Franco Colapinto se presentó este lunes en el programa El Hormiguero, de la televisión española. El joven piloto argentino, convertido en toda una revelación en la temporada 2024 de la Fórmula 1, habló sobre varios temas ante la audiencia del popular programa conducido por Pablo Motos. Aquí, las frases más destacadas:
El vínculo con Bizarrap: “Es un grande., un crack, una persona increíble. Es una leyenda argentina ahora, está haciendo todo bien. Él es el número 1 en lo que hace, y yo quería llegar a ser el número 1 en lo que hago yo, era un poco seguir su escalera, lo que hizo. Cuando lo conocí en persona me impresionó un montón, es un pibe super profesional, tiene los pies en la tierra, es humilde, amable. El chabón, casi sin conocerme, a ciegas, vino y me dijo: ‘Decime qué necesitás y yo te ayudo, te doy una mano, tranquilo. Relajá que vas a llegar, yo te voy a ayudar’. Y a mí me impresionó porque es una persona súper famosa y a ciegas me dijo decime lo que necesites, y me dio una mano enorme para llegar donde estoy ahí, estoy super agradecido con él”.
La llegada a la Fórmula 1: “Es peor que llegar al colegio a mitad de curso, el colegio es más barato, je. Si metí la pata… un poco sí, por algo estoy acá. Mi sueño de chiquito era ser piloto de Fórmula 1 y trabajamos mucho para eso. Mis managers me agarraron de pibe cuando caí en la Fórmula 4 en España, y nuestro objetivo en común era llegar a la Fórmula 1. Nunca sabés cuándo vas a llegar a la Fórmula 1, y no sabés cuándo vas a tener otra oportunidad, entonces siempre hay que estar preparado y luchar por eso. Yo desde chico luché por esto, y estuve preparado mental y físicamente para cuando llegara la oportunidad”.
Vivir solo en Italia con 14 años: “Era una locura total, un delirio, irte a vivir a un país que está a 12.000 kilómetros de distancia, sin nadie de tu familia. Vivía en un departamento arriba de una fábrica, no sabía hacerme la comida. De a poco aprendí algo de italiano, pero al principio era un desastre total. Me hacía el arroz en la pava eléctrica porque no sabía prepararlo, una locura. Estaba flaquito porque mucho no comía, era muy básico, sabía cortar frutas, no mucho más”.
El volante de la Fórmula 1: ”Es complicado, pero lo girás y lo manejás, es lo mismo que el auto tuyo. Hay muchos botones rojos, y la idea es no tocarlos, y otros que tenés que tocar todo el tiempo. Pero vas todo muy rápido, y al principio es como que estás medio desacostumbrado de esa velocidad, entonces cuesta estar enfocado, en qué tocar, en qué hacer, y después tenés un chabón en la radio que te habla cada cinco segundos, que el driver, de acá, no sé qué, cambiá esto, cambiá lo otro… y yo al principio no podía ir derecho por lo gris, iba por el pasto. Me hablaba un francés en inglés y no le entendía nada. Entonces, hacía lo que podía, pero hasta entender qué botón debía apretar me llevaba un par de minutos, y la idea es hacerlo al toque. Hubo un par de casi pardas. Hay un botón que lo activás y se te apaga la energía eléctrica, que te da 300 o 400 caballos más de fuerza, es una parte que se va regenerando con las vueltas. Había que resetearlo porque algo había fallado, había que tocarlo dos veces para apagar y prenderlo. Esto, mientras vas a 300, o en una curva que no podés hacer nada. Solamente lo apagué y me quedé sin potencia, iba despacito el auto. No lo encendí de nuevo, hasta que pude arrancarlo de vuelta”.
Cómo lavarse el mono de piloto: “¿Si es verdad que me duchaba con el traje de piloto puesto? Sí, quién fue el hijo de p… que te contó. Sí, bueno… Es complicado lavarlo. Yo no sabía y un día, por querer lavarlo, rompí uno. Lo metí en la lavadora, no sé qué le puse y se me achicó, no me entraba más. El siguiente paso, en un hotel, se lo dejás a los chicos para lavarlo y tardan cinco días, entonces necesitás algo más dinámico, y mi manera de hacerlo era ducha, usar champú, y una vez que va cayendo, se iba lavando. Pero después del mono me lavaba yo, ¿eh? Fue una cosa un poco novedosa, hubo otros que empezaron a hacerlo. No estaba del todo mal la idea, sé que suena raro, pero podés controlar bastante bien las acciones. Hay que darle con el secador una hora después”.
LA NACION