Es conocida la rivalidad entre peruanos y chilenos. En clubes, pero sobre todo cuando las competencias enfrentan a las respectivas selecciones. Sin embargo, el precedente que dejó la Conmebol al descalificar a Independiente y darle el pasaje a los cuartos de final de la Copa Sudamericana a Universidad de Chile, pese a que sus hinchas fueron los que comenzaron el desmadre vivido en la noche del 20 de agosto en el Libertadores de América, también caló hondo en Lima.
Alianza aguardaba por cualquiera de los dos en los cuartos de final, pero sus hinchas no imaginaban que -tras los hechos- sus rivales fueran a ser los trasandinos. Entonces, en la previa (días y horas antes), exhibieron banderas provocativas contra los chilenos.
El martillo bajo de la entidad madre del fútbol sudamericano incluyó, además, la suspensión de 14 partidos sin presencias para los hinchas universitarios, 7 en condición de local, la misma cifra fuera de casa. Por lo tanto, en el estadio Alejandro Villanueva sólo hubo parcialidad local. El desquite será a puertas cerradas “Es difícil jugar sin público. Al jugar sin público en Chile se castiga a nuestro público, que no puede ir, se castiga a Alianza Lima por un problema de Universidad de Chile”, se quejó Pipo Gorosito, DT del equipo limeño.
La ausencia de hinchas chilenos no impidió a que los limeños se saquen las ganas de hacer banderas repudiando a los hinchas de la U. Una de ellas se hizo viral varios días antes, y mostraba el dibujo de un hombre caracterizado con los colores del club de Santiago corriendo hacia adelante, con el escudo a la inversa en su espalda, sin pantalones y un nuevo escudo al revés en su parte íntima. “Sudamérica te vio correr”, fue la frase, junto a la fecha de aquel partido suspendido en Avellaneda y luego cancelado.
En la tarde-noche peruana se visibilizaron múltiples telas con diferentes dibujos, frases y hasta amenazas e insultos a Conmebol. En todas había un patrón: la ilustración de hinchas azules desnudos, emulando a los que -desesperados- escapaban de la tribuna del estadio Ricardo Bochini prácticamente sin ropa.
Otras banderas también se quejaban por la ausencia de los visitantes: “Conmebol hijos de perra, nosotros también queríamos pegarles”. La otra, directamente, los cargaba y dejaba una indirecta para la casa madre: “No agredir, corren calatos (NdR: en Perú, el término refiere a la persona o al animal sin vestimenta). Lloran por TV y así clasifican”.
En cuanto al juego, se vio poco y nada. Muy disputado, como se preveía. Con mayor predominio chileno, aunque con poco peligro para el arco del boliviano Guillermo Vizcarra. Los jugadores de Universidad protestaron dos manos dentro del área con énfasis, rodeando al juez brasileño Ramón Abatti, que estuvo muy seguro en ambas acciones y las repeticiones le dieron la razón.
Lo que no percibió que lo sucedido cuando la primera mitad llegaba a su final, con el público aliancista lleno de euforia. Un pelotazo fue controlado por Kevin Quevedo sobre el sector izquierdo, pero el primer contacto había sido con la mano. En la continuidad, su cambio de banda encontró a Eryc Castillo, que descargó para el ingreso al área lleno de impulso por parte de Fernando Gaibor, que terminó rematando y encontrando la débil resistencia de Gabriel Castellón. Sin embargo, a instancias del VAR y la revisión en el monitor, Abatti invalidó correctamente el tanto.
Incluso, su correcto arbitraje vio claramente el accionar todavía infantil del experimentado Carlos Zambrano. Amonestado a los seis minutos del segundo tiempo por una fuerte patada, tardó apenas otros 12 minutos en no mirar la pelota y pegarle un codazo nada disimulado a Charles Aranguiz. Fue, además, una expulsión con retroactividad: hace diez años, Zambrano fue expulsado en un Perú-Chile por agredir… a Aranguiz. Esta vez podría haber sido expulsión directa, pero desde el VAR prefirieron no convocarlo.
Fue otro episodio insólito el que tuvo como protagonista al ex central de Boca. Porque una vez más perdió el control y fue expulsado en un partido clave, dejando a su equipo con diez en un tramo crucial. En todo caso, es una situación más que repetitiva: Zambrano recibió la tarjeta roja en cuatro de sus últimos seis partidos con Alianza Lima en torneos de la Conmebol, una cifra que no sólo es llamativa, sino que empieza a cansar dentro de la entidad peruana.
La racha empezó en la etapa de grupos de la Copa Libertadores, en la que el zaguero vio la roja en la tercera y en la quinta fecha, en ambas ocasiones frente a Talleres de Córdoba; la tercera salida fue contra Gremio, en los playoffs de la Sudamericana, y ahora, contra la U chilena; sólo permaneció los 90 minutos en el primer partido contra Gremio y contra la Universidad Católica de Quito. En lo que va del año Zambrano ya sufrió cinco expulsiones, ya que se añade una por el torneo local peruano. En todo caso, es un problema disciplinario también del equipo de Gorosito, que acumula 14 tarjetas rojas en 2025. Renzo Garcés (3 expulsiones) lo sigue en la lista.
Los chilenos no aprovecharon el hombre de más y hasta sufrieron algunas pelotas paradas en contra. “No nos patearon al arco, no sufrimos. Sí tuvieron insinuaciones, pero no en nuestra área. Vamos a hacer lo imposible para poder ganar allá”, se mostró optimista Néstor Gorosito. Por el contexto, ambos parecieron irse conformes. En una semana, la revancha en Santiago. Con el clima diferente de las puertas cerradas.