La Liga Profesional definió las zonas de los torneos Apertura y Clausura del año próximo. Con la presencia del presidente de la AFA, Claudio Chiqui Tapia, Pablo Toviggino (tesorero), Luis Silva (gerente de competencias) y Cristian Malaspina (secretario general), en el predio de la AFA se determinaron (a dedo y algunos por sorteo), qué equipos fueron a cada una de las dos zonas. Los dos torneos respetarán el mismo formato: en la fase regular cada equipo jugará 16 partidos, 14 contra los conjuntos del mismo grupo y dos cotejos interzonales, entre ellos, el clásico.
El torneo Apertura se disputará en la primera parte del año (antes del Mundial), mientras que para el Clausura se invertirán las localías y se jugará en el segundo semestre, tras la cita mundialista.
El dato saliente es que Boca enfrentará a los otro cuatro equipos de los denominados grandes. San Lorenzo e Independiente compartirán zona (la A), mientras que además de jugar contra River en la fecha de los clásicos, en el sorteo del Interzonal le cayó como rival Racing.
Según se explicó, antes de diagramar las zonas la gran mayoría de las parejas (por ejemplo, Boca y River) fueron acomodadas a dedo en cada grupo por cuestiones vinculadas a solicitudes de organismos de seguridad para el armado de las zonas y la distribución homogénea de equipos (y su consecuente cantidad de partidos) en la misma jurisdicción, solicitudes de señales televisivas para potenciar el atractivo del producto y solicitudes de clubes para mantener el “orden de localía” de los clásicos con respecto a la temporada anterior.
Los grupos están integrados por los siguientes equipos:
Hace unas semanas la Liga Profesional había oficializado que la AFA resolvió sostener el esquema competitivo que se utilizó durante 2025, con algunos retoques que buscan ordenar el mapa de campeones y títulos.
El formato general no sufre modificaciones: habrá Torneo Apertura y Torneo Clausura, cada uno con dos zonas de 15 equipos, una fecha interzonal y una fase de playoffs a la que accederán los ocho mejores de cada grupo. Es decir, 16 clasificados por torneo para los cruces de eliminación directa que definirán a los campeones semestrales, en un esquema que la AFA considera ya asimilado por clubes, jugadores y público.
La principal novedad aparece en la jerarquización de la tabla anual. A partir de 2026, el equipo que sume más puntos en la acumulada de toda la temporada será reconocido oficialmente como Campeón de Liga, una distinción que ratifica el criterio aplicado por primera vez este año y que tuvo a Rosario Central como su primer destinatario (y el consecuente “Espaldazo” de Estudiantes por designarlo “campeón” después de que finalice la competencia.
La aclaración reglamentaria no es menor: ese título no otorgará cupos para competencias internacionales, que seguirán asignándose a través de los torneos tradicionales y la Copa Argentina.
En paralelo, se mantendrá la estructura de copas ya instalada en el calendario local. El Trofeo de Campeones continuará enfrentando al ganador del Apertura con el del Clausura, conservando su carácter de final anual clásica. Quien se consagre en ese duelo accederá luego a la Supercopa Argentina, donde se medirá con el campeón de la Copa Argentina, en una instancia que ya se consolidó como parte del cierre de temporada.
También seguirá vigente la Supercopa Internacional, que se definirá entre el campeón del Trofeo de Campeones y el mejor equipo de la tabla anual, ahora formalmente homologado como Campeón de Liga. La confirmación le da mayor claridad a un torneo que en sus primeras ediciones generó confusión en torno a los criterios de clasificación.
El anuncio incluyó además la creación de una nueva competencia, prevista para el mes de mayo, que funcionará como una suerte de síntesis de la temporada. Bajo el nombre de Recopa, el certamen reunirá al campeón del Apertura —Platense—, al ganador del Clausura (Racing o Estudiantes), y al Campeón de Liga —Rosario Central—.
Con estas definiciones, la AFA apuesta a la continuidad y evita un nuevo giro en la ingeniería de torneos, una práctica habitual en otros ciclos. El desafío, más allá del formato, volverá a estar en la coherencia del calendario, la convivencia con las competencias internacionales y la capacidad de dotar de sentido deportivo a una temporada que, una vez más, combinará múltiples campeones y copas.


