“¡Qué parejo arrancó este Abierto de Palermo! Va a estar muy entretenido». La frase, palabras más, palabras menos, fue escuchada el lunes pasado, después de la fecha inaugural del Campeonato Argentino Abierto de polo, desglosada en tres jornadas. Cuatro partidos, todos con marcado equilibrio y hasta alguna que otra sorpresa. Nada de goleadas ni de partidos definidos muy de antemano, de esos que invitan a dejar la butaca prematuramente para recorrer el predio del Campo Argentino y distraerse un poco.
“Esperá a que debute La Natividad La Dolfina y vas a ver dónde queda la paridad”, advirtió un viejo conocedor del alto handicap. Y fue así nomás: el equipo de los Castagnola y los Cambiaso puso el pie en Palermo y logró una victoria aplastante. Consiguió su octavo éxito consecutivo en la temporada, en la que marcha invicto y con los títulos de Hurlingham y Tortugas ya en el bolso. El triunfo sobre La Zeta Kazak, proveniente de la clasificación, por 22-11 no sorprendió a nadie. Quizá sí lo abultado de las cifras, sobre todo después de la dura exigencia a la que el conjunto de Nico Pieres y Pelón Stirling había sometido al otro favorito de la Zona A, UAE Polo, que sólo pudo imponerse por un gol (13-12).
¿Se terminó el Palermo equilibrado? Difícilmente podamos ser tajantes en esto. Se avecinan choques plenos de emotividad y ardua disputa. ¿No será tan divertido entonces? En absoluto. Si algo tiene el Argentino es que resulta muy diferente a todo lo conocido. Como si fuera una temporada distinta dentro de la Triple Corona.
Para La Zeta Kazak, ya pasó lo peor: le tocaron los dos mejores equipos del grupo en las fechas iniciales. Dejó una imagen muy grata en el primer compromiso y no pudo controlar al equipo más contundente de 2025, el de los 40 goles. El que muchos eligieron como máximo favorito y que, aún con oscilaciones, como las tuvo en algunos partidos, arrancó su camino en la Catedral con la seriedad del caso.
Hubo cierta nostalgia por ver a Adolfo Cambiaso y a Pelón Stirling rivalizar por primera vez en 17 años en Palermo, después de jugar 15 finales seguidas y de obtener 10 títulos juntos; el último de ellos, con Poroto Cambiaso incluido (2022). Amigos, vecinos, compañeros, compinches. Todo junto. Pero esta vez, en la cancha…
El partido casi que empezó a definirse sobre el final del primer chukker, cuando Barto Castagnola (sólido, lanzado al ataque a la menor oportunidad y con criterio de delantero) esperó a Lorenzo Chavanne cerca de las tablas, le robó la bocha e inició una carrera de 170 metros para marcar el 2-0. ¿Cómo puede quedar sentenciado un partido a los 7 minutos? Al advertir que La Natividad La Dolfina no es sólo productividad en ofensiva, sino también un facturador serial de los resquicios que ofrece el adversario.
Así como hubo partidos en los que recién se mostró en plenitud en los últimos chukkers, después de enredarse y de jugar más a la posesión que al espacio, facilitando el sistema de marcación del oponente, La Natividad La Dolfina dejó en claro cuál era el plan: que la bocha corriera más que los jugadores.
Pases al vacío, combinaciones, búsqueda invariable del compañero mejor ubicado, asistencias de calidad. Con traslado virtuoso cuando había metros de ventaja. Y sobre todo, rotaciones permanentes. Otra vez se lo vio a Jeta Castagnola tirarse atrás para armar juego, a Adolfito Cambiaso más suelto arriba y hasta a Poroto Cambiaso relevando a su primo Barto Castagnola. A veces con los tres primos saliendo desde el fondo y Cambiaso de punta. Riqueza en movimientos.
Y como agregado insoslayable, los cuatro estaban en un día fino en el taqueo, lo cual establece diferencias notorias con cualquier adversario. Desde pases largos hasta tiros a los mimbres desde larga distancia. Sonido seco, tomando la pelota con el centro del cigarro. Polo en su máxima expresión y eficacia. Hizo varios goles de entre 70 y 90 yardas, y con autores alternados. ¿La distancia mayor? Jeta Castagnola, para poner a su equipo 7-1 en el tercer chukker, desde unas 90 yardas.
Tenía La Natividad La Dolfina, en definitiva, todas las variables disponibles y, como contrapartida, la Zeta Kazak estaba concientizado de que iba a padecer la tarde de cualquier manera. Incluso pese a las apariciones de Chavanne y el empuje de Nico Pieres (goles incluidos), que le permitieron reacciones aisladas o bien disputar un fantástico séptimo chukker en el que se repartieron el dominio y los goles (7 en total, 4-3 para los ganadores). Pese a las diferencias en el score, el partido no perdió atractivos y hubo mucho de la modalidad “ataque por ataque”. Hasta el final. Por ello, también, La Zeta Kazak pudo llevarse una distinción personal: ganarle el octavo chukker (2-1) al equipo, por ahora, imbatible.
Se vendrán, ahora compromisos de distintas características para ambos. La Natividad La Dolfina se cruzará con Los Machitos, semifinalista en Tortugas (donde perdió precisamente contra los Castagnola y los Cambiaso) y revelación hasta ahí de la temporada, pero que fue sorprendido en su debut en Palermo por Sol de Agosto (16-15 en suplementario). Y para La Zeta Kazak, pensando en la temporada 2026, una “finalísima” con Sol de Agosto, uno de los oponentes con los que puede pelear mano a mano, pero sin favoritismos, tal como se está viendo por las características del torneo.
Se rompió la paridad en Palermo, pero no la concurrencia en mayor cantidad respecto de otros años. Los días sábado de torneo suele asistir más público que los domingos, por ejemplo, pero el promedio viene oscilando en las 6000 personas a partir de la iniciativa de permitir el ingreso gratuito a los partidos de los primeros fines de semana. La gente disfruta de los mejores exponentes del mundo de este deporte y de caballos de elite, en un lugar muy accesible, con mucho verde, y hasta puede interactuar con los cracks. “Un programón”, como suelen decir los protagonistas.


