Es curioso pero, a diferencia de lo que sus intérpretes muestran en el circuito ATP semana tras semana, el equipo argentino de Copa Davis no se exhibe a la altura de la súper elite desde hace tiempo. Con motivo de la fase de grupos de las Finales, valiosa instancia que otorga los ocho boletos para los cuartos de final de noviembre en Málaga (lugar en el que nuestro país no compite desde 2019), la Federación Internacional de Tenis publicó un registro de alto impacto que desnuda la realidad.
El equipo nacional ocupa el puesto N° 20 de los países de la Copa Davis, el lugar más bajo desde que se introdujo el ranking en 2001. La clasificación se basa en los resultados de los últimos cuatro años; en el caso argentino abarca las capitanías de Gastón Gaudio y, desde 2022, de Guillermo Coria.
El AO Arena de Manchester, sobre superficie dura y bajo techo, es el escenario en el que la Argentina empezó a buscar un lugar entre los mejores ocho. Los dos primeros del grupo D, que completan Canadá, Gran Bretaña y Finlandia, viajarán a España antes de fin de año. Teniendo en cuenta el poderío de los locales (cuentan con Jack Draper, semifinalista del US Open y top 20, además de Daniel Evans y fuertes doblistas), derrotar a los canadienses se planteaba como una gran necesidad para los argentinos. Pero la derrota por 2-1 ante los norteamericanos, en un estadio semivacío (se jugó en horario laboral/escolar), actuó como un mazazo en el arranque de la semana, complicado el panorama.
Ni Francisco Cerúndolo (31°) ni Sebastián Báez (26°), los argentinos de ranking individual más valioso del tour, tuvieron chances ante Denis Shapovalov (100°) y Felix Auger-Aliassime (21°). En el primer encuentro, el porteño cayó por 7-5 y 6-3; en el segundo, el de Billinghurst perdió por un doble 6-3. Andrés Molteni y Máximo González, una pareja establecida entre las mejores del circuito desde la temporada pasada, ganaron por 2-6, 6-3 y 6-2 ante Shapovalov y Vasek Pospisil, de 34 años, 664° del mundo en singles y con escasas actuaciones en la actualidad.
“Vamos a guardar la formación hasta último momento: esto es ajedrez”, había dicho Coria un día antes del partido frente a Canadá. La lógica y los antecedentes indicaban que, a nivel estratégico, Cerúndolo fuera el singlista número 1 de la Argentina y, de ese modo, se midiera con el mejor de los canadienses, Auger-Aliassime (ya que el argentino triunfó en el último desafío entre ambos, en el Masters 1000 de Miami 2023, y los historiales pesan en la mente y en el juego de los protagonistas), pero Coria decidió que el porteño fuera el singles 2 (y así, Báez, de mejor ranking, el 1) y se enfrentara con Shapovalov, contra el que había perdido en su único cruce previo, en París-Bercy 2022.
Curiosamente, el movimiento de piezas dejó afuera a Tomás Etcheverry, el argentino que mejor rendimiento tuvo en el reciente Abierto de los Estados Unidos (cayó en la tercera ronda ante el alemán Alexander Zverev, flamante número 2). Además, colocó a Báez en una condición que no le resulta amigable: bajo techo tenía un récord de 4-13 (23.5% de efectividad). Auger-Aliassime, en cambio, es un experto en torneos indoor: sus cinco títulos en el ATP Tour fueron en esas condiciones y también jugó otras cuatro finales de ese modo. Con las caídas individuales en Manchester, el equipo nacional perdió sus últimos ocho singles en la fase de grupos de las Finales: las de este martes su sumaron a las padecidas ante Suecia, Italia y Croacia, en Bolonia 2022, también bajo la gestión del Mago Coria. Por esa instancia, el último éxito argentino fue en noviembre de 2019: Diego Schwartzman contra el chileno Cristian Garín (un largo tiempo).
“Para Argentina, si nos tocaba perder, lo ideal era 2-1 para todo lo que queda. Molto y Machi sacaron adelante un partidazo que empezó complicado, con set abajo. Podía pasar de arrancar 2-0 abajo en los singles. Jugábamos contra dos grandes rivales. Shapovalov tuvo un nivel altísimo; juega así, pero no venía demostrando ese nivel de top 15. Aliassime también demostró un gran nivel, como es habitual. Nos ganaron muy bien porque fueron mejores. Estuvieron atentos a las oportunidades que se les presentó y no las soltaron (…) Nos vamos bajoneados, porque a nadie le gusta perder, pero con otro ánimo por el triunfo en dobles, con más fuerza que nunca”, expresó Coria.
La Argentina tiene hasta el viernes para asimilar el mal trago y planificar la serie frente a Gran Bretaña. Dependerá de una buena actuación ante Draper y compañía y de la complicidad de los resultados de las otras series para llegar al duelo del sábado, con Finlandia, con chances de quebrar la racha y regresar a la súper elite de la Copa Davis, el lugar al que pertenece por su rica historia.