La primera derrota de la selección argentina en la era Lionel Scaloni fue, paradójicamente, el comienzo de algo positivo. Ahí nació una sociedad en el mediocampo que, siete años más tarde, volvería a encontrarse con otra camiseta y en un contexto distinto, pero con la misma sintonía de aquellos primeros partidos. Hoy, Boca cambió su fisonomía desde que Miguel Russo decidió juntar en el medio a Leandro Paredes y Rodrigo Battaglia, dos de los volantes más experimentados del plantel, que alguna vez compartieron minutos con la celeste y blanca y ahora son el motor de un equipo que empieza a levantar la cabeza.
Importantes frente a Independiente Rivadavia, repitieron ante Banfield y volvieron a marcar diferencia. Además de aportar equilibrio y juego, participaron directamente en los dos goles: Paredes inició la jugada del primero y envió el centro para el segundo, que nació de un cabezazo de Battaglia al travesaño. Pero su aporte va mucho más allá de jugadas puntuales. Con ellos, Boca ganó en consistencia y rediseñó su línea media: sumó variantes por las bandas con Brian Aguirre, reconvertido en volante externo, y con Carlos Palacios que, lentamente, empieza a entrar en sintonía.
No fue casual que Scaloni los eligiera al inicio de su ciclo. Paredes se consolidó como titular indiscutido hasta el Mundial de Qatar y, aunque luego perdió terreno, siempre se mantuvo en la consideración. Battaglia, en cambio, fue el segundo volante central que probó el entrenador, después de Paredes. Como su compañero, estuvo en las dos primeras convocatorias: en septiembre de 2018, para los amistosos con la selección de Guatemala y luego con Colombia en Estados Unidos, y un mes después, frente a Iraq y Brasil en Arabia. Contra los centroamericanos (3-0) jugó Paredes; frente a Colombia (0-0), el titular fue Battaglia y Paredes entró en el segundo tiempo como interno. Ante Irak (4-0) volvió Paredes y en el clásico con Brasil (0-1), Scaloni apostó por los dos: Battaglia de volante central, Paredes por izquierda y Lo Celso a la derecha.
En noviembre de ese año, Argentina cerró la temporada con dos amistosos ante México, en Córdoba y Mendoza. La idea era que el tándem volviera a aparecer, pero 11 días antes del primer partido Battaglia sufrió la rotura de ligamentos cruzados en la rodilla derecha. Pasó nueve meses afuera y, cuando regresó, la selección ya había jugado la Copa América de Brasil y ya no volvió a ser citado. Mientras Paredes consolidaba su carrera en PSG, Juventus y Roma, Battaglia pasó por Sporting Lisboa, Alavés, Mallorca y Atlético Mineiro, hasta llegar a Boca a comienzos de 2025.
Después de la victoria contra Banfield, Battaglia remarcó que lo importante no es un par de buenos partidos, sino poder sostener el nivel junto a Paredes en el tiempo. “Es una decisión del míster (por Russo) y viene saliendo bien. Él tiene mucha jerarquía y lo demuestra en cada partido. Yo intento acoplarme: me hace las cosas fáciles y nos entendemos bien. Pero hay que demostrarlo siempre”, apuntó.
Paredes y Battaglia no coincidieron en cancha desde el principio. Contra Unión apenas compartieron 24 minutos. Ante Atlético Tucumán, por Copa Argentina, y luego frente a Huracán y Racing, completaron los 90, pero en posiciones diferentes: Battaglia como central y Paredes de 5. En ese tramo, Boca acumuló la peor racha sin victorias de su historia. Había que cambiar, y Russo empezó por el mediocampo. Probó primero frente a Independiente Rivadavia, confirmó contra Banfield y repitió equipo por primera vez desde su llegada, con Paredes y Battaglia como motores.
No pasa solo por los nombres, sino también por las funciones. Contra Banfield, Boca arrancó con Battaglia más adelantado y Paredes retrasado, y el equipo tuvo salida clara desde atrás pero le faltó fluidez en tres cuartos de cancha. Russo corrigió en el segundo tiempo: Battaglia se ubicó de 5 posicional, cerca de los centrales, y Paredes se adelantó para conectarse con los delanteros. El equipo, entonces el equipo encontró su mejor versión.
Russo no ahorra elogios para el volante campeón del mundo: “Paredes significa mucho en todos los niveles. Es un líder, en la selección también. Tiene una categoría distinta. Es uno de los mejores jugadores que dirigí. Resuelve todo simple y a otra velocidad”. Los números denotan su influencia: desde su regreso, participó en cinco de los ocho goles que marcó Boca.
La aparición de la dupla también apaciguó los debates internos. Son pocos los que reclaman por Milton Delgado, el juvenil que había brillado con Fernando Gago y tuvo menos protagonismo con Russo, incluso antes del arribo de Paredes, cuando competía con Ander Herrera, Tomás Belmonte y el chileno Alarcón.
Que Boca juegue una sola competencia le permite a Russo repetir y consolidar una formación, algo que no sucedía desde hacía tiempo. Aunque el equipo todavía tiene puntos por ajustar y pocos titulares irremplazables, Paredes y Battaglia ya entraron en esa lista corta. Y, como aquella primera vez con la selección, vuelven a demostrar que juntos pueden darle a su equipo una identidad distinta.