Buckinghamshire, INGLATERRA.- Franco Colapinto vivió el peor sábado. El argentino no pudo controlar su auto en la última curva, patinó y terminó contra un muro de contención del circuito de Silverstone.
“Perdón”, le dijo a su equipo por la radio, cuando se dio cuenta de que ahí se terminaba su intento de mejorar la posición para la carrera del domingo. “Perdí las traseras, probablemente toqué, un golpe, o algo así. Simplemente se me fue la parte trasera”, se escuchó, con voz decepcionada. Mientras eso ocurría, Flavio Briatore, el asesor ejecutivo de Alpine, se agarraba la cara sin poder creer lo que acababa de pasar.

Minutos después, en su primer contacto con la prensa, el piloto argentino -a quien se lo notaba triste por la clasificación- ahondó sobre el episodio que lo dejó fuera de competencia. “Patiné saliendo de la última curva, toqué el piano y perdí el auto de una forma bastante agresiva”, resumió.
“Una pena, creo que venía siendo un buen día, obviamente no lo cerramos bien. Hay que seguir trabajando porque nos está costando la pista. Y estas condiciones, con el viento, nos cuestan. Una pena, hay que seguir enfocados en mañana”, dijo.
Admitió todavía no tener certezas sobre lo que desestabilizó su Alpine. “Había empezado a llover un poco también”, añadió, sobre las condiciones climáticas de Inglaterra, que -es cierto- fueron además un incordio para otras escuderías. “Pero una pena porque creo que podríamos haber hecho un buen trabajo. Hicimos unos pasitos para mejorar el auto en general, habíamos dado un paso, pero igualmente nos está costando encontrar esa estabilidad, que el auto sea más predecible a la hora de hacer las vueltas rápidas”, indicó, como autocrítica, y reconoció que su Alpine “por ahora no es lo mejor”, aunque sus técnicos se esfuerzan para hacerlo más competitivo.
De cara a la carrera de mañana, en tanto, marcó: “Hay que seguir trabajando como equipo e intentar mejorar un poco todo”. Por el desempeño de esta jornada, el argentino largará último y deberá pelearla desde atrás.
El piloto argentino salió de la sala de prensa y subió, solo, hacia el living ubicado en un primer piso sobre los boxes de su escudería. Se sentó en un sillón e intentó ver lo que quedaba de la clasficación, que finalmente se la llevó Max Verstappen. Su compañero de equipo, el francés Pierre Gasly, pasó a la Q3 y finalmente largará en el décimo puesto. Una buena para el equipo, no tanto para Franco.
Su cara de derrota lo decía todo. Pero el circo continúa. Por la tarde, deberá participar del fan zone, cita obligada para los pilotos más allá del resultado en la pista.

Tras las prácticas libres de este sábado, antes de la clasificación del Gran Premio de Silverstone, Colapinto se había bajado de su Alpine con el rostro adusto. Solo una vuelta le duró la última salida a la pista para mejorar el puesto 18 que había alcanzado, después del final abrupto por bandera roja con el que terminó la tercera sesión de entrenamientos en el circuito del sudoeste de Inglaterra.
El argentino viene penando con su coche en este segundo año en la máxima categoría. Lo dijo hoy y ya lo había expresado así el jueves en el circuito británico, cuando le confesó a LA NACION que no estaba para nada conforme por los resultados obtenidos hasta acá: “Nadie disfruta cuando no nos va como queremos como equipo. Tenemos que seguir mejorando, tanto yo como el equipo”.
Pese al resultado final de los primeros entrenamientos, el pilarense se mostró optimista. Consideró que se trató del “mejor viernes” de este 2025. “Obviamente era un poco en lo que estábamos trabajando e iba a ser una pista que resultaría difícil para nosotros y lo está siendo”, señaló.
Sin embargo, tuvo una clasificación que no fue la esperada y se quedó afuera en la primera ronda, tras perder el control de su auto y pegar contra las contenciones del circuito. Mañana tendrá revancha.
LA NACION vivió este sábado la adrenalina con la que Colapinto se mueve en la élite del automovilismo. La experiencia de Renault Group junto a Alpine permitió a este medio ser parte del trabajo del equipo de la escudería francesa. En el pulcro box destinado a los Alpine se divisaba la inconfundible cabellera canosa de Briatore, que comanda la estrategia en los pits. A la derecha, el equipo del francés Gasly, quien venía con una temporada por encima del rendimiento de Colapinto.
Una docena de mecánicos seguía a rajatabla su papel. En el pit nadie hablaba, solo se escuchaba la voz del jefe del equipo a través de los auriculares que amortiguan el infernal ruido de los motores que pasan por la calle del pit-lane. Las pantallas muestran los tiempos del resto de los pilotos de la grilla y también la transmisión oficial, la misma que veían al unísono millones de personas en la Argentina y en el resto del planeta.
Mientras está en los pits, Colapinto permanece todo el tiempo sentado en su monoplaza. Concentrado. A la espera de la orden para salir. Semáforo verde. Los Alpine fueron este sábado los primeros en asomar la trompa por Silverstone. Tras girar y probar el rendimiento de su auto, el argentino regresó a los boxes para hacer ajustes en la carga del ala delantera. La última detención: los mecánicos retiraron primero los cuatro neumáticos y Franco salió de su habitáculo. Se quitó el casco, la malla que protegía su cabeza, y conversó con uno de sus mecánicos.
Se agarró la cabeza e hizo una mueca de no poder creer cuando vio en las repeticiones el accidente en la entrada de boxes de Oliver Bearman, que finalmente hizo suspender las tandas de clasificación.
El Colapinto alegre contrasta con el Colapinto serio de las carreras. Ni hablar con el que terminó afuera de la clasificación.