Orlando City edificó una indicutible goleada por 4 a 1 sobre Inter Miami, que dio demasiadas ventajas y sufrió una derrota contundente en el Clásico del Sol, en otra jornada de la MLS. Fue la quinta caída de las Garzas en lo que va de la temporada de la Liga, en la que tienen un muy buen promedio de gol (50 tantos en 23 partidos, más de 2 por cotejo), pero también han recibido bastante (38 tantos).
El inicio del partido tuvo a Orlando City como protagonista, imponiendo su juego y dominando el balón. Y en la primera clara ante Ustari, que volvió a la titularidad, Luis Fernando Muriel no perdonó. El colombiano se escabulló por el medio de la zaga luego de una gran asistencia de Ojeda, para abrir la cuenta y hacer delirar a los hinchas locales.
Intratable, Orlando fue por más y tuvo una situación clara que desactivó Ustari. Pero Inter logró acomodarse rápido y en la primera que tuvo, a los 5, llegó el 1 a 1: Yannick Bright aprovechó un débil despeje defensivo de cabeza y, de volea, tomó de lleno la pelota y vulneró la resistencia de Gallese para igualar un arranque frenético.
El golpe por golpe no se frenó. Y entonces, a los 9, Orlando fue por más. Ojeda recibió un gran pase en la puerta del área, se hamacó dos veces hacia su izquierda ante la marca de De Paul y sacó un remate que sacudió la red visitante, pero por el costado de afuera. El cúmulo de errores defensivos y las desatenciones que derivaron en situaciones de riesgo de un lado y del otro.
En ese sentido, Orlando fue mucho más incisivo ante una defensa de Inter Miami demasiado distraída. A los 15, Ojeda volvió a desbordar y su centro rasante no pudo ser conectado por Pasalic en el medio del área chica; en la siguiente, Muriel quiso sorprender desde el mediocampo a Ustari, que estaba demasiado adelantado.
De hecho, un minuto más tarde el arquero argentino despejó muy mal y hacia el centro del campo, y Muriel, con un gran gesto técnico, tomó la pelota de primera y desde 40 metros apuntó su GPS al arco vacío. La suerte jugó en favor del equipo rosa, porque la pelota dio en el poste izquierdo y el exarquero de Independiente evitó un papelón.
El equipo rosa llegaba a este Clásico del Sol en un gran momento. En la Leagues Cup selló la clasificación a los cuartos de final con un 3-1 sobre Pumas. Sin embargo, la preocupación antes del clásico pasó por la baja de Lionel Messi, que se retiró ante Pumas por una molestia muscular.
El partido mantuvo su emoción, pero se hizo más friccionado. Eso derivó en que las emociones fueran más espaciadas en las áreas. Orlando encontró buenas asociaciones entre Ojeda y Muriel. A ellos se les sumó Angulo, que a toda velocidad se ofreció como alternativa picante por la izquierda.
Allende podría haber aprovechado su velocidad para marcar el 2 a 1 a los 32. pero en su corrida ante la falta de marca de Orlando se desentendió de la pelota y desaprovechó una jugada inmejorable. Poco después, Inter Miami protestó porque Brekalo se sacó de encima la marca de Falcón con un manotazo que terminó con el defensor revolcado sobre el césped.
El clima de clásico empezó a tomar más temperatura. Y entonces, antes de los 40 ya había cuatro amonestados, tres de ellos en el equipo local. El último fue Robin Jansson, que llegó a destiempo e hizo volar a Allende sobre la derecha. Con una leve reacción, Inter Miami terminó mejor, con intentos de media distancia que disimularon su carencia en la creación de situaciones por abajo. Y así se fue la primera etapa.
En el complemento todo continuó como en la primera parte. Orlando dominó la posesión ante un Inter agazapado que se paró de contragolpe. A los 5 llegó el 2 a 1 para Orlando. Un gran desborde de Angulo derivó en un tiro de esquina del que Muriel armó una gran jugada personal para poner otra vez en ventaja al equipo local.
La sociedad Muriel-Ojeda volvió a activarse ante un Inter Miami muy confundido, que daba demasiadas ventajas atrás. Ojeda sacó un latigazo de zurda que Ustari logró bloquear, y en el rebote el número 10 la tiró a las nubes.
El partido se terminó de romper a los 14 minutos, cuando Ojeda recibió una pelota al vacío de parte de Muriel, se acomodó, apuntó y sacó un fuerte zurdazo al primer palo. Ustari cuidó mal ese espacio, la pelota dio en el poste, rozó en su espalda y terminó de meterse en el arco: 3 a 1.
Más relajado, Orlando fue por más y Ustari le sacó el cuarto a Angulo con una volada a mano cambiada. A los 21 minutos se dio una jugada que pudo ir directo al premio Puskas al mejor gol del año: Luis Suárez pateó desde la mitad de la cancha y Pedro Gallese, que estaba adelantado, reaccionó a tiempo para volar hacia su arco y sacar la pelota con esfuerzo. El peruano cayó con la rodilla izquierda sobre el caño que sostiene la red en la parte inferior del arco y pidió una rápida asistencia.
Solo el amor propio de Suárez sostuvo la ilusión de Inter por descontar. Pero entre Angulo, Muriel y Ojeda se hicieron un festín en cada contragolpe. El fastidio comenzó a alterar el estado de ánimo de los jugadores de Inter. De Paul abría los brazos, buscando una reacción de sus compañeros. Y lo mismo Suárez.
Orlando, en cambio, tocó y tocó en busca de nuevas oportunidades. De Paul tuvo una chance de frente al arco en la medialuna del área, pero su disparo se fue altísimo. Los últimos minutos del partido fueron un monólogo local. Y entonces Pasaalic quedó mano a mano con Ustari, que hizo un atajadón. Pero ante la pasividad de toda la defensa rosa, el croata volvió a recuperarla y la colocó junto al otro poste.
En cada contra hubo aroma a gol de Orlando, que no tuvo piedad. Si la diferencia no fue mayor fue gracias a Ustari, que a pesar de su error en el 3 a 1 se revolcó una y otra vez para evitar más tantos locales. Con este resultado, Orlando trepó al cuarto puesto con 44 puntos y ahora supera por dos a su vencido, Inter Miami, que quedó sexto en la Conferencia Este, con 42, aunque con tres partidos menos que sus rivales de Florida.
“Cuando no estás al ciento por ciento, cualquier equipo te gana. Hoy hubo un solo equipo, y fue Orlando. No jugamos con la intensidad que necesitaba este partido, nos superaron del primer minuto al último. Nos vamos muy dolidos, preocupado, y nos deja pensando que, si queremos competir, este no es el camino. Desde luego, el responsable soy yo, que soy el entrenador», aceptó Mascherano después del cotejo.
“Hoy no hay excusas, el fútbol es táctica, es talento, es organización, pero en el uno contra uno yo soy mejor que vos, y tener ese hambre y deseo de que no me vas a superar, y eso hoy no lo tuvimos. Me duele mucho, porque te pueden superar, pero hoy el equipo no tuvo la intensidad que requería el partido. Todos somos responsables; el primero, yo. No hay excusas, había un equipo que tenía más hambre que el otro. Me duele mucho ver la imagen que dejamos hoy”, insistió el DT.
