Estudiantes de La Plata empató en la noche del sábado 1-1 con Belgrano, en Córdoba, por la 12° fecha del torneo Clausura. Estaba perdiendo por el golazo de Uvita Fernández y la igualdad la encontró en tiempo de descuento, tras una pelota parada y un zurdazo de Facundo Rodríguez, pero Eduardo Domínguez se fue masticando bronca, como si hubieran perdido.
El entrenador fue muy respetuoso como siempre en la conferencia de prensa, respondiendo cada pregunta. Y cuando le dijeron que había finalizado, tomó una botellita de agua mineral, se levantó y enfiló hacia el vestuario visitante. Eso sí, mientras se retiraba, dejó al descubierto su malestar con el arbitraje de Bryan Ferreyra. “De los penales ni uno! De los penales que nos c… ni uno! Y después me echan la culpa a mí”.
El descargo de la bronca iba hacia los periodistas presentes en la sala, pero sobre todo al sistema: son los directores técnicos los primeros que saben que deben tener actitudes cuidadosas durante los partidos, y luego a la hora de declarar, para no ser sancionados si hacen alguna declaración ofensiva hacia el desempeño de una terna arbitral de la Liga Profesional.
¿A qué jugadas se refería Domínguez puntualmente? A dos acciones que fueron infracciones dentro del área, penales a favor de Estudiantes que no fueron sancionadas por el árbitro ni tampoco revisadas por el VAR.
La más llamativa fue una mano en alto de Julian Mavilla, tras una acción de balón detenido que fue rechazada por el equipo local en primera instancia, pero en la zona del rebote apareció Mavilla con la intención de rechazar la pelota y, en ese movimiento, terminó impactando la pelota con su mano izquierda.
Y luego hubo otra acción en la que también debió ser penal para Estudiantes: una infracción que recibió Cristian Medina desde atrás por Rodrigo Saravia, ambas durante la primera etapa y con el partido igualado en cero. El exmediocampista de Boca recibía una descarga filtrada de Ascacíbar, apareció atacando el espacio y corriendo entre el lateral derecho y el primer central del Pirata y recibió de atrás la infracción de Saravia. El futbolista de Belgrano lo terminó derribando involuntariamente cuando trastabilló y cayó de espalda. No tuvo la intención, pero fue infracción.
El árbitro Ferreyra no sancionó nada y enseguida se llevó el dedo al auricular para ver qué le decían desde la sala de revisión de VAR que los árbitros de la AFA montan en Ezeiza.
Cabe destacar que Estudiantes, uno de los clubes que es mirado de reojo por la conducción de Claudio Tapia, presidente de la AFA, por diferencias con Juan Sebastián Verón, máxima autoridad del Pincha. Y el conjunto platense ya venía de ser perjudicado justo ante Barracas Central. Los dirigidos por Domínguez debieron ganar también en la fecha anterior porque le anularon mal un gol y el que le convalidaron al equipo de Rubén Darío Insua no debió convalidarse, pero los errores de la terna comandada por Nazareno Arasa y el VAR a cargo de José Carreras lo condicionaron.
El primer error grosero en favor de Barracas fue el tanto que anotó Candia, de cabeza, para el 1-1 parcial: a los 3 minutos del segundo tiempo, un centro de Ruiz encontró la llegada del lateral Barrios; se dio un rebote y, tras la floja respuesta de Muslera con su puño, vino el cabezazo goleador de Candia. Pero, segundos antes, se produjo una plancha del delantero Bruera sobre el central Rodríguez. El gol no debió ser convalidado, y lo que más llamó la atención es que José Carreras, desde el VAR, no lo notificó.
La otra jugada fue la que terminaba en el 2-1 de Estudiantes: tras un centro del lateral Meza, Carrillo asistió de cabeza el zurdazo de arremetida de Palacios que infló la red pero el línea sancionó posición adelantada. ¿Fue? Tanto Carrillo (habilitado por el pie izquierdo de Jappert) y Palacios parecían estar en posición lícita. Después de cuatro minutos de revisión, Arasa marcó posición adelantada.
Eduardo Domínguez, entrenador de Estudiantes, había dicho en la conferencia de prensa posterior al 1-1 en la cancha del Guapo: “Luchamos día a día para dar lo mejor de nosotros. Se lo dije al árbitro… Si él estaba tranquilo, si dormía tranquilo… Yo estaba muy triste, sigo triste”, y había agregado casi con resignación: “Lo único que puedo hacer es volver a trabajar el martes, cuando retomemos los entrenamientos, seguir generando las situaciones y contextos para que el equipo esté entre los mejores. Después, no podemos influir en otras decisiones”.
No es la primera vez que el plantel de Estudiantes se siente perjudicado por fallos arbitrales. Y Domínguez, aunque no se lo preguntaron en la conferencia en Córdoba, lo dejó en claro.