca como a su sobrino, no tiene ningún interés económico”.
River no emitió ningún comunicado al respecto, pero Gabriel Rodríguez, coordinador general de las divisiones inferiores del club y con pasado como DT interino (a fines de 2008), se expresó en la misma emisora el martes y apuntó a Guastadisegno. “A Luca lo tuve de muy chiquito, lo quiero mucho y le deseo lo mejor. Pero a lo mejor lo tenía en River. No me pareció justo su actuar. Estos representantes son un problema, un mal necesario en el fútbol. Desde marzo que se le propuso al chico Scarlato que firmara el contrato; hasta el propio Jorge Brito [presidente] fue a Rivercamp a verlo. Es un chico excelente, de buen nivel cultural, cariñoso. Le decía que sí a Brito. Después está la madre. El nene quedó sujeto a lo que hicieron el representante y los padres. Lo que dijo la madre de Scarlato es una infamia. Jamás jugó lesionado; incluso para el último partido decidí que no viajara para que estuviera cerca de su madre, que se operaba”, disparó Rodríguez.
La familia de Scarlato no dio precisiones sobre dónde estará el futuro del delantero, pero en River saben que Italia es un probable destino, teniendo en cuenta que el juvenil posee la ciudadanía de ese país. Incluso la dirigencia le consultó a su par de Milan si realmente existía interés por el jugador, pero la respuesta fue negativa.
Con el antecedente de haber intervenido en la partida de Matías Soulé a Juventus mediante la invocación de la responsabilidad parental cuando estaba en Vélez Sarsfield y el jugador tenía apenas 15 años, Guastadisegno es el principal apuntado por la dirigencia de River. Aunque las vías de la justicia ordinaria difícilmente puedan resultarle útiles, en la entidad millonaria analizan elevar un reclamo ante AFA e incluso ante FIFA contra el intermediario y familiares de Scarlato.
No es la primera vez que River sufre una baja en su semillero como consecuencia de la patria potestad. En agosto de 2019 perdió a nada menos que Giuliano Simeone, debido a que su padre, Diego, decidió llevárselo a Europa a sus 16 años. Pronto lo ubicó en las categorías formativas de Atlético de Madrid, aprovechando la ciudadanía española. El club ibérico priorizó la buena relación con su par argentino y se comprometió formalmente a reconocerle una plusvalía de 20% en una futura transferencia.
La siguiente situación, en enero de 2020, fue protagonizada por el enganche Tiago Geralnik, que con la misma edad que tenía el hijo de Cholo Simeone emigró también a la madre patria para incorporarse a Villarreal B, gozando del pasaporte italiano que le permitía no ocupar plaza de extranjero en el Viejo Continente. En sintonía con el club colchonero, la directiva del Submarino Amarillo le garantizó a River el dinero correspondiente a 5% de una eventual venta posterior y para congraciarse le abonó 100.000 euros. Incluso extendió el beneficio a un pago de € 500.000 si el juvenil, que llegó a ser sparring de la selección argentina bajo las órdenes de Lionel Scaloni, afrontaba diez partidos oficiales en el equipo principal de Villarreal. Pero Geralnik ni siquiera debutó y hoy actúa en la B de Qatar por Lusail.
Mientras tanto, River quiere frenar el mecanismo para no tener más pérdidas ni permitir que los precedentes alimenten el atajo de la responsabilidad parental. Como desde el punto de vista legal es complejo encontrar algún resguardo sólido para impedir la partida intempestiva de un menor de edad, la estrategia encarada frente a determinados talentos es el diálogo y la cercanía con los padres antes de que los futbolistas en cuestión cumplan 16 años. Ese panorama se presenta hoy con Bruno Cabral, el goleador de la octava que brilló recientemente en la Messi Cup y celebrará el próximo 16 de agosto. Lo propio ocurrió oportunamente con Franco Mastantuono, blindado por la institución con el primer vínculo laboral apenas dos días después de que soplara las velitas.

