GUAYAQUIL (Enviado especial).- En el Parque Seminario, frente a la Catedral de Guayaquil, a unos 300 metros del Río Guayas y a 400 del monumento histórico del Libertador Simón Bolívar, las iguanas verdes, una especie nativa de América Central y del Sur, que puede medir hasta un metro y medio de longitud, descansan sobre el césped o trepan los árboles como si fueran dueñas del lugar. El ruido de los bocinazos, los taxis, los lustrabotas y el constante tránsito de personas no las altera. Son los turistas y algunos hinchas argentinos que llegaron para ver a la selección quienes se detienen a mirarlas o sacarles fotos, mientras la mayoría de la gente apenas las registra.
Lo mismo pasaba con el partido: la ciudad seguía su ritmo normal hasta que, con el correr de las horas y la llegada de los campeones del mundo al hotel Hilton, el clima empezó a sentirse de verdad. La ausencia de Lionel Messi cambió la atmósfera: bajó la expectativa de quienes soñaban con verlo por última vez aquí, en el mismo estadio donde fue ovacionado en 2022, y, al mismo tiempo, renovó la ilusión del Tri, porque en Ecuador creen que sin el capitán tienen más chances de ganarle a Argentina, algo de local que no logran desde junio de 2009. Para Lionel Scaloni, en cambio, la situación plantea un desafío: rearmar el equipo pensando no solo en este encuentro, sino también en el gran reto que se viene después del Mundial, cuando la selección deba aprender a jugar sin su máximo referente.
Guayaquil es conocida como la Perla del Pacífico por la belleza de sus costas, su gran capacidad portuaria y por ser un punto de escala casi obligatorio para los barcos antes de la apertura del Canal de Panamá. Pero Lionel Messi, la joya del fútbol mundial que sigue brillando con el paso de los años, optó junto a Lionel Scaloni por no viajar a Guayaquil y cerrar las eliminatorias en el triunfo 3 a 0 sobre Venezuela en el Monumental, donde marcó dos goles y tuvo su despedida oficial en casa. Ambos coincidieron en que lo mejor era no sobreexigirse tras el intenso calendario que venía afrontando con Inter Miami y por el desgaste que implicaría un vuelo de siete horas desde Ezeiza hasta Guayaquil.
Aquí, donde Messi es venerado, su ausencia le quitó algo de fuerza a un partido entre dos de las mejores selecciones del continente, que buscaban cerrar su camino hacia el Mundial con una sonrisa. Argentina, líder absoluta, busca superar la barrera de los 40 puntos (tiene 38) y acercarse a la cifra récord de la selección de Marcelo Bielsa, que sumó 43 en la previa de Corea-Japón, además de afianzarse aún más en la primera posición del ranking de la FIFA. También se busca demostrar que puede jugar y ganar incluso si el 10, como sucedió en varios tramos de estas eliminatorias, no está presente. La dupla Julián-Lautaro podría ser la elegida desde el arranque.
Desde la consagración en Qatar en adelante, Messi se ausentó en seis partidos, y en esos encuentros Scaloni no siempre recurrió a los mismos nombres ni al mismo esquema táctico, adaptando el equipo según las circunstancias. En 2023, ante Indonesia, mantuvo el 4-3-3 con la inclusión de Facundo Buonanotte en lugar del rosarino. Ante Bolivia, por eliminatorias, ingresó Ángel Di María, que no venía jugando, nuevamente con el mismo dibujo.
Ya en 2024, frente a El Salvador, el DT modificó por primera vez el sistema ante la ausencia del capitán, con cuatro volantes, un mediapunta como Di María y un 9 como Lautaro Martínez. Ante Costa Rica regresó al esquema habitual, pero con la incorporación de Alejandro Garnacho como titular, al igual que ante Perú por eliminatorias, aunque no aprovechó la oportunidad. Con Uruguay en Montevideo utilizó un mediocampo poblado con Leandro Paredes de 5, Giovanni Simeone, Enzo Fernández, Alexis Mac Allister y Thiago Almada por delante, y Julián como ariete. Ante Brasil, en la goleada 4 a 1, recurrió al 4-4-2, con De Paul y Mac Allister de carrileros y Almada y la Araña de punta. Ahora todos los caminos conducen al doble 9.
Se trata de una de las últimas pruebas de fuego antes del inicio del Mundial. Con la Finalissima ante España aún en veremos, el fixture no presenta grandes obstáculos. Si no se disputa ese partido con la Furia, los rivales serán de menor jerarquía: africanos, asiáticos o centroamericanos. Ecuador, en cambio, juega también por el orgullo, aunque su selección enfrenta cuestionamientos luego de cuatro empates consecutivos 0 a 0 y con su director técnico, Sebastián Beccacece, criticado por hinchas y periodistas por la falta de gol y de juego del equipo.
“Jugamos contra una selección que lleva tiempo haciendo las cosas muy bien. Es una de las selecciones importantes del mundo, cuenta con grandes jugadores y representa una buena medida para nosotros”, dijo Scaloni. “De Ecuador me preocupa todo. Están haciendo un gran trabajo, juegan con su gente y se despiden de las eliminatorias. Cuando estaba [Gustavo] Alfaro fue un partido complicado, y este Ecuador busca ser un equipo difícil y lo ha conseguido”, agregó el entrenador antes de partir rumbo a Guayaquil, donde Argentina jugó dos veces sin perder: 6 a 2 en las eliminatorias rumbo a Chile 1962 y empate 1 a 1 en 2022, en el cierre de la clasificación a Qatar, con goles de Julián Álvarez y Enner Valencia de penal.
En la tarde calurosa de Guayaquil -el partido se jugará a las 18 de Ecuador, con una temperatura superior a los 28º-, Scaloni tiene casi definido un equipo con dos delanteros de área, la fórmula que ya utilizó en la goleada 6 a 0 ante Bolivia, aunque en aquel encuentro también jugó Messi como tercera pata en la ofensiva, con La Araña volcado a la izquierda.
En defensa habrá un cambio cantado: en lugar de Cristian Romero, suspendido por acumulación de amarillas, ingresará Leonardo Balerdi, quien ya había reemplazado por el mismo motivo a Nicolás Otamendi en la victoria frente Chile. En el lateral derecho, un cambio recurrente en la rotación del DT: Gonzalo Montiel ocupará el lugar de Nahuel Molina. En el mediocampo, la duda es Mac Allister o Nicolás González, mientras que en la ofensiva jugarían Julián Álvarez y el goleador del Inter, que llega en alza tras marcar de cabeza en el triunfo sobre Venezuela.
Messi no cerrará su etapa por eliminatorias en Guayaquil, pero el partido puede ser el inicio de un nuevo proceso: preparar al equipo para cuando el 10 deje de ser ese ídolo de carne y hueso para convertirse definitivamente en leyenda.