Peñarol campeón. Una vez más ganador del Súper Rugby Américas. Como local en el estadio Charrúa, ubicado en el Parque Rivera, de Montevideo, el equipo uruguayo, con autoridad y pasajes de muy buen juego, derrotó por 35-34 a un manso y errante Dogos XV en la final. El apretado tanteador no refleja lo sucedido en gran parte del encuentro, cuando la pulseada aún no estaba inclinada hacia ningún lado. Una vez que Peñarol sacó la amplia diferencia que le aseguraba dar la vuelta olímpica, aflojó la presión, se relajó, pensó en los festejos y bajó la persiana. Entonces, perdido por perdido, Dogos se lanzó a jugar, y produjo, en veinte minutos, los ataques que durante el resto del tiempo no supo elaborar.
Esa remontada, que redujo la diferencia a la mínima expresión, cambió la imagen descolorida del buen equipo argentino dirigido por Nicolás Galatro, pero no le alcanzó para cuestionar la legitimidad del triunfo del Manya. “Tuvimos muchas acciones de indisciplina y cometimos demasiados errores; además, no fuimos clínicos en momentos clave del partido”, señaló autocrítico, al cabo de los 83 minutos, Ignacio Gandini, el capitán de Dogos XV.
Peñarol recuperó el cetro del Súper Rugby Américas, el torneo profesional de franquicias del continente, organizado por Sudamérica Rugby y avalado por World Rugby, que había perdido en la temporada pasada a mano del mismo rival de esta ocasión: el colorado de Córdoba. El nuevo-viejo campeón fue de menor a mayor en la competencia. Superó un flojo comienzo y, paso a paso, cumplió el objetivo: levantar la copa del certamen creado en 2020 y cancelado ese mismo año debido a la pandemia de coronavirus. Ahora, con cinco realizaciones completadas, el ganador encabeza el historial, con tres conquistas: 2022 (entonces denominado “Súper Liga Americana de Rugby”), 2023 y 2025; Dogos XV figura con una (2024), y el desarticulado Jaguares XV la otra, la de 2021.
Peñarol siempre da pelea en el Súper Rugby Américas. Con sus armas y su estilo, recurriendo a la mística de la versión futbolera tan característica en la Copa Libertadores de décadas pasadas, pero agregando juego y contundencia. Aunque en la mente de todos haga ruido el quedo en el segundo tiempo de la final y Dogos haya pasado de sufrir una goleada a rozar el milagro de dar vuelta la historia, por momentos muy adversa, el equipo entrenado por Ivo Dugonjic fue superior.
Cumplió los objetivos por etapas. En primera instancia, el cuadro carbonero se ubicó entre los cuatro primeros de la tabla de la etapa regular del certamen, o sea, se clasificó para jugar los playoffs. Una vez allí instalado, listo para afrontar los cruces mano a mano con los legajos limpios, sacó pecho y se abrió paso hacia el trofeo. De entrada corrió del camino al duro cuadro chileno Selknam (34-18), y a continuación, también en su casa, superó a un especialista en partidos sin revancha. A Dogos XV lo que ya había derrotado en los dos enfrentamientos del año: 29-28 en Montevideo (1ª fecha) y 19-17 en la cancha de Córdoba Athletic (13ª).
No se discute el éxito de Peñarol. Podrá generar algún cuestionamiento su bajón con el vencedor ya definido y la copa asegurada. Nada más. Desde el pitazo inicial de Tomás Bertazza hizo todo como para alzar el trofeo. Jugó en campo ajeno, apretó al rival, no le dejó salir, manejó la pelota, gobernó las formaciones fijas, se impuso en el juego suelto, dominó en el contacto y fue contundente a la hora de marcar puntos. Lo hizo por las puntas, ganando la pelota en el medio. Tuvo tranquilidad, paciencia, precisión… Olió sangre y fue por todo. Hizo completa la faena.
Para su infortunio, resolvió todo demasiado temprano y no supo administrar el tiempo que le quedaba hasta el podio. Por eso Dogos XV, que no podía retirarse tan desdibujado, se le fue encima. Y herido en su orgullo logró cambiar la imagen con algunos tries y jugadas más emparentadas con el rugby que había mostrado en el resto la temporada.
“Peñarol cosechó una épica de trabajo, de sacrificio, de nunca bajar los brazos, y eso al final del día es lo que da el resultado que conseguimos. Nunca fue fácil, ningún partido. Fue todo fruto del trabajo. Y hay que seguir”, valoró Manuel Diana, hombre destacado en el campeón. “¿Qué nos pasó en los últimos minutos? Y, las emociones juegan. Habíamos sacado mucha diferencia y la realidad es que nos cansamos. El Súper Rugby Américas es un torneo muy intenso. Y la emoción de sentir que dominábamos ampliamente hizo que soltáramos un poco. Sufrimos, pero Peñarol sacó adelante el partido”, fundamentó.
Compacto de la final del Súper Rugby Américas
Al nuevo-viejo campeón lo avalan los resultados. En un sistema que iguala a los equipos hacia abajo, cuando una vez superado el corte clasificatorio el mejor y el cuarto quedaron en igualdad de condiciones, mostró clara supremacía sobre sus oponentes. Redujo a Selknam y minimizó a lo largo de una hora a Dogos, todo un mérito. Un mérito del ganador del Súper Rugby Américas de 2025: Peñarol, el campeón del quinquenio.