Perdió Vélez. Perdió Racing. Ganó Talleres. Festejó Boca. El Xeneize exprimió al máximo los resultados de la fecha y el 1-0 frente a Newell’s le aseguró virtualmente el pasaje a la próxima edición de la Copa Libertadores. Solo una hipotética consagración de Huracán en la Liga Profesional y de Central Córdoba en la Copa Argentina podrían dejar al Xeneize fuera del máximo torneo continental.
Boca fue de menor a mayor y justificó la victoria con un gran inicio del segundo tiempo, donde apareció la mejor versión del conjunto de Gago. Con Frank Fabra en estado de gracia y un Kevin Zenón determinante, el Xeneize generó las situaciones más claras ante un Newell’s en crisis y construyó una victoria clave que lo mantiene a tiro de la clasificación a la copa. Sufrió en el final, pero redondeó un triunfo justo a pesar de lo escaso del marcador.
El colombiano se pareció mucho al de sus primeras épocas en Boca y participó de los ataques más peligrosos del equipo de Gago. Incontenible en ataque y con exiguo trabajo en defensa (Newell’s generó una sola situación en 45 minutos), el lateral justificó su presencia en el equipo (Saracchi fue baja por un cuadro gripal y el DT lo prefirió por encima de Lautaro Blanco) y fue casi un delantero más en el 4-4-2 de Gago. De una escalada suya nació la acción más clara de Boca en el primer tiempo, que casi termina en penal: Cavani giró en el área y su remate de zurda fue contenido a medias por el arquero Reinatti, que dejó la pelota viva. En el rebote, Giménez intentó empujarla a la red y recibió el pisotón involuntario del paraguayo Saúl Salcedo, que primero rechazó el balón y luego impactó de lleno contra el tobillo derecho del delantero. Ni Leandro Rey Hilfer ni Pablo Dóvalo (a cargo del VAR) consideraron la maniobra pasible de sanción. Boca lleva 25 partidos sin que le piten un penal a favor. Y solo recibió tres en los últimos 57.
Boca manejaba más y mejor la pelota, pero fallaba en el penúltimo pase. Giménez, el más activo de los 9, estuvo torcido con el arco y falló dos chances clarísimas. Zenón, encasillado a la derecha, precisó siempre un tiempo más para acomodarse y filtrar pases. Y Pol aparecía en cuentagotas: condicionado por la amarilla a Miramón, tuvo mayores responsabilidades en la marca y desatendió su compromiso con el juego.
Lo mejor del partido
El cierre del primer tiempo pareció un presagio: Zenón apareció a espaldas de los volantes de la Lepra y dejó a Giménez cara a cara con Reinatti, que le achicó el ángulo de tiro y lo obligó a rematar desviado. Newell’s no hacía pie en la mitad de la cancha y Banega no lograba prevalecer en el juego. El 10 creció en la segunda mitad y aportó algo de claridad en un Newell’s que jugó nervioso y no encontró en ningún momento los caminos, ni por arriba ni por abajo, para generar situaciones de peligro.
Gago ajustó las piezas en el entretiempo con un cambio quirúrgico: Milton Delgado por Miramón para equilibrar la mitad de la cancha y liberar de obligaciones a Pol Fernández, clave en el jeugo del equipo. Zenón gozó de mayores libertades y Zeballos, se las ingeniaba para complicar por izquierda a pesar de sus constantes problemas de resolución. La que mejor resolvió derivó en el grito de Zenón: Pol la movió de derecha a izquierda, el Changuito se lució con una magistral asistencia con el revés del pie y Zenón apareció por detrás de todos para marcar el 1-0. En la acción anterior, otra buena aparición de Zenón había dejado a Cavani y Giménez en inmejorable posición de gol, pero el exBanfield se enredó con la pelota y falló una chance clarísima.
El gol aplacó a Boca y la Lepra adelantó sus líneas en busca del empate. El Xeneize se conformó demasiado rápido con la ventaja y le dio vida a un Newell’s que parecía abatido. Como ante Vélez, Boca perdía la pelota con facilidad y ofrecía espacios a espaldas de los laterales, que le permitían al local aproximarse con cierta peligrosidad al arco defendido por Brey, quien lució seguro en el juego aéreo y resolvió con solvencia la mayoría de los disparos.
Mientras Vélez, Huracán y Talleres definen el título local, Boca ganó una nueva final en Rosario que lo acerca al objetivo de mínima planteado al inicio de la temporada: la clasificación a la Copa Libertadores. Un premio consuelo que, tras un año de sinsabores, se mira cada vez con mejores ojos.