TOKIO (AFP).- El sueco Armand Duplantis se robó el protagonismo absoluto en el Mundial de atletismo de Tokio este lunes, al coronarse por tercera vez consecutiva campeón del mundo y elevar su récord mundial a 6,30 metros. La medalla de plata fue para el griego Emmanouil Karalis (6,00 m) y el bronce se lo quedó el australiano Kurtis Marschall (5,95 m).
Eufórico de alegría tras su hazaña, Duplantis se abrazó efusivamente con Karalis antes de correr por el estadio e ir a reunirse con su novia y con sus padres, presentes en la tribuna. El récord llegó en el tercer y último intento, después de derribar en dos ocasiones la barra de 6,30 metros.
Es la decimocuarta vez que el prodigio sueco nacido en Estados Unidos consigue batir la plusmarca mundial desde que lo logró por primera vez en febrero en 2020. Este año son ya tres las veces que ha conseguido elevar su plusmarca mundial. Primero lo hizo bajo techo a finales de febrero en Clermont-Ferrand (Francia), con 6,28 metros, y más recientemente lo había logrado, al aire libre, volando por encima de 6,29 metros en Budapest.
El éxito llega además en un estadio Nacional unido para siempre a su carrera deportiva, porque allí conquistó en 2021 su primer oro olímpico. Entonces habíado participado sin poseer el récord del mundo y en una edición marcada por la pandemia del covid-19. Recogió ese oro con mascarilla y la pasada semana, en una conferencia de prensa, admitía que había sido complicado disfrutar de aquel evento porque la situación resultaba “apocalíptica”.
En su historial, Duplantis, campeón olímpico también el año pasado en París, consiguió su tercer oro mundial consecutivo, después de los de Eugene 2022 y Budapest 2023. A esas conquistas le agregó otra medalla mundial: la plata que se colgó en los inicios de su carrera en Doha 2019. ¿Dónde está el techo? Seguramente ni él mismo lo sabe pero las sensaciones apuntan a que el listón todavía puede seguir elevándose, posiblemente en varias ocasiones, para que ‘Mondo’ continúe agrandando su leyenda en el futuro.
Casi desde que era un niño, cuando jugaba con el palo de la escoba a modo de garrocha, Duplantis parecía predestinado a llegar alto. Sus padres, ambos entrenadores, hicieron el resto, dando forma al mayor campeón de la historia de esta disciplina. A nadie le sorprende ya que Duplantis bata el récord del mundo. Ante todo, el fenómeno Duplantis es un proyecto familiar diseñado por un matrimonio de atletas. El padre es Greg, que fue garrochista en su día y llegó a tener una mejor marca personal de 5,80 metros. Se encarga sobre todo de pulir la técnica y de los aspectos más específicos de su prueba.
La madre de la familia, Helena, fue heptatleta y trabaja sobre todo con su hijo la preparación física. Lo novedoso en el clan Duplantis es cómo han sabido encontrar la fórmula desde una colchoneta que pusieron en el jardín familiar en Lafayette (Luisiana), donde ‘Mondo’ aprendió el arte de la garrocha. “Cuando tienen que vestirse con los hábitos de entrenadores, lo hacen. Pero cuando se trata de ver una película en familia, tienen una relación normal de padres e hijos, muy equilibrada, dinámica”, explicó a AFP Brennan Robideaux, director de un documental sobre Duplantis, “Born To Fly” (Nacido para volar).
A Armand le ayudó a crecer tener dos hermanos mayores, Andreas y Antoine, también deportistas. Andreas llegó a representar a Suecia en atletismo en un Mundial júnior y Antoine destacó en el béisbol. La hermana pequeña Johanna también eligió el salto con garrocha, pero es Armand el que ha tenido de largo la carrera más exitosa. Con 17 años ya asombraba acercándose a los seis metros y el resto de historia: una colección de medallas impresionantes que incluye dos oros olímpicos, ahora tres títulos mundiales y una sucesión de plusmarcas mundiales, 14, que parecen no tener fin.
Armand Duplantis podría estar en este Mundial con el maillot del ‘Team USA’. Nació en 1999 en Louisiana y ha crecido allí. Aprendió sueco de niño gracias a los esfuerzos de su madre, procedente de ese país y que consiguió que sus hijos se sintieran también suecos. Tanto que Armand decidió representar internacionalmente al país de Helena, donde pasaba las vacaciones de verano. “Suecia es mi segunda casa. Mi madre, que es sueca, fue mi inspiración. Nunca me arrepentí“, explicó después de uno de sus primeros éxitos.
En Suecia lo consideran uno de los suyos, un orgullo nacional. El también hace méritos para ello, más allá de las medallas y los récords. Conduce un Volvo, escucha rap escandinavo y su pareja es una modelo sueca, Desiré Inglander, que le hace tener también una dimensión mediática fuera del deporte.
La pareja hace las delicias de publicaciones como Vogue Escandinavia, que publicó imágenes exclusivas de la pedida de mano de la pareja, y él parece muy cómodo con su cada vez mayor protagonismo también fuera de los estadios. Con cara de niño bueno y un mechón rebelde parece recién salido de una película de ‘teenagers’ y The New Yorker le bautizó tras su oro olímpico del año pasado como “el Timothée Chalamet del salto con garrocha”.
El pasado febrero, Duplantis sorprendió con una inesperada faceta de cantante, difundiendo en plataformas musicales una canción, “Bop”, con el nombre artístico de Mondo. “Te has cansado de batir récords mundiales”, bromearon en redes sociales desde su marca deportiva, Puma. Duplantis lleva tiempo decidido a ser el ‘showman’ que el atletismo necesita y el año pasado protagonizó un duelo bautizado como “La batalla de las estrellas” en forma de carrera de 100 metros contra el plusmarquista mundial de los 400 metros vallas, Karsten Warholm. Ambos entraron en el estadio de Zúrich vestidos de boxeadores, en un evento a medio camino entre el deporte y el espectáculo, y en el que el perdedor de este derbi Suecia-Noruega debía vestirse con el maillot del país vecino. Ganó Duplantis. Como siempre. Por algo es el hombre sin límites.
