Todo lo que la Asociación de Clubes (AdC) puso en juego en la temporada 2024-2025, lo ganó Boca Juniors: Supercopa, Copa Supér 20 y la Liga Nacional (LNB). En esta última, de yapa, se coronó bicampeón por primera vez en su historia en una final épica frente a Instituto de Córdoba que se resolvió en siete juegos. Ese mismo rival, al que también doblegó en la Copa Súper 20 en Rosario, lo obligó a sacar lo mejor de sí y demostró que no es una aglomeración de buenos jugadores, sino un equipo bien conformado, liderado dentro de la cancha por el MVP de todo, José Vildoza; en el banco de suplentes por el entrenador Gonzalo Pérez y afuera por el dirigente Alejandro Desimone, vocal titular la Comisión Directiva que preside Juan Román Riquelme.
El xeneize comenzó a construir su era en el básquetbol argentino mucho antes de la fiesta que armó el domingo por la noche en la Bombonerita, en el séptimo juego vs. la Gloria que resolvió 78 a 77 a su favor. Fue en la pandemia de Covid-19. En las siguientes dos temporadas a la que no finalizó por el coronavirus, las de 2020-2021 y 2021-2022, fue semifinalista. En la 2022-2023 jugó la definición y cayó ante Quimsa de Santiago del Estero. En las últimas dos, se coronó campeón. También festejó en la Supercopa 2024 y la Copa Súper 20 2025 y fue subcampeón de América en la Basketball Champions League (BCLA).
Los buenos resultados llegaron con la presidencia de Jorge Amor Ameal y continúan bajo el mando de Riquelme, gestión que comenzó en diciembre de 2019. Aunque quien conduce el Departamento de Básquetbol es Desimone. Cuando todavía el xeneize ni siquiera había conquistado la primera LNB, el directivo brindó una entrevista a LA NACION en la que contó cómo comenzó el proyecto: “Cuando asumimos veíamos las falencias que había en los demás deportes que no era fútbol. Boca se había dedicado 100% al fútbol y creo que Boca sí es un equipo de fútbol, pero también hay un montón de socios a los que les gustan el básquetbol, el vóleibol y otras actividades. La idea era hacer un club más deportivo y a partir de eso cada uno fue a distintos sectores. A mí me tocó el básquetbol. Boca tiene que participar en lo más alto en cada deporte. Tomamos el básquetbol como el segundo deporte del club y a partir de eso se planificó un trabajo a largo plazo”.
En Boca, los hinchas llegaron a gritar en la Bombonerita por la no desaparición del básquetbol profesional. Ocurrió cuando el por entonces presidente Daniel Angelici hizo declaraciones públicamente contra la actividad: “El básquet de Boca tiene que ser amateur. Soy un convencido de eso, por cómo está conformado el básquet en la Argentina. Nadie lo dice, pero la mayoría del básquet en el interior está financiada por provincias, empresas, municipios y mucho dinero en negro, algo que en Boca no podemos permitir. Y los jugadores nunca son tuyos; no podés tener la revancha de que, si te salió un crack, lo vendés y recuperás la plata”. En la noche del festejo del bicampeonato, los hinchas volvieron a entonar ‘El básquet no se toca’ y lo sumaron a la fiesta.
En esos años, posteriores a los títulos de 1997, 2004 y 2007; el conjunto xeneize deambuló por la mitad de la tabla de posiciones en cada etapa regular de la LNB y hasta jugó series para evitar el descenso. Desimone, tal sostuvo en su momento, quería que eso no ocurra otra vez: “Creo que no se le dio el valor que tenía al básquetbol. Al principio de la gestión de Mauricio Macri, cuando estaba Orlando Salvestrini y porque a él le gustaba, se intentó, pero no se logró la continuidad. Hoy vamos por este camino que construimos”.
Como Riquelme hizo en el fútbol con Hugo Ibarra, Sebastián Battaglia y Fernando Gago, Desimone le dio el mando del equipo a un entrenador formado en la casa: Gonzalo Pérez. El ‘Pola’, que hizo inferiores en el xeneize y vistió esa camiseta hasta que se dio cuenta que no le iba a alcanzar para ser profesional y se vinculó con el deporte desde otro lugar, asumió el a mediados de la temporada 2023-2024 en lugar de Carlos Duro, de quien era asistente. Desde entonces, ganó casi todas las finales y su nombre ya está a la par de los de prestigiosos entrenadores como Sergio Hernández -estuvo en la platea del estadio Luis Conde el día de la consagración-, Julio Lamas, Gabriel Piccato, Horacio Seguí, Fernando Duró y el propio Carlos Duro, todos campeones con ese club.
La apuesta de Boca para defender la corona en la LNB 2024/25 fue muy arriesgada. Aunque mantuvo al MVP José Vildoza, reemplazó a baluartes de la primera conquista nacional tras 17 años como Marcos Mata, Leonel Schattmann, José Defelippo y Leonardo Mainoldi por jugadores de igual calidad y más juventud, pero menos experiencia y que generaban cierta incertidumbre respecto de si iban a estar al mismo nivel que los que se fueron: Marcos Delía, Facundo Piñero, Santiago Scala, Martín Cuello, el colombiano Andrés Ibargüen y el norteamericano Thomas Cooper.
Pérez, previo a la definición de la BCLA en la que su equipo cayó en la final con el Flamengo de ‘Oveja’ Hernández, explicó el recambio en una entrevista con LA NACION: “Los que estuvieron el año pasado son jugadores de jerarquía y que son una garantía. Hubo casos que fueron por negociaciones que no se dieron y otros, por cuestiones deportivas. Creo que la dirigencia de Boca junto al cuerpo técnico que comando yo hicimos un esfuerzo enorme y armamos un equipo increíble, con grandes figuras y grandes personas. Teníamos previsto estar en todas las definiciones. El laburo de la dirigencia, especialmente el de Desimone, fue tremendo y tenemos un equipo buenísimo. Estoy muy contento con el equipo que tenemos y en cómo trabaja. Nuestra liga es muy exigente, se juegan muchos partidos por semana y sabíamos que íbamos a tener la BCLA, la Supercopa y el Súper 20, además de la Liga Nacional. Siempre está bueno tener un plantel joven y largo a disposición para jugar”.
El factor económico juega un papel importante en el básquet y el xeneize contó con uno de los presupuestos más holgado en la Liga Nacional 2024-2025, cuestión a la que Pérez no le quitó énfasis, aunque también envalentonó otras bondades de la institución a la que representa: “Obviamente es súper importante lo económico porque esto es profesional y es un trabajo, los jugadores juegan por dinero. Es importante la apuesta del club con el apoyo de toda la dirigencia con eso. Y después Boca tiene varios aspectos a favor: la estructura de trabajo en todas las áreas con grandes profesionales; la ciudad influye mucho; y el Mundo Boca es algo increíble, el apoyo que tenemos de la gente de jugar todos los partidos a cancha llena es increíble. Son factores que seduce a los jugadores”.
Boca Juniors domina el básquetbol argentino. Es su momento, es su era. Y va por más, quiere reinar como a su tiempo lo hicieron Atenas, Peñarol de Mar del Plata o San Lorenzo. También quiere ser campeón de América, objetivo del que estuvo muy cerca esta temporada, y Alejandro Desimone anhela que la marca ‘Boca Básquet’ cruce fronteras y se internacionalice como el fútbol. Ese sueño dirigencial tiene como meta, entre otras, enfrentar a un equipo de la NBA en el corto plazo y hacer amistosos contra rivales de Europa. Por ahora, el proyecto que se gestó en la época del Covid-19 pudo con casi todo.