Dejó sobre el cemento neoyorquino hasta la última gota de sudor, acorde a su condición de luchador. Diego Schwartzman se despidió de su último torneo de Grand Slam de pie, acompañado por los aplausos que recibió en el Grandstand del complejo Billie Jean King. El Peque, cuya carrera en el tour ya tiene fecha de vencimiento -se despedirá en febrero próximo en el torneo de Buenos Aires-, le dijo adiós a las grandes citas con una caída ante el francés Gaël Monfils por 6-7 (1-7), 6-2, 6-2 y 6-1 en 2 horas y 42 minutos de juego.
Con pasado de número 8 del mundo, pero con una temporada sin éxitos a nivel ATP, Schwartzman, a los 32 años, transita sus últimos torneos. En el abierto estadounidense, y desde el puesto 244° del ranking, consiguió ingresar en el cuadro principal luego de imponerse en los tres partidos de la clasificación. El sorteo le deparó un desafío fuerte: enfrentarse a un adversario que está casi 200 posiciones por delante, y que llegaba con mejores resultados y mucho más ritmo de partidos en este nivel del tour. Esas distancias no quedaron expuestas enseguida, pero sí en el balance final del encuentro.
Porque, a pesar de esta adversidad, el Peque dio pelea mientras pudo. Batalló para quedarse con el primer set, que cerró con un tie-break perfecto, de altísimo nivel. Luego, todo fue del francés, porque Schwartzman ya no pudo mantener la intensidad en su tenis, el saque empezó a decaer y comenzó a sumar equivocaciones; Monfils se recuperó del primer set cedido y corrigió sin problemas el resto del encuentro. Lo intentó mientras pudo el jugador argentino pero, sin la posibilidad de sostener el nivel ante un rival igual de experimentado y claramente instalado en el Top 50, todo se hizo demasiado cuesta arriba.
Hubo un respetuoso saludo en la red, un cálido abrazo de Monfils a quien fue uno de sus compañeros en el tour y rival a la vez, cánticos de “Diego, Diego” en las tribunas del Grandstand, ovación y, claro, mucha emoción. La organización le tributó un video de sus mejores momentos en el torneo. “Es difícil hablar en este momento. Soy alguien que llora mucho”, aceptó el Peque al borde de las lágrimas. “Es un momento especial, como los que vimos en pantalla. Estoy feliz de haber jugado aquí una vez más, de haber estado once veces en este torneo. Quiero agradecer a los fans, los latinos y los norteamericanos, que me apoyaron muchísimo a lo largo de todos estos años. Recibí mucho cariño. Nunca soñé con vivir este tipo de momentos, pero tal vez corrí mucho y me lo merezco. Voy a disfrutar todo lo que venga de aquí en más”, expresó Schwartzman. En una breve pero emotiva ceremonia, el presidente de la USTA le regaló al Peque un cuadro con imágenes de sus grandes momentos en el abierto de los Estados Unidos.
“Es hora de disfrutar un poco de todo lo que he logrado, ya no disfrutaba el día a día”, había dicho en su momento Schwartzman sobre la decisión de retirarse de los courts y disfrutar tanto como se pueda sus últimos encuentros en la gira. El Peque, que llegó a los cuartos de final en el US Open en 2017 y 2019, se despidió de los Grand Slams y se acerca al epílogo de una carrera inmensa, como uno de los tenistas argentinos más destacados de la última década.
El último Grand Slam le rindió un buen homenaje. No siempre es necesario ser el número 1 o ganar varios torneos grandes para recibir una gran despedida. Por trayectoria, por esfuerzo, por su calidez como jugador y como persona, Schwartzman acumuló méritos más que suficientes para recibir el reconocimiento del mundo del tenis.
Un duelo argentino en la segunda rueda
El platense Tomás Martín Etcheverry (33°) empezó con buen pie su participación en el cemento estadounidense, al ganarle al francés Giovanni Mpetshi Perricard (52°) con parciales de 6-4, 6-2 y 6-3, en poco menos de dos horas de acción. Etcheverry, que en este torneo está siendo entrenado por Eduardo Infantino, desequilibró con el saque (ganó el 87% de los puntos jugados con el primer servicio y 82% con el segundo) y no concedió ni un punto de quiebre, mientras que capturó cinco veces el servicio del jugador galo.
En la segunda ronda, habrá duelo argentino, porque Francisco Cerúndolo (29°) le ganó al austríaco Sebastian Ofner (58°) por 5-7, 6-4, 6-4 y 6-2 en 2 horas y 26 minutos, en una actuación de menor a mayor para el porteño, que se enfrentará con Etcheverry en la próxima etapa. Compañeros de ruta en el circuito, ambos se enfrentaron en varias oportunidades, pero sólo registran un cruce a nivel ATP, que ganó Etcheverry el año pasado en la primera ronda del torneo 250 de Santiago de Chile. Entre qualies, challenger y futures hubo otros cinco cruces, con tres victorias para Cerúndolo y dos para el jugador de La Plata.
La jornada del lunes trajo también una buena victoria de Francisco Comesaña (108° del mundo) sobre el suizo Dominic Stricker (169°) por 4-6, 6-3, 7-6 (7-4) y 6-3. El marplatense juega por tercera vez en Flushing Meadows, pero es la primera vez que ingresa en el cuadro principal después de dos intentos frustrados en las qualies. En el duelo ante el zurdo suizo, el Tiburón fue de menor a mayor para quedarse con el pase a la segunda ronda, en la que se enfrentará con el francés Ugo Humbert, 17° preclasificado.
En cambio, Camilo Ugo Carabelli (93°) se despidió con derrota frente al estadounidense Taylor Fritz (12°) por 7-5 , 6-1 y 6-2. Por el lado femenino, María Lourdes Carlé (83ª) empezó en buena forma, pero luego cayó frente a la ucraniana Elina Svitolina (28ª) por 3-6, 6-3 y 6-4, y Solana Sierra (158ª), que había ingresado desde la clasificación, se despidió frente a la alemana Tatjana Maria (99ª), que impuso por 6-2 y 6-3.
Para el martes quedaron otros cuatro estrenos argentinos: Mariano Navone (36°) abrirá la jornada en el mediodía de nuestro país frente al alemán Daniel Altmaier (89°); Federico Coria (79°) jugará contra el portugués Nuno Borges (34°) en el segundo cotejo del court 14, Facundo Díaz Acosta (64°) se enfrentará con el francés Hugo Gaston (63°) en el tercer turno de la cancha 13, y a continuación y en el mismo escenario, Nadia Podoroska (68ª) tendrá como rival a la rusa Diana Shnaider (18ª)
LA NACION