Cristiano Ronaldo había anticipado el miércoles que para el partido de la selección de Portugal de este jueves ante Irlanda en Dublín esperaba un recibimiento hostil y abucheos de los hinchas. Pero todo fue peor que eso en la quinta fecha del grupo F de las eliminatorias europeas, ya que el delantero fue expulsado por un codazo, su equipo cayó por 2-0 y no logró asegurar la clasificación para el Mundial 2026.
“El estadio va a abuchearme, estoy acostumbrado. Espero que lo haga. Quizá quite presión a los demás jugadores”, fue su análisis en la conferencia de prensa previa. Posiblemente eso haya encendido aun más el clima tenso que se vivió en el estadio Aviva, de la capital irlandesa, donde se vio al crack luso confrontar con los aficionados locales, que celebraron la tarjeta roja como un gol y se burlaron de él.
Ya con el juego 2-0 en favor de Irlanda, a los 15 minutos de la segunda etapa CR7 recibió una tarjeta amarilla del árbitro sueco Glenn Nyberg tras una acción en la que esperaba un centro. El juez observó un forcejeo con el defensor Dara O’Shea, que cayó tomándose el rostro. No obstante, enseguida llegó la invitación del VAR a que Nyberg considerara la expulsión.
Así, llegó el momento de revisar las imágenes en el monitor a un costado del campo de juego, mientras desde todos los sectores del estadio los fanáticos irlandeses reclamaban la roja. Y el sueco, tras observar las repeticiones, cambió el color a la tarjeta: anuló la amonestación y mandó a Ronaldo al vestuario.
Entonces comenzó otro capítulo dentro de la historia de hostilidad que recibía el delantero. Cristiano tomó con sorpresa el fallo, hizo un gesto incrédulo con los labios ante el referí y comenzó a retirarse aplaudiendo irónicamente a los irlandeses que estaban en las tribunas y festejaban. Incluso levantó los pulgares, como quien da a entender que el otro se salió con la suya. Y entre gritos, más silbidos y saludos con la mano sarcásticos bajando desde los cuatro costados, la burla incluía a hinchas simulando frotarse los ojos, tratándolo de llorón.
Entonces, Bernardo Silva se acercó a consolar y calmar a la estrella portuguesa y recibió la cinta de capitán que dejaba Ronaldo, que salió de la cancha haciendo señas hacia un sector del banco de suplentes local. Más leña al fuego, más furia, nuevos encontronazos.
Los locales vencieron con los dos goles de Troy Parrott en el primer tiempo y se ilusionan con llegar al repechaje, para lo cual necesitan ganarle a Hungría como visitante el domingo próximo y así despojarlo del segundo puesto. Ese mismo día, Portugal necesitará al menos un empate como local con Armenia para asegurar su lugar en la Copa del Mundo.


