Manchester City se enfrenta en la noche del lunes con Al Hilal, en el cierre de los octavos de final del Mundial de Clubes. El encuentro se juega en el estadio Camping World de Orlando, Florida.
Se trata de la primera vez que ambos equipos se miden en una competencia oficial; el ganador se enfrentará con Fluminense, que más temprano se convirtió en verdugo del Inter de Lautaro Martínez.
Manchester City, dirigido por Pep Guardiola, avanzó a los octavos de final tras completar una fase de grupos perfecta en el Grupo G, con tres victorias y un registro de 13 goles a favor, el mejor ataque del certamen. Entre los resultados sobresale el 6-0 sobre Al Ain, encuentro en el que se destacó el Diablito Echeverri, y la victoria por 5-2 ante Juventus, triunfo que le permitió al club inglés evitar a Real Madrid en esta instancia. Haaland y Bernardo Silva fueron protagonistas en el excelente desempeño del elenco británico.
Al Hilal, considerado el club más importante del fútbol asiático, accedió a esta instancia tras finalizar en el segundo lugar del Grupo H, por detrás de Real Madrid. El conjunto saudí, dirigido por Simone Inzaghi, registró un empate 1-1 ante el equipo español, igualó 0-0 con Salzburgo y venció 2-0 a Pachuca. Al Hilal tiene solidez: recibió un gol en la primera etapa.
El dominio inglés fue casi excluyente, de principio a fin. Haaland, Doku, Savinho, Gündoğan, Bernardo Silva, entre todos, la diferencia fue abismal desde el arranque, cuando a los 9 minutos, Silva abrió el marcador. La jugada fue revisada por el VAR, por una supuesta mano de Nouri en la construcción de la acción.
Es un buen equipo Al-Hilal, con un destacado entrenador, como Simone Inzaghi y varios artistas de la pelota de diversos lugares del planeta, como Bono, de Marruecos, João Cancelo, de Portugal, Kalidou Koulibaly, de Senegal y Renan Lodi, de Brasil, entre tantos otros. Se defiende bien, ataca con criterio y alcanzó la instancia de los cruces directos. Nada mal.
Por momentos, le robó la pelota al City (todo un mérito), le peleó la mitad de la cancha y le imprimió cierta energía a los metros finales. Las diferencias con el gigante británico fueron sustanciales, pero al menos impuso su sello en varios tramos del espectáculo.
La posesión, el protagonismo y las mejores intervenciones eran del conjunto de Pep, que de todos modos no podía traslucir en el marcador la diferencia exhibida en el campo. El juego de las diferencias era tan grande, que valía la pena echar un vistazo a los bancos de suplentes para tomar nota de la dimensión de jerarquía. Mientras Bono evitaba una nueva caída en el marcador del gigante asiático, la cámara enfocaba a Foden, Rodri y Aké, entre varios ilustres.
El dominio europeo, entonces, quedaba a mitad de camino. Por un lado, tenía el control casi total del espectáculo, pero por el otro, carecía de decisión en los metros finales. El City se desinflaba en el área rival. Doku era un buen ejemplo: arrancaba como para hacer el gol de su vida y se desinflaba casi inmediatamente.
Empezó el segundo tiempo con una sorpresa mayúscula. Manchester City no defendió con la fortaleza habitual y, entonces, el conjunto asiático aprovechó el descuido y empató. Marcos Leonardo, de cabeza, selló el 1-1.
Entonces, de algún modo, empezó “otro partido”. Porque Al-Hilal tomó impulso, atacó más y mejor y el City se sintió incómodo, impreciso, volátil. Con un par de corridas sensacionales, verdaderamente lo puso en apuros. A esa altura, el desarrollo era parejo y, el resultado, una moneda al aire.