Cuando llegó a Racing, Adrián Martínez era esquivo a que lo identificaran con el apodo Maravilla, surgido de compartir apellido con el recordado boxeador campeón del mundo. “Siempre digo que no me gusta porque si llego a un club y dicen ‘trajimos a Maravilla’, la gente se espera que todo lo que hagas sea una locura. Y a mí no me sobra nada, le pongo voluntad. Por eso lo considero un sobrenombre pesado”, había reflexionado -con modestia- el goleador de la Academia.
Sin embargo, desde su arribo concretado en el verano del año pasado, el ex Instituto descolló con un repertorio estupendo de definiciones y goles que resultaron decisivos para las coronaciones en la Copa Sudamericana 2024, la Recopa 2025 y, también, en el camino hasta las semis de la Libertadores de la actual temporada. A ese impactante aporte en el terreno continental (con 18 gritos, es el máximo anotador de la historia de Racing en torneos sudamericanos), también le sumó durante dos temporadas una colección de 32 goles en los certámenes domésticos.
El 9 maravilló a todos y le dio absoluto respaldo a ser conocido popularmente con el sobrenombre que lo inquietaba. Paradójicamente, después de 50 goles en 92 partidos oficiales con la celeste y blanca, una de las mayores ovaciones que recibió en el Cilindro de Avellaneda se dio en el momento más difícil: después de fallar varias situaciones claras contra Tigre y llegar a los 10 partidos sin anotar.
En total son 890 minutos de sequía, si se incluyen en la cuenta los 36 minutos correspondientes al partido en el que celebró por última vez: ante Vélez, el 16 de septiembre (en la ida de los cuartos de final de la Libertadores). Luego de inflar la red en el José Amalfitani, se marchó sin tantos en la revancha copera con Vélez (90 minutos); la eliminación en la Copa Argentina frente a River (90 y expulsión); ambos partidos de la serie de Libertadores con Flamengo (177 en total); más los cotejos del Clausura frente a Independiente (90), Aldosivi (19), Defensa y Justicia (88), Newell’s (90), River (90) y Tigre (120).
El último gol de Martínez, en la Copa
“A Maravilla lo veo falto de confianza. Y lo entiendo, porque lo hice durante 15 años y uno como goleador vive del estado de ánimo. Cuando vos estás bien anímicamente, te animás a hacer cosas que terminan con esos goles que todos dicen ‘¡mirá el gol que hizo!’, pero cuando estás en el extremo opuesto, no te sale una. Y creo que hoy Maravilla está así: le falta confianza, pese a ser un gran goleador”. La reflexión, ante la consulta de LA NACION, es de Raúl Toti Iglesias, especialista en la materia y autor de 19 tantos en 44 partidos con la celeste y blanca, entre 1987 y 88.
Martínez tuvo al menos cinco acciones claras que no pudieron terminar en gol frente a Tigre, lo que minó su confianza con el paso de los minutos, pese a intentarlo una y otra vez. “Le ves la cara cuando le toca errar los goles, goles que antes hacía con los ojos cerrados, y te das cuenta que la está pasando mal. Pero lo importante es que no deje de creer en sus condiciones, ya las demostró ampliamente”, sugiere Toti Iglesias, quien considera que la hinchada académica tuvo “una respuesta muy acertada y positiva” al ovacionar al 9.
“Que la gente te ovacione así, te llena el espíritu. Si hago una composición de lugar y me pongo en el suyo, es muy gratificante y te tranquiliza que haya apoyo en vez de reproches”, reflexiona Iglesias, quien se detiene en un mano a mano que Maravilla no pudo capitalizar a los 37 minutos del segundo tiempo, ya que su definición fue al cuerpo del arquero Felipe Zenobio: “En otro momento, probablemente la pinchaba o tocaba suave a un costado. Le metió un fierrazo porque debe estar desesperado por volver al gol y es lógico. Son rachas adversas y todos los goleadores las tienen, pero lo importante es tener chances”.
El idilio entre el público y Maravilla no sabe de malas rachas. Si las relaciones se ponen a prueba en la adversidad, la serie impensada de una decena de partidos sin festejos no quebrantó la relación entre los hinchas y el 9, quien tuvo un gesto que enamoró aún más a los fanáticos: se besó el escudo. El momento elegido no fue cualquiera: así se descargó tras anotar el primer penal de la serie en la que Racing se impuso 4-2 para clasificarse a las semifinales del Clausura.
“Nosotros confiamos a muerte en Adrián, por algo lo pusimos a patear el primer penal. Me puso muy contento que lo metiera. Puede servir para desbloquear. En Adrián confiamos siempre, pero siempre. Ahora no la está pudiendo meter, pero les pasa a muchos goleadores. Tuvo muchas situaciones y estuvo en la pelea. Le dije: ‘hiciste el penal más difícil’. Eso nos dio tranquilidad. Y aparte besó el escudo”, lo bancó Gustavo Costas, cuya gratitud hacia el 9 va más allá: “Adrián en su momento jugó con algo quebrado en la rodilla. Le sobra pasión por esto y sé que el arco se le va a abrir”.
Maravilla, con una historia de vida signada por imponerse a las adversidades, se hizo fuerte ante un penal que se presumía pesado, lo que para Toti Iglesias pudo haber representado un punto de inflexión: “Fue muy importante que lo haya metido. Evitás que tu cabeza se derrumbe y te juegue en contra, algo clave. Y también fue clave porque la gente, que estuvo muy bien en apoyarlo, se aferra a eso y no piensa en negativo. Esto invita a pensar que pronto se va a amigar con el gol”.
Juan Ramón Fleita, que desde su aparición en Racing sorprendió gratamente como uno de los ligeritos del ataque que se ganó la adoración del público, también le dio a LA NACION su visión sobre la racha adversa de Martínez: “Es una racha que se explica desde lo anímico. Es importante tener paciencia. Maravilla no dejó de hacer un trabajo impresionante como desde que llegó al club, solamente que hoy no la está embocando. La clave es pensar en positivo”.
En sintonía con ese parecer, el Lagarto Fleita coincidió con Costas e Iglesias en que “el gol de penal puede ser el empujón que necesita para volver al gol en los partidos, ya que Maravilla es un delantero que ha demostrado con creces estar a la altura. Es muy inteligente, así que con un poco más de paciencia será un hecho que vuelva al gol”.
Así como Martínez y los hinchas de Racing se apoyan mutuamente, el fútbol ha tenido a lo largo de la historia sociedades que dentro de la cancha beneficiaron mutuamente a sus integrantes. Hasta mediados de este año, Adrián Martínez y Maximiliano Salas integraban la dupla más temida del fútbol argentino y, probablemente, del continente. Con la ruidosa salida de Salas a River, la Academia tuvo que reconfigurar su ataque. Para Toti Iglesias, aquella partida hoy incide “sin dudas” en el momento del 9.
Golazo de chilena de Martínez
“Influye no tener a Salas. No sé en qué porcentaje, pero él antes tenía al lado al que le hacía el trabajo sucio en conjunto. Y ahora ves que está medio solo para esa tarea, entonces pensás ‘pobre, tiene que fajarse todo el tiempo con los dos centrales’. Tanto (Santiago) Solari, (Duván) Vergara y (Tomás) Conechny tienen otras características, son más de desborde, y entonces Maravilla se desgasta más en esas batallas contra los centrales. Antes, la pelea cuerpo a cuerpo se la repartía con su socio”.
Esos combates físicos llevaron a Maravilla, incluso, a recibir varias amonestaciones y hasta una expulsión (contra River, en la Copa Argentina) durante esta inédita sequía. “Más solo contra los centrales, se expone más en cada pelea. Así como hizo echar a (Lisandro) Magallán contra Vélez, en la Libertadores, todos los rivales salen a meterle los codos en la espalda, a pelearlo. Saben que no le escapa al roce y que se la aguanta. Y los árbitros muchas veces hacen la fácil: le sacan la tarjeta a él, que no tiene con quién repartirse ese choque constante”, define Iglesias al respecto.
A Racing lo espera Boca, el domingo a las 19, en la Bombonera. De ese clásico surgirá el primer finalista del Clausura, lo que para Iglesias configura “un partido ideal para romper la racha, por el rival y el escenario”. Sin embargo, el ex futbolista advierte que “Racing llega disminuido por las expulsiones de (Santiago) Sosa y (Gastón) Martirena, la lesión de (Santiago) Solari y por haber jugado 120 minutos un día después que Boca”.
Más allá de esa coyuntura, que hace más complejo el duelo para la Academia, Toti advierte que “así como es un partido muy cuesta arriba, a éste Racing le gustan más ese tipo de cruces. Y Gustavo Costas es el que transmite eso: carácter. Y Maravilla también lo tiene”.
Martínez es el profeta del gol en el que Racing sigue creyendo. Sus compañeros, además, advierten en él una conexión especial con Dios. “Antes de empezar el partido con River, me dijo ‘uru, voy a orar por vos’. Después hice el gol del triunfo justo definiendo al lado suyo. Le pregunté por qué había ido a hablar conmigo en la cancha justo antes de empezar y me contestó: ‘Dios me dijo que tenía que decirte unas palabras’”, reveló Gastón Martirena -en DSports- sobre la conexión especial de Martínez con la fe.
Predicador más allá de las canchas, todo Racing se aferra a la fe en Maravilla. Es que más allá de que las estadísticas indiquen 10 partidos y 890 minutos sin goles, en un plantel creyente coinciden: “Los tiempos de Dios son perfectos”.


