Boca transformó un domingo lluvioso en Mar del Plata en un excelente plan de fin de semana. El equipo de Miguel Russo logró su tercer triunfo consecutivo en el Clausura, se acomodó tercero en su grupo y, por primera vez en el año, llegó a la cima de la tabla general. Con Leandro Paredes y Rodrigo Battaglia controlados, los goles llegaron por arriba, gracias a la efectividad en la pelota parada, donde los dos volantes fueron determinantes. La contracara fue Aldosivi: el Tiburón sigue sin ganar en el torneo, ocupa el penúltimo lugar en la tabla general y en los promedios, y volvió a ser reprobado por su gente.
Boca supo aprovechar su buen momento y el flojo presente del rival para conseguir un triunfo trabajado y merecido, aunque algo exagerado en la chapa. Mariano Charlier, el marplatense que pasó de coordinador de Inferiores a dirigir la Primera de Aldosivi, estudió los últimos partidos del equipo xeneize y armó una estrategia para neutralizar a Paredes y Battaglia, los motores del mediocampo de Russo. La táctica fue clara: cada vez que Marchesin sacaba desde el arco, Aldosivi presionaba hombre a hombre en todo el terreno, desde la defensa hasta los delanteros, obligando al arquero a enviar pelotas largas y dividirlas. La estrategia dio resultado: Boca no encontró los caminos habituales para generar juego, estuvo incómodo y le costó superar a un equipo que llevaba siete partidos sin ganar.
Durante la etapa inicial, Boca no logró imponer su juego. Ni Paredes ni Battaglia lograban soltarse de la marca pegajosa de García y de Gino, lo que los empujaba a retroceder constantemente. El resto del equipo también se replegaba por inercia, quedando casi parado de contraataque. Con esta dinámica, Boca y Aldosivi armaron un primer tiempo chato, con mucha pierna fuerte y pocas llegadas claras. Palacios fue el jugador más fino con la pelota, pero lejos del área no desequilibraba individualmente ni conectaba con los delanteros. Las únicas situaciones de peligro fueron una contra de Aguirre que resolvió bien Carranza y un cabezazo desviado de Di Lollo tras un centro de Paredes, la misma fórmula que le había permitido a Boca empatar el partido contra Unión.
Boca precisaba deshacer esa maraña. Tenía la intención, pero no encontraba los caminos para lograrlo. Se imponía la entrada de un creativo en lugar de un volante, o incluso de uno de los dos 9, un jugador capaz de romper líneas y conectar con los atacantes, especialmente pensando en el segundo tiempo. Merentiel y Cavani rindieron mejor individualmente que como dupla, mostrando movimientos interesantes, pero con poca química entre ellos. Para colmo, Ayrton Costa, que volvía tras 72 días, sintió una molestia sobre el cierre y Russo pareció demorar el cambio para no sacrificar una ventana. Finalmente, todo se encaminó en la última acción del primer tiempo: Palacios recuperó yendo al piso tras un saque de manos de Carranza, envió un centro perfecto para Di Lollo y el central cabeceó fuerte al primer palo para marcar el 1 a 0.
En el segundo tiempo, Boca cedió peligrosamente la iniciativa y volvió a apostar por el contragolpe, aunque siempre fallando en el penúltimo pase. Aldosivi se animó un poco más y recuperó la pelota con mayor rapidez, pero le faltó jerarquía para transformar esa presión en situaciones claras. La más nítida fue un derechazo de Serrago que Marchesin resolvió con seguridad. Con altibajos, Boca parecía dominar el juego, pero le faltaba decisión para ir en busca del segundo gol.
Russo buscó más movilidad arriba con los ingresos algo tardíos de Zeballos y Velasco, que aportaron frescura y dinámica cuando el equipo se estaba quedando. El gol de la tranquilidad volvió a llegar de pelota parada, nuevamente con Paredes y Battaglia: tiro de esquina del 5 y cabezazo certero del 6. Desde su vuelta, el volante campeón del mundo tuvo injerencia directa en cuatro de los seis goles del equipo.
Boca explotó el tramo más accesible del fixture para ganar tres partidos seguidos luego de casi cinco meses: Independiente Rivadavia, Unión y Aldosivi. Además, rompió una racha de más de dos años sin ganar dos partidos consecutivos fuera de casa, desde julio de 2023, con Jorge Almirón como DT. La mala noticia llegó desde el arco: en los minutos finales, Marchesin acusó un dolor en el sóleo derecho y debió salir, justo antes del duelo clave ante Rosario Central en Arroyito, donde estará en juego la parte alta de la tabla. Lo reemplazó Brey, quien se perfila para atajar con el Canalla, más allá de que el domingo siguiente no habrá partido debido a la fecha FIFA.
La victoria también sirvió para ratificar el nivel en alza de jugadores como Di Lollo, que se volvió un pilar en la defensa tras la salida de Marcos Rojo; de Palacios, que de a poco comienza a entrar en ritmo, y los ingresados Velasco y Zeballos. Así, favorecido por el calendario y los resultados, Boca dejó atrás la crisis futbolística y, en un año sin competencia internacional, empieza a consolidarse en el Clausura. Eso sí: el equipo permitió ciertas licencias en defensa, especialmente en los centros, que, ante rivales de mayor peso, podrían resultar muy caras.
Boca se quitó el gusto amargo del arranque y, con algunos retoques de Russo, logró enderezar el rumbo tras un inicio de temporada para el olvido. El desafío ahora será sostenerse, y el partido con Central será la mejor prueba de fuego para intentar confirmar la levantada.