En el verano de 2022, los investigadores se adentraron en las selvas de la región del Alto Mayo de Perú en busca de criaturas desconocidas.
Esta región remota pero poblada había experimentado una deforestación significativa, por lo que el equipo no esperaba encontrar mucho.
Pero el primer día, los investigadores descubrieron una nueva especie de salamandra trepadora.
«Estaba muy emocionado», dijo el líder de la expedición, Trond Larsen, quien es director sénior de biodiversidad y ciencia de los ecosistemas en Conservation International, una organización sin fines de lucro.
Y los descubrimientos no terminaron allí.
Poco después se descubrió una nueva especie de mariposa, seguida de una nueva especie de ardilla.
Luego llegó el hallazgo más sorprendente de todos:
un ratón que nada con patas palmeadas.
Míticos
«Los roedores anfibios son casi míticos para los expertos en mamíferos», dijo Larsen.
«Son uno de los grupos de mamíferos más raros del mundo.
He estado en muchas expediciones en las que los hemos buscado sin descanso y no hemos encontrado nada».
Durante su expedición de 38 días, Larsen y su equipo descubrieron 27 especies nuevas en Alto Mayo, incluyendo cuatro mamíferos, ocho peces, tres anfibios y 10 mariposas.
El equipo también encontró docenas de especies raras y en peligro de extinción, algunas de las cuales no se sabe que existan en ningún otro lugar de la Tierra.
En un informe publicado el viernes por Conservation International, Larsen y su equipo sostienen que los descubrimientos en Alto Mayo demuestran que los hábitats fuertemente influenciados por las personas aún pueden sustentar altos niveles de biodiversidad y los conservacionistas no deberían descartarlos.
Enclavado entre los Andes y el Amazonas, Alto Mayo es un exuberante mosaico de selvas, humedales y terreno montañoso.
Cientos de miles de personas consideran Alto Mayo su hogar, sin embargo, se ha documentado poco sobre las plantas y los animales que viven en esta accidentada región.
El viaje patrocinado por Conservation International recorrió los sinuosos ríos de Alto Mayo, las imponentes copas de los árboles y los suelos forestales en busca de especies desconocidas.
«La gente había estado operando bajo el supuesto de que con tanta influencia humana, no habría una biodiversidad muy alta», dijo Larsen.
“Pero encontramos exactamente lo contrario”.
Sorpresa
Larsen dijo que él y su equipo estaban “impresionados” por la cantidad de nuevas especies que descubrieron.
Otros descubrimientos incluyeron una especie de anguila de pantano que puede sobrevivir durante largos períodos en la tierra y un bagre acorazado con una nariz blanda y bulbosa.
“Se parece mucho a especies estrechamente relacionadas, excepto por la cabeza, que tiene esta enorme estructura similar a una gota”, dijo Larsen, y agregó que el propósito de la gota era “un completo misterio”.
Prosanta Chakrabarty, profesor de ictiología, evolución y sistemática en la Universidad Estatal de Luisiana, calificó al pez de “extraño”.
Chakrabarty, que no participó en la expedición, propone que este pez Frankenstein puede usar su nariz similar a la de un calamar para detectar presas escondidas en el lecho del río.
El hecho de que todavía se encuentren “bichos raros” como este “muestra cuántas especies de peces aún quedan por descubrir”, dijo.
En total, el equipo identificó más de 2.000 especies durante la expedición en Alto Mayo, 49 de las cuales están consideradas en riesgo de extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
“Hay mucha agricultura y conversión de tierras en el área”, dijo Reynaldo Linares-Palomino, biólogo tropical del Instituto Smithsonian de Biología de la Conservación.
“A pesar de eso, este equipo logró documentar nuevas especies, lo cual es emocionante”.
Linares-Palomino, quien no participó en la expedición, dijo que los descubrimientos resaltaron la necesidad de conservación en Alto Mayo.
“Las iniciativas de conservación existentes no son suficientes”, dijo.
Conservar el hábitat en paisajes dominados por humanos como Alto Mayo es difícil debido a la presencia de tanta gente.
Restaurar paisajes que alguna vez fueron despejados para la agricultura será costoso y políticamente difícil.
“Será una tarea muy, muy desafiante”, dijo Linares-Palomino.
Pero una expedición que identificó tantas especies nuevas fue un gran primer paso hacia la protección de las maravillas naturales de Alto Mayo.
“Necesitamos seguir documentando la diversidad de organismos que nos rodean si queremos entender qué está sucediendo y las mejores formas de gestionar nuestro medio ambiente”, dijo Linares-Palomino.
c.2024 The New York Times Company