Rafael Nadal vio rota este martes su casi imbatible racha en la Copa Davis y volvió a experimentar una derrota individual 20 años después al caer ante el neerlandés Botic van de Zandschulp por 6-4 y 6-4 en el inicio de la Final a 8 que se desarrolla en el Palacio de Deportes José María Martín Carpena, de Málaga. El tenista balear anunció en octubre que usaría esta competencia para despedirse del tenis profesional y ahora queda a la espera de Carlos Alcaraz, que se enfrenta a continuación con Tallon Griekspoor, y del dobles para saber si ha sido el último encuentro de su carrera o si tendrá alguna oportunidad más en las semifinales, si así lo decidiese el capitán David Ferrer.
Nadal, campeón de la Davis en cinco ocasiones, tuvo en esta competencia la primera gran plataforma de su carrera. Hasta este partido registraba una sola derrota, la de su estreno, en febrero de 2004, ante el checo Jiri Novak. Desde entonces había encadenado 29 victorias consecutivas, una racha rota en su primer compromiso desde que logró el punto de la sexta Ensaladera para España en 2019.
“Sabía que podía ser mi último partido como tenista profesional, los momentos previos han sido emocionantes y difíciles de gestionar, muchas emociones. Intenté hacer lo mejor posible, estando en control, pero a veces es difícil. No puedo agradecer lo suficiente a la gente que me ha ayudado. El público estuvo increíble, como siempre que juego en España”, expresó Nadal en la conferencia de prensa.
La emoción se había disparado en el Palacio de Deportes desde que el equipo español pisó la cancha. El himno, con las lágrimas de Nadal contagiadas a gran parte de los casi 10.000 espectadores, y el minuto de silencio por las víctimas de las inundaciones que provocaron más de 200 muertos principalmente en la Comunidad Valenciana, completaron la solemne ceremonia.
Tras unas vísperas marcadas por el papel que tendría Nadal en la eliminatoria en el último torneo de su carrera, finalmente Ferrer eligió para abrir la serie al mito de los 22 torneos de Grand Slam ganados. Con la pelota en juego, Nadal salió agresivo, mezclando notables golpes con errores que evidenciaban su falta de rodaje (no competía desde los Juegos Olímpicos de París). Van de Zandschulp, 80º del ranking mundial, había empezado nervioso, desorientado por la trascendencia del duelo, y llegó a fallar hasta seis saques consecutivos con su primer servicio.
En otro momento, Nadal no habría desaprovechado tremendo regalo. Pero su versión actual lo llevó a perdonar y el mallorquín ya no volvió a disponer de una ocasión parecida en todo el primer set, en el que no contó ninguna pelota de break. El neerlandés fue ordenando sus ideas y, a pesar de su irregularidad en el servicio, alternando grandes primeros y flojos segundos, fue capaz de dar el primer giro al encuentro al romper el saque de Nadal para ponerse 5-4. A continuación cerró, el parcial, tras 44 minutos.
Nadal, quizás también atenazado por los nervios, concedió una rotura al inicio de la segunda manga. Van de Zandschulp se situaba 2-0 y el público comenzaba a entonar “¡sí se puede! ¡Sí se puede!”, para levantar al ídolo. Le tocaba remontar a Nadal, como tantas veces hizo en su épica trayectoria, pero al español le costaba cerrar los puntos frente a un rival que se agigantaba, cada vez más sólido en los intercambios. Con su segunda rotura, Van de Zandschulp defendía un 4-1. Por fin Nadal consiguió fabricar situaciones de quiebre. En la tercera rompió el servicio del neerlandés e intentó llevar el duelo al terreno de la épica. Pero el neerlandés no tembló y cerró el partido luego de una hora y 53 minutos.
“El rival fue superior. Se tomó la decisión de que jugara yo, sabíamos que era un poco riesgoso. David (el capitán) nos había visto entrenar toda la semana y pensó que era lo adecuado deportivamente. Pero no encontré el nivel para dar el punto a España. Estuve más acertado en los entrenamientos que en el partido de hoy”, analizó el ganador de 14 títulos de Roland Garros.
AFP y DPA