Por la segunda fecha del grupo C del Mundial de Clubes, Benfica se aprovechó del débil Auckland City y lo goleó 6-0, en Orlando. Un resultado que, más allá de ser previsible, en el primer tiempo parecía ilusionar a Boca con quedar corto: Ángel Di María marcó el primero antes de irse a un entretiempo que duró dos horas y media por prevención climática, pero los lusos regresaron renovados y se terminaron soltando con los aportes de Vangelis Pavlidis, Renato Sanches, un doblete de Leandro Barreiro y otro penal de “Fideo”.
Bruno Lage, entrenador de las “Águilas”, empleó algunas modificaciones en el equipo con respecto al once inicial que afrontó el duelo ante el “Xeneize” (2-2). Fredrik Aursnes dejó el medio campo para ser el lateral derecho, en el doble ‘5′ se metieron Barreiro y Orkun Kökçü, y el ataque se renovó con el argentino Gianluca Prestianni como enlace y Kerem Aktürkoglu por la izquierda.
En 15 minutos, Benfica dominó el juego como se preveía tras las debilidades expuestas por Auckland, pero en este caso los lisboetas no rompieron el cero de la forma imaginada. Si bien atacaron permanentemente con nueve de los diez hombres de campo, en las aproximaciones que forzaron les ganó la ansiedad por encontrar el quinto gol antes que la apertura del marcador. Así, les costó horas complicar al arquero Nathan Garrow, la gran figura de su equipo pese a los seis goles: el entrenador Paul Posa sacó a Conor Tracey tras los diez que le hizo Bayern, alguno con responsabilidad.
Sí lo asustaron a los 18 minutos, cuando un centro de Di María dejó una pelota suelta en la puerta del área y Aktürkoglu culminó de derecha una situación clara que besó el poste izquierdo del ‘1′ neozelandés. Una imagen que se replicó cinco minutos después: el argentino pinchó la pelota al área y lo encontró al griego Pavlidis, que dominó alto y remató cruzado, apenas afuera. Había olor a gol inmediato porque Benfica se acomodó mejor, pero se hizo desear hasta el cierre del primer tiempo.
Incluso, la incredulidad aumentó ante la situación que tuvieron los lusos a los 34, anulada por offside, pero que -en realidad- era válida. Una pelota parada llegó a la cabeza de Nicolás Otamendi, que descolocó la salida de Garrow: su desvío llegó hasta el segundo palo, donde esperaba Barreiro, que puso el pie al revés y mandó la pelota al primer palo, donde Aktürkoglu definió algo incómodo, pero al arco: encontró al central Michael den Heijer cerca de la línea.