Tanto tiempo de espera. Tantos años postergado, golpeando a las puertas del cielo, quedando, una y otra vez, a un costado, mortificaba, frustraba. Año a año aumentaba la bronca, el dolor, la desazón, por ver cómo la fiesta que preparaban desde abril a octubre, al cierre del ciclo, la disfrutaban otros. La reiteración de ese tipo de episodios desmorona a cualquiera. Sin embargo, el espíritu de Newman nunca se resquebrajó ni sintió el impacto.. Al contrario, se solidificó con el correr de los traspiés. Se volvió un elemento más de motivación para levantarse y volver a intentarlo. No cabía la duda ni la vacilación. Todos tenían bien incorporada en la cabeza la idea de que se trataba de un proceso, que más temprano que tarde el título iba a llegar, como consecuencia de un trabajo serio y a conciencia, prolongado en el tiempo. Lo señaló muchas veces Gonzalo Gutiérrez Taboada, insistió permanentemente, Lucas Marguery… Y finalmente se dio.
Newman fue campeón el sábado y descansó al día siguiente. La fiesta empezó al caer el sol en el CASI, la Catedral del rugby porteño. Se trasladó a la sede del club en Benavídez y acabó bien entrada la mañana del domingo. Hacía falta celebrar largo y tendido para borrar tanta frustración. E iniciar, entusiasmado y renovado, con aura ganadora, una nueva era, despojados de semejante peso sobre la espalda. Marcelo Brandi, una de las figuras del partido final contra el SIC y baluarte de toda la temporada, conversó con LA NACION. “Fue una locura… Y que justo el primer campeonato coincidiera con los 50 años del club es increíble”, admitió el hooker.
Aún en medio de la euforia, los conceptos viajaron de un lado a otro. “La idea la compartimos todos. Hablamos de un proceso y no de un resultado. Siempre estuvimos convencidos de que estábamos haciendo las cosas bien. No ganás un campeonato de casualidad, Necesitás un tiempo de trabajo, de hacer las cosas bien. Logramos una manera de jugar, un estilo y lo respetamos siempre. Si querés, este año le agregamos algunas cosas extras al juego. Fuimos más sólidos en las formaciones fijas y la defensa fue increíble. Al SIC, por ejemplo, le ganamos, fundamentalmente, por la defensa”, contó Brandi, y el diálogo se abrió.
-¿Pesó mucho el factor emocional en esos partidos?
-Y sí. Los partidos de los play-offs son otra cosa. Nos pasó un par de años, de llegar primeros cómodos al terminar la fase regular, y en el momento de los partidos mano a mano, nos faltaba algo. A todos les pasó. Mirá lo del CASI, fue el mejor este año, por lejos, y le tocó el clásico en la semi, un partido que demanda muchas cosas más que lo estrictamente ligado al juego y no pudo pasar. El SIC le ganó con oficio.
Y te digo… A nosotros se nos empezaba a cruzar el fantasma. Cuando lo expulsaron a Faustino Santarelli no iba ni media hora, creo, con una roja por veinte minutos, más de uno de nosotros dijimos: No, otra vez, no. Porque no estamos familiarizados con lo de la tarjeta colorada por veinte minutos. Y mucha gente en la tribuna pensó que nos quedábamos con catorce para el resto de la final. pero bueno, nos juramentamos redoblar los esfuerzos en ese rato que debíamos afrontar con uno menos, correr, tacklear, matarnos, y así lo hicimos. Cuando volvimos a ser quince, nos acomodamos de vuelta. Y al ratito hicimos el try de pick and go, creo. La defensa fue terrible, no dejamos que el SIC cruzara el medio campo.
-Evidentemente la cabeza se llena con mil pensamientos y debe ser difícil actuar tranquilo y seguro. De otro modo no se entiende que un experto en penales y conversiones, como Gutiérrez Taboada, erre penales y conversiones cuando, durante el año, los mete de a montones y con los ojos cerrados.
-Claro, En estos partidos la cabeza es fundamental. Y te aparece ese monstruo. Un monstruo que nosotros mismos creamos por no haber podido ganar antes y cortar el maleficio. Y al no lograr el objetivo, y al acumularse los años, cada vez cuesta más sacarte de encima ese fantasma..
-Ya está, voltearon la pared… ¿Y ahora qué?
-Bueno, nos liberamos, Como decís, volteamos la pared. Y eso hará que quienes vienen atrás, o se sumen al plantel superior, lo hagan sin tener encima esa carga de tantos años sin salir campeones. La verdad, fue liberador el triunfo.
-¿Está Newman para dar el gran salto entonces? ¿Para tomar la posta de Hindú o del SIC, los más ganadores de los últimos tiempos?
-Ojalá. Pero acá no hay magia. Es todo fruto del trabajo, como te dije. Cada jugador sabe de los valores que pregona el club y todo se da por decantación. Sí te digo que a pesar de que los resultados no se daban, sentíamos que estábamos haciendo las cosas bien y que, con el campeonato de este año o no, ese era el camino correcto. Por eso el título es de todos los jugadores que pasaron por el plantel y de los distintos cuerpos técnicos. Y una cosa que demuestra el buen trabajo hecho y que el futuro inmediato se ve promisorio es que la Menores de 19 salió hoy salió subcampeona de CUBA, que le ganó a La Plata con bonus. Y después, la Pre A y la Intermedia definen el primer puesto la semana que viene.
-El capitán del equipo es Lucas Marguery, pero ¿qué significa Scooby Gutiérrez Taboada para todos ustedes?
-Scooby es el más grande de la primera, pero del plantel superior, el mayor es Santi Urtubey, hermano de Alejandro. Scooby es un crack. Un tipo fuera de serie, dentro de la cancha y afuera.
En general, cayó bien la conquista de Newman. Y referentes de distintos clubes se acercaron a la fiesta de Benavídez para felicitar personalmente: Pablo Camerlinkx, de Regatas de Bella Vista; Mario Ledesma, ex entrenador de los Pumas; Santiago Fernández, hasta el momento del retiro de la actividad, la temporada anterior, el apertura titular de Hindú.
Se abre una nueva era para Newman. Desconocida. Pero auspiciosa. Ya no lo estorba más esa pared que no lograba derribar. En 2025, la temporada del 50° aniversario del club, la tiró abajo, por muchas razones. Una de ellas, la polenta del Chelo Brandi. Un forward gigante que con su empuje y convicción le dio el último golpe a esa pared maldita. “Volteamos la pared. Así es… Y fue una locura”.


