Debutó Real Madrid, pero el que se adueñó del escenario fue Al-Hilal. Hizo su estreno Xabi Alonso en el banco del club coleccionista de copas europeas, pero el que pareció haber logrado una transmisión más rápida de ideas entre los suyos fue Simone Inzaghi, que también tuvo su avant-première en el puesto de mando, enfrente. Ofreció su función inaugural vestido de blanco el inglés Trent Alexander-Arnold, pero la nota más destacada fue dada por Salem Al-Dawsari, aquel del segundo gol a Argentina en Qatar 2022, en su partido número 277 en el conjunto árabe, y Yassine Bono, el arquero marroquí que le atajó un penal sobre la hora a Federico Valverde para asegurar el 1 a 1 final en la quinta jornada del Mundial de Clubes Estados Unidos 2025.
Parece que no habrá más remedio que ir acostumbrándose a algunas transformaciones en el panorama futbolístico internacional. Por supuesto que sigue y seguirá habiendo “clases sociales” y continuarán existiendo durante mucho tiempo Auckland City y semejantes, pero así como la geopolítica altera los mapas de poder, la economía empieza a enseñar que tampoco en el deporte las cosas son eternas.
Si bien son saudíes su sede, su capital financiero y sus hinchas, si se mira el plantel resulta sencillo llegar a la conclusión de que Al-Hilal, “Luna Creciente”, es un equipo que podría competir tranquilamente en cualquier liga europea. Su alineación inicial en la Copa del Mundo integró a jugadores de Marruecos, Senegal, Portugal, Brasil y Serbia, en su mayoría componentes de sus respectivas selecciones nacionales. Casi como una rareza, incluyó también tres futbolistas locales. Es decir, algo similar a la conformación de los planteles de los clubes de los grandes torneos del Viejo Continente.
Con esas herramientas que le facilitan los petrodólares, los “tiburones azules” de Riad se dieron el gusto de intimidar a Real Madrid de punta a punta del partido. Incluso, el de reducirlo a mero partenaire durante la primera media hora de juego.
Ágil y dinámico en la circulación de la pelota, muy bien distribuido sobre el césped tanto en ataque como en defensa, el conjunto árabe brindó una sinfonía de toques de primera, aderezada con las gambetas de Al-Dawsari, la “jefatura” de Sergei Milinkovic-Savic en el vértice más adelantado del mediocampo, la ubicuidad de Ruben Neves en la recuperación y las trepadas permanentes de João Cancelo y Renan Lodi por las alas.
No tuvo en ese lapso Al-Hilal la puntería ni la justeza necesaria para dibujar en el resultado la ventaja que merecía un funcionamiento que, por supuesto, no cabe adjudicarle a los méritos del recién aterrizado Inzaghi.
Marcos Leonardo, de 22 años y uno de los infinitos productos de la usina brasileña de fútbol, marcó 17 goles en 24 partidos en esta temporada, la primera suya en la liga saudita. Sin embargo, en su presentación ante los ojos del mundo no le acertó al arco en ninguna de las tres oportunidades de las que dispuso. Pifió el remate en un centro desde la izquierda a los 9 minutos; disparó al lateral de la red cuando se enfrentó con Thibaut Courtois a los 7 de la segunda mitad y remató muy alto desde una excelente posición tras un centro de Al-Dawsari a los 26. El único punto en su favor fue provocar el penal por la falta que le cometió Raúl Asencio a los 40 y que le permitió a Neves reestablecer la igualdad apenas siete minutos más tarde de que la Casa Blanca se pusiera en ventaja.
Después, en el segundo tiempo, Al-Hilal debió mostrar que también sabe sufrir y sacrificarse cuando pierde el dominio y el rival se le viene encima. Fue el momento de encumbrar la figura de Kalidou Koulibaly, ex jugador de Napoli y Chelsea, que constituyó junto a Bono el frontón donde chocó el ataque de los dirigidos por Xabi Alonso. Aun así, obligado a agruparse en su campo, el elenco saudita nunca renunció a buscar el arco de enfrente y se ganó con creces el punto que rescató ante el rival más poderoso de su grupo.
Real Madrid fue, de alguna manera, la cara contraria. No se puede decir que haya jugado mal. De hecho, colaboró sobre todo en el segundo tiempo a montar el que hasta ahora fue el mejor encuentro del Mundial, un ida y vuelta entretenido e impredecible hasta el último suspiro. Pero, sin dudas, no respondieron los merengues al cartel de favoritos que siempre cuelga de sus cuellos.
Sin Kylian Mbappé, afiebrado, las miradas se habían depositado en Vinícius Júnior como carta de triunfo, o en Alexander-Arnold, por ser el fichaje más renombrado de este mercado. El primero necesitó olvidarse de la guerra que inició a los cinco minutos contra Facundo Tello para dejar destellos de calidad en la cancha. El árbitro argentino lo amonestó por haber simulado recibir una falta en la puerta del área y desconectó el frágil sistema nervioso del extremo brasileño, más dedicado durante los 45 minutos iniciales a protestar por cada roce con un adversario que a jugar.
A la vuelta de los vestuarios ya fue otra cosa. A los 30 segundos desbordó por la izquierda el discutido Vini y lanzó dos centros precisos. En uno, fuerte y por abajo, Arda Güler estrelló un remate en el travesaño; en el siguiente, una vez que le cayó el rechazo, pinchadito por arriba, cabeceó Gonzalo García en el área chica y Bono inauguró su casillero de grandes atajadas.
Alexander-Arnold, por su parte, sufrió más de la cuenta con Al-Dawsari y Lodi en la marca, y apenas si se puede señalarle un par de aciertos con la pelota en los pies. Muy poco para una estrella de indiscutible jerarquía.
En todo caso, mostró Real Madrid que mantiene varias de sus pautas habituales de comportamiento. Por ejemplo, la contundencia. Necesitó la pausa para hidratarse a la que obligan el calor y la humedad de Miami en los partidos vespertinos para dar señales de vida en el partido, y en la segunda de esas señales se puso en ventaja con un gol del juvenil Francisco García tras un contraataque fulminante. También exhibió las flaquezas para recuperar la pelota en el medio y los padecimientos por el centro de su inexperta defensa (el debut de Dean Huijsen no fue del todo auspicioso).
Compacto de Real Madrid 1 vs. Al-Hilal 1
El ingreso del turco Güler por Asencio, que motivó el retraso de Aurélien Tchouaméni a la retaguardia y la colocación de Federico Valverde como volante central, aumentó la fluidez en la progresión de las jugadas; las gambetas de Vinícius levantaron el voltaje de sus compañeros, y en esa parte final el equipo se pareció más al que se imaginaba antes del inicio. Hasta pudo ganar sobre el cierre, con ese penal que Tello cobró a instancias del VAR, por un manotazo imprudente de Mohammed Al-Qahtani en la cara de Fran García en una acción que no tenía ningún riesgo en el minuto 45. La estirada de Bono logró que el resultado indicara con más fidelidad lo ocurrido en el juego.
Hizo su presentación Real Madrid, y dejó la duda de si en estos momentos la etiqueta de favorito no le queda algo grande. Se ganó el respeto y el aplauso Al-Hilal, el equipo que basado en millones de euros le dice al mundo que hay que empezar a divisar nuevos horizontes en el panorama de los clubes potentes del planeta.