Peleó, empujó y combatió con su energía característica. Cuando terminó, luego de la ronda final con el grupo y unos breves festejos, fue a directo a abrazar a su hija Rufina, expresando su lado más sensible. Mateo Carreras vivió una jornada especial: recuperó el puesto luego de no ser convocado en Córdoba, jugó su primer partido en Argentina como padre y fue uno de los puntos altos de los Pumas, que en Vélez lograron la primera victoria como local ante los All Blacks.
“Fue una motivación extra haberla visto a mi hija con la camiseta de los Pumas, fue muy emocionante. Hoy estoy acá y juego por ella. Tengo una gran familia atrás, pero ella es mi gran motivación. Terminó el partido y lo primero que se me vino a la cabeza es alzarla y estar con ella”, reconoció el tucumano luego del partido diálogo con LA NACION.
Titular en los primeros nueve partidos del ciclo Contepomi, se ausentó el año pasado en los tests ante Italia e Irlanda en noviembre por licencia por paternidad. Fue suplente contra Francia en el último encuentro del año y, además, uno de los tantos jugadores que descansó durante la ventana de julio del 2025 tras una larga temporada con su club, Bayonne, en el Top 14.
El golpe para el wing llegó en el anuncio del equipo para el primer test del Rugby Championship, en Córdoba; no sólo quedó afuera del equipo titular sino también del banco de reservas. “No te miento, fue feo. Uno se entrena para jugar, compite con los amigos y es un sabor agridulce: estás contento por el esfuerzo que hacen los otros, pero verlo desde afuera es difícil. Fue dar vuelta la página y mi cabeza fue clara: nunca pregunto porque juego y tampoco porque no juego. Fue ajustar en todos los aspectos, sabía que había muchas cosas para mejorar, lo hice en la semana y se vio el resultado en la cancha”, señaló el wing de 25 años.
“Cuando dieron el equipo para jugar en Córdoba, automáticamente me paré y felicité a los que juegan. Felipe (Contepomi) me dijo de hablar, pero le dije que de mi parte no tenía nada que hablar. Pero él siempre habla con los que no juegan y lo escuché. Competí mucho en la semana, ¡hasta en el comedor, a ver quién come más, je! Fue una competencia muy linda, que te hace subir la vara”, añadió Carreras, que le ganó la pulseada a Rodrigo Isgró para acompañar a Juan Cruz Mallía y Bautista Delguy en el fondo de la cancha.
El jugador formado en los Tarcos es contagio puro. Concentración permanente, con una mentalidad ganadora arrolladora. Sin una euforia desmedida, centrado, tiene claro sus objetivos. “Nos tenemos que acostumbrar a esto, este equipo está para estas cosas. Ya no es algo histórico, es la cuarta vez que les ganamos. Tiene que ser más común, tenemos que hablarlo así. Sin pecar de soberbios estamos para cosas grandes: este Rugby Championship estamos todos igualados. Ahora empezamos de vuelta con la recuperación, el análisis de video y a pensar en los Wallabies”.
Muchas veces se juzga a los wingers por los tries, pero su trabajo va más allá de eso. En el primero de la tarde que marcó González, las cámaras se quedaron con el tucumano, colado entre los forwards, aportando su energía. En Vélez fue el jugador que más metros corrió (80) y el tercero con más ataques (12). Además, realizó un quiebre, rompió tres tackles y en defensa bajó seis rivales. Pero su principal trabajo está en el trabajo sucio: su compromiso para limpiar rucks y su fortaleza de piernas para repiquetear y mantenerse de pie lo convierten en una pesadilla para sus rivales y en un impulso para sus compañeros. Además, mejoró en el juego aéreo, uno de los aspectos en lo que los Pumas marcaron diferencias. Desde el primer duelo en el aire ante Will Jordan, Carreras marcó la cancha.
En una jornada en la que los Pumas no jugaron el partido perfecto, supieron responder a los golpes, defender con fiereza, tomar la iniciativa e insistir hasta perforar la defensa de los All Blacks. Tuvimos errores, pero la resiliencia para recuperarse de esos errores nos sacó adelante para lograr la victoria. En los momentos complicados salió el grupo de líderes de defensa a poner paños fríos: se escuchó claro la voz de Choco (Santiago Chocobares) y Pablo (Matera) para bajar tres cambios y decir: ´pensemos, pongamos la mente en blanco y que el partido sea nuestro´, reveló Carreras, que completó los 80 minutos, aunque en un momento quedó tendido en el piso por un golpe. “Dijimos que Vélez es nuestra casa, que queríamos ganarles acá a los All Blacks. Quedaba pendiente eso. Le ganamos tres veces allá y hoy lo pudimos hacer”.
Con 28 caps internacionales es una de las figuras de una generación de jugadores que creció con otra mentalidad y mira a las potencias de igual a igual. Es cierto que el siguiente paso será lograrlo con mayor frecuencia, pero estos triunfos dejaron de ser hazañas y así lo entienden.