Boca tiene tres 9 en su plantel. Dos suelen ser titulares, el otro entra en los segundos tiempos. Ninguno aparece al frente de la tabla de goleadores ni atraviesa un buen presente. Entre todos, apenas suman dos tantos más que el máximo artillero del equipo en el semestre, Rodrigo Battaglia, que lleva cuatro de pelota parada y que, además, ni siquiera es delantero: alternó entre la zaga y el mediocampo. Ese recurso sirvió para cortar la peor racha sin triunfos de la historia del club y, al mismo tiempo, expone un problema de fondo: la falta de juego y de situaciones claras por otras vías. Contra Defensa y Justicia, la dupla Merentiel-Giménez no logró complementarse bien, y con Cavani todavía en duda por una distensión en el psoas de la cadera derecha, Miguel Russo y Claudio Úbeda deberán definir si mantienen el esquema con dos tanques arriba o si cambian el plan para recibir el domingo a Newell’s.
La anemia de goles de los centrodelanteros en Boca no es nueva. Antes del Mundial de Clubes, de los últimos ocho tantos del equipo, solo dos habían sido obra de sus atacantes, y ambos los anotó Merentiel: uno a River, en la caída en el Monumental que terminó con la salida de Fernando Gago, y otro ante Estudiantes. Desde la llegada de Russo, la Bestia lleva tres, Cavani dos y Giménez uno. Los de Merentiel (Banfield y Central Córdoba) fueron con balón en movimiento, aunque el del exAtlanta llegó de cabeza tras un centro de Paredes ante Racing; y de los de Cavani, uno vino a partir de un córner ante el Taladro. Un síntoma evidente del bajo nivel del equipo y de cuánto depende del juego aéreo para sostenerse entre los primeros puestos.
Tras un 2023 complicado, en el que apenas convirtió tres goles en 16 partidos, Cavani tuvo su mejor momento en 2024, con 20 gritos en 39 duelos, y un 2025 de terror, en el que suma cuatro festejos en 21 encuentros, con cinco lesiones musculares que le hicieron perderse 11 compromisos, entre ellos los dos más importantes del año, ante Benfica y Bayer Munich. Para Russo y Riquelme, el Matador debe ser el 9 titular de Boca. No está rindiendo al máximo, pero el nivel de los delanteros de arriba es tan parejo, sobre todo entre él y Giménez, que tampoco hay demasiadas voces reclamando su salida.
“Cavani es Cavani. Es un jugador muy importante, que siempre vamos a tener la suerte de decir los bosteros que jugó con la camiseta de Boca y se lo ve muy contento cada día”, dijo Riquelme este miércoles. El lunes, en reunión de Comisión Directiva, habló poco de fútbol: lo único que comentó fue que confiaba en que Boca iba a ser campeón y que estaba orgulloso de tener al uruguayo en el plantel. El capitán, ausente ante Central Córdoba y Defensa y Justicia, sigue entrenando diferenciado y su presencia para el fin de semana es una incógnita. En la práctica de este jueves en la Bombonera, Úbeda probó a Merentiel y Giménez como dupla de ataque, dejando en evidencia que, salvo sorpresas, se perfila el mismo equipo que sufrió la derrota en la hora en Florencio Varela.
El favorito de los hinchas sigue siendo Merentiel, con el que más se identifican por su entrega en la cancha y su pasión por el club, aunque su rendimiento también ha tenido altibajos. Su mejor versión emerge en un 4-2-3-1, aprovechando que detrás tiene varios jugadores de buen pie que lo pueden dejar frente al arco, tal como hizo Velasco en su histórico gol ante Bayern Munich. Sin embargo, Russo recurrió al 4-4-2 en medio de la crisis, buscando equilibrar el mediocampo con Battaglia y Paredes en el eje y con jugadores dinámicos por las bandas, como Aguirre y Palacios: uno más de desequilibrio individual y otro más de juego colectivo, aunque con responsabilidad defensiva y a la hora del retroceso. Así, los delanteros quedaron más aislados, y aunque tuvieron chances de convertir, las posibilidades fueron escasas.
Giménez también fue de mayor a menor. Se destacó en 2024 con Diego Martínez, cuando se ganó la titularidad y convirtió cinco goles en ocho partidos, casi siempre como compañero de ataque de Merentiel; y volvió a mostrar buen nivel a comienzos de 2025, con Gago, al marcar cuatro tantos en cuatro encuentros, siempre en dupla con Cavani. Le sienta bien jugar con otro punta, pero perdió la titularidad cuando Russo implementó el 4-2-3-1 al inicio de su ciclo y quedó aún más relegado tras la recuperación de Cavani del desgarro. En el ciclo disputó siete partidos y fue titular en los últimos dos, sin poder volver a marcar: su gol ante Racing fue el único en sus últimas 14 presentaciones.
En esta segunda parte del año, los goles de Boca se reparten en gran medida entre defensores y volantes, que anotaron nueve de los 16 tantos: los cuatro de Battaglia, dos de Di Lollo y Paredes, y uno de Velasco y Zeballos. El restante fue un autogol de Nicolás Otamendi en el empate ante Benfica, aunque Merentiel lo había celebrado como propio. El chileno lleva diez 14 partidos sin marcar (desde el 2 a 0 con Estudiantes), Zenón diez, y Aguirre, 20.
En el horizonte, Newell’s se presenta como una buena oportunidad para que los 9 de Boca vuelvan a encontrarse con la red. El equipo de Cristian Fabbiani solo ganó uno de sus últimos siete partidos y, de visitante, no triunfa desde el 13 de julio, cuando venció 2 a 1 a Independiente Rivadavia de Mendoza.
Boca, en cambio, pagó caro la sequía de sus goleadores y descendió varios escalones en la tabla general, hasta quedar cuarto y fuera de la zona de clasificación a la Libertadores. En su zona está segundo y virtualmente clasificado a los playoffs, aunque necesita un triunfo convincente como local para cortar la racha de partidos sin victorias y acomodarse nuevamente en lo más alto. Para conseguirlo, claro, no solo deben mejorar los delanteros, aunque sin sus goles será difícil esperanzarse con algo grande.