En el barrio Olaya Herrera, de Cali, una zona compleja y repleta de malas tentaciones, él dio sus primeros pasos alejado de ese contexto y con una pelota bajo del brazo. Nada fue sencillo en su vida. A los 9 años trabajaba en la construcción junto con su padre, Freddy, y eligió el fútbol como vía de escape. La detención de su padre en 2016 fue un golpe duro para él, pero Marino Hinestroza nunca perdió el eje ni dejó de estar convencido de que la única forma de salvar a su familia era con una pelota en sus pies. Con todas estas experiencias de vida que lo convirtieron en un futbolista de mucha personalidad, característica que terminó por convencer a Juan Román Riquelme para intentar cerrar su pase a Boca.
En 2018, con 16 años, debutó en Orsomarso, un equipo de la segunda división de Colombia. Era flaquito, rápido y desequilibrante. Y ya se destacaba por su fortaleza emocional. Al año siguiente, a Hinestroza le llegó la chance de pasar a América de Cali y comenzar a consolidar su nombre en el fútbol. Pasó por Palmeiras, por Pachuca, Columbus Crew y en 2024 desembarcó en Atlético Nacional.
Mientras su carrera deportiva se consolidaba, fuera de la cancha los problemas lo ponían a prueba: la detención de su hermano lo golpeó, pero cuando se recuperó tomó la determinación de visitarlo con frecuencia en una de las cárceles más famosas de Colombia, donde cumple una larga condena. Marino, en una de sus visitas, compartió la experiencia en sus redes sociales: “Aguante todos los presos de Villahermosa, en especial mi hermano. Él está en la cárcel en Cali. Lleva seis años y estamos luchando para que pueda tener su libertad y que aprenda de los errores, porque la vida da segundas oportunidades. Yo sé que él va a tener una segunda oportunidad”, posteó el futbolista, junto a varias fotos con los reclusos. Y cerró: “Él me dice que siga así, que está orgulloso y que quiere salir para disfrutar de todo esto conmigo”.
Los primeros pesos que ganó jugando al fútbol se los gastó en ropa, y en los últimos tiempos reveló que es dueño de una joyería en Cali y que una vez que se retire, como proyecto de vida le gustaría tener “un concesionario y también un lavadero”.
No se detiene nunca y en las últimas horas Marino Hinestroza, tras consagrarse campeón de la Copa Colombia, al vencer a Independiente de Medellín, se despidió de Atlético Nacional con un posteo en redes sociales y dio la señal que faltaba para cerrarse su arribo a la Bombonera.
“Esta historia de amor no podía terminar de otra manera que con un título. Te llevaré siempre en el corazón, Verde querido”, escribió el futbolista que este año se ganó la convocatoria de Néstor Lorenzo a la selección de su país, luego de ser titular en la definición.
“Tiene cosas de Villa y Campaz. Es rápido, no tan rápido como Villa, y tampoco tiene la técnica de Campaz. Un poco de los dos. Pero es un jugador completo, por algo está en la selección Colombia. Tiene de los dos“, analizó el DT uruguayo Pablo Repetto, que lo tuvo en Atlético Nacional.
Al parecer, un llamado de Juan Román Riquelme terminó por destrabar el arribo de Hinestroza a Boca. Aunque no trascendieron cifras oficiales, se sabe que el conjunto colombiano lo había tasado en ocho millones de dólares. Desde Boca ofrecieron cerca de seis, contemplando bonos y objetivos, por lo que todo indica que los números de la operación rondaría en esos valores.
En un posteo en redes sociales, en pleno festejo por el título de Atlético Nacional, se puede ver a Hinestroza junto con Jorman Campuzano; el exvolante central de Boca le habla a la cámara y suelta una frase que ratifica la posibilidad de que se concrete el pase del delantero al equipo de la Ribera: “Ahí les mando para Argentina. A los de Boca, ahí les mando. Cuídenlo que es bueno, déjenlo ser, déjenlo ser”.
Hinestroza disputó 84 partidos con Atlético Nacional, y construyó una imagen de jugador irreverente. No sólo por su forma de declarar se ganó algunos comentarios negativos, sino por las celebraciones polémicas. Tras anotar ante Junior: celebró imitando el gesto de la pesca, cuando a su rival le dicen “Tiburón”. Y en la visita a Millonarios, en Bogotá, en el Campín, corrió hacia el córner en el festejo de su gol y se limpió la boca con el banderín con los colores del equipo local.
No sabe de tibieza y por eso a la hora de declarar puede construir un relato como este: «Soy ambicioso, yo soy un pelado muy ambicioso que… Lo estoy ratificando, ¿no? Dos títulos en diciembre. Yo pienso que siempre he sido así, siempre he sido un chico como lo quieran llamar… Deshumilde (sic), arrogante. Pero tienen que darse cuenta de que para ganar hay que ser así. Ya estamos cansados de ser humildes y no ganar nada. Entonces yo sí, soy arrogante, lo entrego todo, aliento a la hinchada, yo sí provoco, porque eso es lo que da».
Marino Hinestroza, un personaje interesante, que Boca lo espera y que pretende que se convierta en una pieza ofensiva clave para el gran objetivo en 2026: la Copa Libertadores.

