El Monumental de Maturín es el estadio más grande y moderno de Venezuela. Construido para la Copa América 2007, jamás albergó una caída de la selección vinotinto, y suma dos triunfos y dos empates de la mano de Fernando Batista. Este jueves, por la eliminatoria sudamericana, Argentina se presentará por primera vez en ese escenario en busca de un éxito que acerque al seleccionado aun más al Mundial de 2026. Sin embargo, y aunque pocos lo recuerden, Lionel Messi ya jugó sobre ese césped. Pero no con los colores de la selección…
El 28 de junio de 2008, mientras España vibraba con la definición de la Eurocopa y el fútbol argentino posaba sus ojos en la Promoción Racing vs. Belgrano, Messi y Ronaldinho Gaúcho protagonizaron en Maturín un increíble partido al que no le faltaron condimentos: retrasos en los vuelos, una inmensa cantidad de bajas y un diluvio descomunal que estuvo a punto de suspender el encuentro.
El Partido de Otra Galaxia de 2008 en Maturín
Messi tenía 21 años y aún vestía la camiseta 18 de la selección y la 19 de Barcelona. Diez días antes, con la Pulga como titular, Argentina y Brasil habían empatado sin goles en el Mineirão pero sin la presencia de Ronaldinho –compañero del rosarino en Barça–, que no era tenido en cuenta por Dunga y que esa misma semana sellaría su llegada a Milan.
En diciembre de 2007, Messi y Dinho se habían enfrentado en San Luis en la primera versión del “Partido de Otra Galaxia”, una iniciativa benéfica que enfrentaba a los amigos de Lionel con los del excéntrico volante brasileño. Sin Messi en la cancha, que estaba lesionado en una rodilla, el equipo del argentino se impuso por 1-0 con un gol de Leandro Lázzaro. La revancha se desarrolló a mediados de 2008 y los organizadores aprovecharon el boom por Messi en la Copa América para trasladar el encuentro a Venezuela. La sede elegida fue Maturín, un estadio nuevo que tenía capacidad para 51.000 personas. El árbitro fue Horacio Elizondo, que se había retirado tras el Mundial Alemania 2006.
La versión de San Luis del amistoso
Impulsado por el gobernador de Monagas, Rafael Briceño, el evento generó gran expectativa en la ciudad. Maturín no había albergado ningún partido de la selección argentina en la Copa América y la avidez por ver a Messi era total. La mitad del total de las localidades voló en menos de 48 horas.
“En el equipo de Messi, que estará dirigido por el venezolano César Farías, estarán los argentinos Roberto ‘Pato’ Abbondanzieri, Fabricio Coloccini, Juan Sebastián Verón y Gabriel Heinze, el uruguayo Sebastián ‘Loco’ Abreu junto a su compatriota Diego Forlán, el paraguayo Roberto ‘Toro’ Acuña, el colombiano Radamel Falcao y los venezolanos Jorge ‘Zurdo’ Rojas, Juan Arango y Giancarlo Maldonado. Zico, a la cabeza del equipo de Ronaldinho Gaúcho, dirigirá a sus compatriotas Robinho, Julio Baptista, Luis Fabiano, Elano, Sylvinho, Adriano, Edmílson, Maicon y el guardameta Dida”, rezaba la gacetilla oficial.
Sin embargo, el clima comenzó a ponerse espeso el día anterior al partido. Un centenar de hinchas venezolanos aguardaba la llegada de las estrellas en el aeropuerto y en la puerta del Hotel San Miguel, de las afueras de la ciudad, donde se hospedarían los jugadores de ambos equipos. Un retraso en los vuelos hizo que argentinos y brasileños llegaran a Maturín en la noche previa al encuentro, en medio de rumores que daban cuenta de una posible suspensión del partido. Para colmo, varias de las figuras anunciadas ni siquiera pudieron despegar y fueron dadas de baja del juego a último momento. Por el lado de Messi, Verón y Heinze. Y por el lado de Dinho, casi toda la base del Scratch: Dida, Robinho, Luis Fabiano, Maicon y Elano.
El partido, finalmente, tuvo lugar con una convocatoria inferior a la esperada (alrededor de 60%) y bajo una lluvia torrencial que inundó las calles y afectó el terreno de juego. Producto del aguacero, el encuentro fue postergado dos horas y culminó cerca de la medianoche. Al son de la introducción de Star Wars (era el Partido de Otra Galaxia, claro), Amigos de Lionel salió a la cancha con Abbondanzieri; Rojas (defensor de Unión Maracaibo), Coloccini, Rolando Schiavi, Acuña; Falcao, Andrés D’Alessandro, Arango, Messi; Martín Palermo y Abreu. En el conjunto de Dinho, en tanto, actuaron Baptista, César Sampaio, Vampeta y Edmundo, entre otros.
Fue la primera vez que Messi y Ronaldinho, compañeros en Barcelona, se enfrentaron en un campo. Luego se verían las caras en los Juegos Olímpicos de Pekín y en el amistoso de 2010 en Qatar que terminó 1-0 en favor de Argentina con un gol del rosarino en el tiempo adicional. Aquella vez en Maturín, donde Lionel volverá este jueves a vestir la camiseta celeste y blanca tras su lesión en la final de la Copa América, el amistoso terminó 7 a 7 con dos goles de Ronaldinho (4-1 y 7-6) y uno de Messi (5-5). Con el resultado 1-5, y cansado del toqueteo del rival, Abbondanzieri le pegó un patadón a Edmundo que Elizondo, entendiendo el contexto, castigó con tarjeta amarilla. En el final, la seguridad flaqueó y unos 50 hinchas saltaron al terreno y llegaron incluso hasta la zona de los vestuarios, donde lograron fotografiarse con sus ídolos.
Ya entrada la madrugada, el gobernador Briceño agasajó a Messi y Ronaldinho y avisó que les entregaría un diploma y una medalla a cada uno. Sin embargo, después del brindis, una de las medallas desapareció y Messi, en medio de la confusión, no pudo ser galardonado. Una noche surrealista con el astro, ¿cuándo no?, en el centro de la escena.