Lo que inicialmente se había resguardado detrás de un supuesto problema intestinal, finalmente se expuso con crudeza: Ronald Araújo atraviesa una delicada situación que afecta su salud mental, algo que lo llevó a pedirle “un tiempo” a Barcelona antes de volver a estar disponible para jugar.
Las críticas recientes, los errores señalados con lupa y una exposición constante terminaron por empujar al uruguayo a tomar una decisión poco frecuente en el fútbol de alto rendimiento.
El defensor solicitó un tiempo para recuperarse a nivel emocional y el club catalán, lejos de forzar un regreso inmediato, optó por acompañarlo en silencio y con respaldo institucional.
La señal pública se dio este lunes en la Ciudad Deportiva: Araújo se presentó al entrenamiento, pero no participó de la práctica. Hansi Flick, entrenador del Barça, explicó la situación con una frase breve pero contundente. “Ronald no está ahora preparado para jugar. Es una situación privada y no quiero decir más. Espero que lo respeten”, dijo el técnico alemán, abriendo una puerta que, horas más tarde, la prensa española terminaría de empujar.
Hasta ese momento, la ausencia del zaguero había sido atribuida oficialmente a “problemas intestinales”, una explicación que el club había difundido tras la goleada sufrida ante Chelsea por 3-0, partido en el que Araújo vio la tarjeta roja antes del entretiempo por doble amonestación.
Aquella noche fue un punto de inflexión: el rendimiento colectivo del equipo y la expulsión del uruguayo lo colocaron, otra vez, en el centro de la escena.
Según informó Mundo Deportivo, el trasfondo del episodio es más profundo. Araújo habría pedido formalmente al club un margen para “recuperarse mentalmente”, una solicitud que el Barcelona aceptó sin objeciones.
“Ronald considera que lo más honesto para él, para el equipo y para el club es levantar el brazo y pedir un tiempo para recuperarse”, publicó el medio catalán, citando fuentes propias ligadas a la entidad blaugrana.
El caso volvió a poner en discusión un tema que en el fútbol suele transitarse puertas adentro: la salud mental de los jugadores. En este caso, el club decidió no esconder la situación, aunque sí proteger la intimidad del futbolista. Araújo se reunió en las últimas horas con dirigentes y representantes en la Ciudad Condal y explicó que, más allá de encontrarse bien desde lo físico, no se siente emocionalmente en condiciones de entrenarse y competir con normalidad.
La reacción institucional fue inmediata. Joan Laporta, presidente del Barcelona, había salido días atrás a respaldar públicamente al defensor. “Quiero animar y defender a Araújo. Se lo ha criticado mucho y no lo encuentro justo. Lo da todo en el campo, es nuestro capitán”, señaló. Y agregó una definición que expuso el costado humano del momento: “Es una persona muy emocional, con sentimientos. Lo ha pasado mal”.
Araújo forma parte del club desde 2018 y hoy es uno de los capitanes del plantel. Su ascendencia en el vestuario es elevada. Prueba de eso fue un gesto reciente: días antes de esta situación, el uruguayo organizó un asado en su casa con todo el plantel, una postal que confirma su liderazgo dentro del grupo, en un equipo que atraviesa una temporada irregular.
Desde el miércoles pasado, en Stamford Bridge, el defensor no volvió a entrenarse con sus compañeros. Aunque inicialmente se habló de un virus estomacal, el club comprendió que el problema era de otra naturaleza. En ese contexto, Barcelona optó por una postura que empieza a ganar terreno en el fútbol europeo: respetar el tiempo del jugador, ofrecerle acompañamiento profesional y no establecer plazos públicos para su regreso.
No es la primera vez que en la alta competencia se habla de salud mental. En una saludable evolución al respecto, cada vez es más frecuente hablar sobre algo que antes era un tabú, lo que terminaba siendo aun más perjudicial para la persona involucrada.
El caso más emblemático fue el de la gimnasia estadounidense Simone Biles, que desistió de competir en los Juegos Olímpicos de Tokio 2021, preservando su salud mental. “Antes que atletas, somos personas”, sentenció.
“Cuando tuve problemas de salud mental, tuve la gran suerte de contar con Pep Guardiola y empatizó mucho conmigo. Y eso fue clave para que pudiera seguir avanzando, pero a veces la persona que tienes enfrente no es fácil de gestionar”, contó Andrés Iniesta en su libro “La mente también juega”.
En ese mismo texto detalló: “Hubo un día que, por ‘x’ o por ‘y’, sentí que no podía seguir así y nos pusimos manos a la obra. Y estoy más que agradecido a todas las personas que en cierta medida me acompañaron. La palabra es más acompañar que ayudar. Pude salir de ese momento”.
También es algo que afectó al basquetbolista español Ricky Rubio, que anunció en agosto de 2023 que detenía su carrera profesional para cuidar su salud mental, y a través de un comunicado pidió respeto y privacidad.


