Coritiba acaba de salir campeón de la Serie B de Brasil y jugará el año próximo en la máxima categoría. La conquista reportó a sus arcas unos 3,5 millones de reales, equivalentes a 642.000 dólares. Esa cifra es superior a las que recibieron los dos últimos campeones absolutos del fútbol argentino, Vélez (Liga Profesional 2024) y Platense (Apertura 2025). Ambos cobraron US$ 500.000 de parte de Conmebol, ni siquiera de AFA. El Calamar, además, se quedó además con 70% de las ganancias de la final del Apertura, jugada en el Madre de Ciudades, de Santiago del Estero, en la que venció por 1-0 a Huracán.
A falta de números precisos –la Liga Profesional no los entrega y Platense no quiso dar detalles–, fuentes de la industria cifran un techo de US$ 200 mil para ese 70% que les queda a los clubes campeones, una vez descontados los gastos del partido final que no cubre el estado de Santiago del Estero. Por ende, Coritiba, en la B de Brasil, habrá cobrado de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) más del triple que lo que cobran los campeones argentinos por parte de la Liga Profesional.
El porcentaje de las ganancias de la final es el único premio en efectivo que reciben los campeones argentinos por parte de la Liga Profesional. Hay también un cheque por 10.000.000 de pesos al mejor jugador del semestre. Después del partido decisivo del Apertura lo recibió Ignacio Vázquez, el futbolista de mayor rendimiento en Platense. El encargado de entregar el documento fue Maximiliano Ariel Vallejo, dueño de la financiera Sur Finanzas, hoy investigada por presunto lavado de dinero, y patrocinadora de la Liga Profesional. De hecho, su logotipo sigue apareciendo en las transmisiones televisvas de los partidos.
“Brasil, en los últimos siete años, dominó la Libertadores porque este escenario combina el declive económico del fútbol argentino, que no se modernizó en términos de estrategia financiera, recaudación de fondos, comercialización de derechos y estructuración de los clubes, y el ascenso de varios clubes brasileños, impulsado por más público en los estadios, mayor venta de patrocinios y mejor negociación de derechos. En el fútbol nada es definitivo, pero hay una tendencia a que los grandes clubes de Brasil, bien organizados y financieramente estructurados, sigan ampliando este dominio en los próximos años. La gran diferencia en el fútbol brasileño no está entre SAFs y clubes asociativos, sino entre instituciones bien gestionadas e instituciones mal gestionadas”, dijo Guilherme Bellintani, presidente de Bahía durante el proceso de la Sociedad Anónima de Fútbol (SAF, formato que no incluye las partes no futbolísticas de los clubes) de la entidad con Manchester City y actual CEO de Squadra Sports, primera plataforma de multiclubes en Brasil.
“Cuando analizamos la discrepancia entre los valores ofrecidos por los torneos brasileños y los de Argentina, es evidente que no se trata solo de una diferencia puntual de premios, sino de un contraste estructural entre dos ecosistemas deportivos. En Brasil, la mayor capacidad de generación de ingresos impulsada por derechos de transmisión, patrocinios y un mercado interno significativamente mayor crea un escenario en el que los clubes pueden operar en otro nivel de inversión. Además, el advenimiento de la ley SAF, que abrió otro horizonte de inversión, amplió aun más esta brecha entre los mercados”, explicó por su parte Moises Assayag, socio director de Channel Associados y experto en finanzas en el deporte.
“La disparidad entre los premios pagados por las competiciones brasileñas y los pagados en territorio argentino tal vez tenga la misma distancia que nuestras ligas tienen en relación con las principales competiciones del Viejo Continente”, afirmó por su parte Cristiano Caus, abogado especializado en derecho deportivo y socio de CCLA Advogados. “Además, al igual que en relación con Europa, los valores mucho más altos pagados por las competiciones brasileñas en comparación con las argentinas también se explican por la diferencia entre nuestra economía y la de nuestros vecinos”, añadió.
“Esta diferencia de valores entre los campeonatos argentinos y brasileños puede explicarse, principalmente, por la diferencia en el modelo de gestión, estructura de gobernanza y tamaño del mercado deportivo en cada país. Otro factor importante es la distinción en la estructura de las competiciones y premios. Mientras que en Brasil la organización y el aporte financiero de torneos como la Copa de Brasil y el Brasileirão crean un ambiente competitivo y atractivo para los inversores, en Argentina los torneos aún afrontan problemas de organización y bajos niveles de monetización. Esto se refleja en la capacidad de distribuir premios más sólidos y estimular el crecimiento económico de los clubes”, señaló el educador financiero y director de Multimarcas Consórcios Fernando Lamounier.
“Cabe destacar que la mentalidad de los dirigentes también impacta. En Argentina, el fútbol sigue siendo visto como un patrimonio cultural, con una fuerte conexión con la pasión popular y la resistencia al modelo corporativo, lo que limita la explotación comercial del deporte. Por otro lado, Brasil, incluso afrontando desafíos, ha adoptado un enfoque más pragmático, que une la pasión con la visión de los negocios. Brasil también ha logrado atraer patrocinios de grandes marcas internacionales, incluso para clubes más pequeños, mientras que Argentina afronta dificultades para competir en este mismo espacio debido a su fragilidad económica”, completó Lamounier.


