En un hospital de Río de Janeiro, Santiago Sosa está acostado con la cara fracturada. Todavía dolorido, después de la conmoción que le provocó el golpazo dado por su compañero Marcos Rojo, el líbero-mediocampista del Racing copero de Gustavo Costas le habla al médico del plantel: “Quiero jugar la revancha”. Santiago, uno de los pilares del equipo adentro y afuera de la cancha, no nació futbolísticamente en la Academia. pero representa a todos los hinchas en cada partido. Su caso, como el de tantos otros integrantes del plantel, es el reflejo de la influencia del mensaje de Gustavo Costas: “Hay que dar todo para dejar a Racing en lo más alto”.
La gravedad de la lesión (fractura del malar derecho, con desplazamiento) obligó a que Santiago fuera operado este lunes. Sin embargo, un día después de pasar por el quirófano, también comenzó a palpitar -con un posteo- la semifinal de vuelta ante Flamengo, en la que se convertirá en hincha: “Me toca vivirlo desde afuera, pero con el corazón en la cancha junto a mis compañeros y a toda la gente racinguista. Todos juntos”.
En tiempos de polarizaciones en casi todos los ámbitos y momentos del país (y del mundo), Racing entero está atravesado por el “todos juntos” que popularizó Gustavo Costas. No es sólo una frase: es su manera de sentir y vivir. Y eso es lo que contagia. El hincha-entrenador que se emociona hasta las lágrimas de sólo pensar en la chance de llevar al club de sus amores a la cima de América, envió un audio de WhatsApp que se viralizó y tiene el sello de su sentimiento por la Academia.
“Este partido hay que ganarlo más que nunca entre todos juntos. Tiremos todo, tiremos la cancha abajo. Tengo una fe enorme”, envalentona, con su voz inconfundible, el máximo promotor del anhelo continental de Racing. El técnico quiere que los fanáticos conviertan en un hervidero al Coliseo de Avellaneda. Costas no es emperador ni filósofo, pero la pasión que desata y transmite en todo momento grafica algunas máximas de Marco Aurelio, uno de los estoicos soberanos de Roma: “Realiza cada una de tus acciones como si fuera la última de tu vida”.
El técnico campeón de la Sudamericana y de la Recopa se encargó de convocar a los hinchas a un banderazo antes de iniciar otra concentración extra large en Pilar, un clásico en la previa a cada final en esta Libertadores. Y la gente respondió: el lunes, previo a que la delegación se marchara hacia el norte bonaerense, miles dijeron presente sobre la calle Diego Milito para cantar por el sueño de llegar a la final de la Libertadores.
Sabe Costas, cuyo codo torcido por un accidente es hasta tatuaje y señala el rumbo firme de la ilusión celeste y blanca, que –como reflexionaba Marco Aurelio- “la dulzura, cuando es sincera, es una fuerza invencible”. Y Racing, en su dulce hogar, el Cilindro, prepara hoy un recibimiento que, afirman, será tan o más impactante que el del año pasado ante Corinthians. En aquella semifinal de la Sudamericana, miles de bengalas encendieron aún más a una multitud que también jugó su partido y empujó hacia la clasificación.
La dificultad del partido con Flamengo es superlativa. Racing sale obligado a ganarle a uno de los planteles más ricos –en fútbol y contratos- que tiene Sudamérica. En Río de Janeiro, donde Facundo Cambeses tuvo atajadas determinantes, la derrota 1-0 dejó abierta la ilusión de hacer pesar el factor de la localía y, también, las estadísticas favorables de la Academia ante brasileños en este ciclo de Costas al mando: ocho victorias, un empate y tres derrotas.
En los mata-mata ante equipos de Brasil, la Academia superó a Athletico Paranense, Corinthians (ambos, en la Sudamericana) y Botafogo (en la Recopa). A los tres los pudo derrotar en Avellaneda. Excepto ante el Timão, en esas series convirtió Adrián Maravilla Martínez, quien volverá a salir a la cancha con el riesgo de que una amonestación lo deje al margen de una hipotética final. En toda la era Costas, Racing jugó 12 veces como local por torneos internacionales (11 en Avellaneda y una en Lanús): ganó 11 partidos, perdió uno (con Atlético Bucaramanga, en fase de grupos de esta Libertadores) y convirtió en todos los partidos (hizo 36 goles en total).
Pero, así como los números se conjugan con el factor espiritual que motiva a todo el mundo Racing, Flamengo llega a Avellaneda con un plantel de altísima categoría y una cifra que respalda sus aspiraciones de ser finalista: jugó 64 partidos en 2025 y solamente en uno perdió por más de un gol (fue en el Mundial de Clubes, cuando Bayern Munich lo venció 4-2).
Si la Academia consiguiera una victoria por la mínima, el pase a la final deberá dirimirse por penales, una especialidad del arquero argentino Agustín Rossi (atajó 29 de los 89 que recibió durante su carrera). “Cambeses sacó muchísimos penales en las prácticas, está hecho un animal”, le habían asegurado a LA NACION fuentes consultadas cuando Costas, en los octavos de final, había decidido poner al ahora titular en reemplazo de Gabriel Arias, antes del final del duelo con Peñarol. El ex Banfield también tiene un muy buen registro: detuvo 9 de los 32 que le patearon en toda su trayectoria.
“La ausencia de Sosa es clave para Racing. Pero en las adversidades es cuando el equipo saca pecho. En las finales (intercontinentales) con Celtic, internaron a (Miguel) Mori y me pasaron a jugar de 5 y pudimos sacarlo adelante. Ojalá también se dé ahora y Racing clasifique, le tengo fe a los muchachos”, le recordó a LA NACION Juan Carlos Rulli, campeón de América y del mundo con la Academia.
“Para Flamengo es el partido más importante de la temporada hasta ahora”, concluyó Filipe Luís, su técnico. Para Racing, en cambio, se palpita como uno de los partidos más importantes de la historia del club. Para llegar a Lima a buscar la Gloria Eterna, en Racing saben bien cuál es la manera: “Todos juntos”.

