Algunos buques petroleros están evitando ir a Venezuela después de que el presidente estadounidense Donald Trump amenazó con un «bloqueo» a los cargueros de crudo sancionados que entran o salen del país sudamericano, en una marcada agudización de la campaña de presión de la Casa Blanca sobre el mandatario Nicolás Maduro.
Trump publicó el martes en redes sociales que ordenó un «bloqueo total y absoluto de todos los buques petroleros sancionados» que entran y salen de Venezuela, una medida que amenaza con sofocar los ingresos de la nación que tiene las mayores reservas de crudo del mundo, las cuales son cruciales para que Maduro conserve el poder.
No está claro exactamente a qué se refería Trump con sus amenazas. Las sanciones de Washington adoptadas durante su primer mandato hacen ilegal que los estadounidenses compren petróleo crudo de Venezuela sin una autorización del Departamento del Tesoro.
Además, se han impuesto sanciones a cientos de embarcaciones, parte de una enorme flotilla fantasma de buques —a menudo envejecidos— que ha proliferado en años recientes para transportar petróleo a nombre de Irán, Rusia, Venezuela y otros adversarios de Estados Unidos que enfrentan sanciones.
Algunos barcos sancionados están modificando su rumbo
Al menos 30 buques sancionados navegan cerca de Venezuela, según Windward, una compañía de inteligencia marítima que ayuda a las autoridades estadounidenses a identificar a la flotilla fantasma. Algunos han comenzado a modificar su rumbo, tal vez por miedo a enfrentar el mismo destino que el Skipper, una embarcación sancionada que las fuerzas estadounidenses incautaron cerca de Venezuela la semana pasada.
Momento del abordaje del buque Skipper por la marina de Estados Unidos. Foto: AP«Está bastante claro que esto ha interrumpido los flujos de energía hacia y desde Venezuela«, declaró Michelle Wiese Bockmann, analista en Windward. «Cada hora que rastreamos a estos buques vemos embarcaciones petroleras que se desvían, deambulan o modifican su comportamiento«.
Una de ellas es el Hyperion, que había estado navegando hacia el puerto venezolano de José antes de hacer un giro de 90 grados a primera hora del miércoles y dirigirse al norte, alejándose de Sudamérica.
El buque, que solía formar parte de la flota estatal rusa de transporte, es uno de los 173 barcos que fueron sancionados durante los últimos días del gobierno del presidente estadounidense Joe Biden por presuntamente facilitar las ventas de petróleo ruso, en violación de las sanciones impuestas a Moscú por su invasión a Ucrania.
Después de las sanciones, el buque cambió su bandera de las Comoras a la de Gambia. Pero esta nación de África Occidental eliminó en noviembre al Hyperion —y a decenas de otros buques— de su registro de barcos administrado de forma privada por el presunto uso de certificados falsos en los que se alegaba que habían sido emitidos por su autoridad marítima.
La propiedad del buque también está oculta bajo múltiples capas de empresas fantasma, algunas de ellas registradas en Dubái, Emiratos Árabes Unidos.
«Es evidente que está en una posición para ser incautado«, declaró Wiese Bockmann.
Venezuela y su dependencia de buques fantasmas
Venezuela tiene una flota fantasma, pero hasta ahora su petróleo no sancionado no ha sido afectado.
Desde que el primer gobierno de Trump impuso sanciones severas al petróleo de Venezuela en 2017, el gobierno de Maduro ha aumentado su dependencia de una red de buques petroleros clandestinos para contrabandear una parte creciente de los aproximadamente 900.000 barriles de petróleo por día que produce la nación miembro de la OPEP.
Venezuela tiene una flota fantasma, pero hasta ahora su petróleo no sancionado no ha sido afectado. Foto: ReutersLos buques sancionados transportaron aproximadamente el 18% de los envíos internacionales de Venezuela durante el segundo semestre de este año, frente al 6% en la primera mitad del año, según Jim Burkhard, jefe global de mercados petroleros y movilidad en S&P Global Energy, empresa especializada en proporcionar información y análisis sobre energía.
Burkhard dijo que, si bien los suministros a China —el principal destino de la mayoría del petróleo venezolano— podrían verse afectados, no prevé que ocurra una interrupción de gran magnitud en los mercados petroleros.
«La volatilidad o incertidumbre en torno a Venezuela no es nueva; no es una sorpresa impactante«, apuntó. Los mercados también reaccionan más cuando los suministros de petróleo son escasos, y «el mercado actual no está ajustado. Hay mucho petróleo«.
Por ahora no se ven afectados los aproximadamente 143.000 barriles por día de crudo pesado venezolano enviados a las refinerías estadounidenses a lo largo de la costa del Golfo de México, gran parte de ellos transportados por Chevron, que tiene una exención para operar en Venezuela.
Un petrolero de Chevron cerca del puerto Bajo Grande, en Venezuela. Foto: Reuters«Las operaciones de Chevron en Venezuela continúan sin interrupciones y en total cumplimiento con las leyes y regulaciones aplicables a su negocio, así como con los marcos de sanciones proporcionados por el gobierno de Estados Unidos», señaló el portavoz Bill Turenne.
Aún así, para los actores clandestinos de la industria, la amenaza de Trump de un bloqueo representa un cambio de paradigma.
«Ya hay barcos que han decidido no salir de Venezuela por miedo a ser incautados, y también hay barcos que se dirigían a Venezuela para cargar crudo que decidieron regresar«, expresó Francisco Monaldi, experto en petróleo venezolano de la Universidad Rice en Houston.
Eso es una buena noticia para los océanos, donde cientos de embarcaciones —muchas de ellas sin seguro y mal mantenidas— eran una amenaza constante.
«Muchos de estos no son más que cubos de óxido flotantes«, dijo Wiese Bockmann, la analista de Windward. «Así que independientemente de las sanciones y las razones geopolíticas por las que han sido sancionados, es bueno tener una estrategia para lidiar con ellos y sacarlos del comercio«.

